HECTOR DE LIMA |
- Recuerda que soy Luzbel,
expulsado del Paraiso, pero mis poderes permanecen intactos. Si tu no quieres
convertirte en Rey, yo tendré que hacerlo. Para ello utilizare tus propias
palabras, tu poder de convencimiento. También como tu, hablaré a los pobres y
les diré “ Vengan a mi los pobres que de ellos será el reino que implantaremos
en la tierra, y a los que se opongan los eliminaremos a sangre y fuego, serán
erradicados de los Congresos, sus títulos pateados, pisoteadas sus obras,
aunque hayan sido nombrados por esos mismos pobres. No permitiremos el
pensamiento libre, solamente una doctrina, un solo líder, un solo ejercito, un
solo pueblo y un solo gobierno.
Fundaré una nueva Iglesia, el
comunismo como Iglesia en la forma de un partido político. Pero seremos mucho
más que eso. Mis discípulos serán como apóstoles entregados a un solo dios, la
revolución entre los hombres. Ellos amarán a la revolución por encima de todas
las cosas, “dentro de la revolución todo, fuera de ella nada”(*)1. Serán
leales a ella y buscarán la absolución de sus pecados en la absolución de la
historia. (*)2 No será el reino del cielo, será el reino de la tierra, hoy,
ahora. Como tu, seré el ungido para consolar a los oprimidos y liberar a los
cautivos, daré conciencia de clase a esos oprimidos y les enseñare a odiar a
quienes los oprimen y los explotan. Combatiremos la explotación del hombre por
el hombre y crearemos una nueva entidad: el Estado Comunal. La comunidad
representada en un gobierno de comunas, con un líder que los guie por siempre,
hasta el fin de los siglos, de padres a hijos y de hijos a nietos. Un comunismo
monárquico. Ellos trabajaran para ese estado sin exigir nada, y no como tu que
todo lo das a cambio de un reino en el cielo y en el más allá, como lo has
decretado tu en tu iglesia sin derecho a reclamos.
Jesus escuchaba.
Utilizaremos tus enseñanzas, la
forma de organización de tu iglesia, para organizar nuestro partido. No
destruiremos tus templos, pero permanecerán vacíos porque les enseñaremos a los
hombres que tu religión “es el opio del pueblo”(*)3 Aprenderán un nuevo
catecismo “el materialismo dialéctico” y aprenderán a valerse de si mismos sin
la ayuda tuya.
Imitaremos tu iglesia y al igual
que la tuya no existirá propiedad privada, nuestros apóstoles y discípulos
serán como los tuyos y aprenderán a vivir sin ser dueños de nada. Estar al lado
de la revolución será su premio, vivirán y se sacrificarán sin esperar una
recompensa cuando mueran, simplemente la conciencia del deber cumplido con la
revolución y con la historia. Algunas de tus enseñanzas serán cambiadas por
supuesto. No es posible amar a todo el mundo y a los enemigos menos. Le daremos
a los pobres la doctrina de la redención, que consiste en el odio
revolucionario, el odio justiciero, aunque justicia y odio no se avengan el uno
con el otro, odio contra los opresores, el odio de clase. Sabemos que en el
reino del odio no puede existir la felicidad del amor, pero reinara la paz. “Mi
paz os dejo mi paz os doy”. - ¡Lo dijiste tu! No será la paz del amor, lo
sabemos pero será la paz al fin, la paz del miedo.
Crearemos una iglesia con un fin político, con
un brazo armado que defienda el orden estatuido. Sabemos que algunos de esos
generales amasarán grandes fortunas. No importa, utilizaremos esas fortunas
para cautivar a las masas, los impulsaremos a saquear los almacenes de los
explotadores, acusaremos a los banqueros de ladrones del templo y armaremos un
solo banco, de esa manera consolidaremos nuestro reino. Asi como tu iglesia me
tiene a mi que soy el culpable de todas las tragedias y de todos los males,
nosotros también inventaremos un culpable, acusaremos al Cesar Imperial Obama
de todos los denuestos del género humano y aunque por razones tácticas debamos
aliarnos a él y venderle nuestro petróleo, nuestra estrategia será suplantarlo
y como tu, nuestro reino no tendrá fin, nuestros dirigentes serán colocados en
sarcófagos de vidrio y expuestos uno a uno en una plaza donde los nuestros
puedan visitarlos.
El demonio continuó
Haremos una revolución pacifica
pero armada hasta los dientes, porque las ideas del Reino de este mundo deben
defenderse. Nuestro reino será aquí, no como el tuyo allá en el cielo. Tu proclamaste:
“Vengan a mi los pobres porque ellos serán bienaventurados en cielo”. Nosotros
proclamaremos “proletarios del mundo uníos, que el reino de la clase obrera
esta cerca”. Tu dijiste que habías sido ungido por tu padre para liberar a los
oprimidos y que venias a liberar a los cautivos. Nuestros líderes serán como
los tuyos, hablarán y predicarán a los pobres y los pobres se sublevarán en
contra del orden establecido.
Jesus le respondió:
- Escrito está que habrán falsos
ídolos y falsos profetas que hablaran en mi nombre, y hasta formarán una
iglesia pero por sus frutos los conoceréis. Traerán el hambre a aquellos que
dicen querer alimentar, la escasez se arrinconara en sus mesas, los seres se
sentirán inseguros y deberán morar dentro de sus casas. El crimen y la
mortandad imperará en las ciudades donde ya nadie sentirá confianza. Esos serán
sus frutos, hambre, racionamiento, inseguridad, hipocresía, los seres vivirán
fingiendo, el miedo se apoderará de ellos y la vida no tendrá ningún precio.
- ¡Mi rebelión es en defensa de
los tuyos! -Exclamó el Angel de la Muerte! Tus hermanos judíos quedaran
desamparados, Tito Vespasiano los expulsará de la ciudad sagrada y Jerusalem
quedara arrasada.
“sin su Dios que moraba en el Santo
Tabernáculo, sin sacerdotes que dirijan su culto, vagaran errantes en su propia
ciudad destruida, se refugiaran en el culto de las escrituras y querrán
reconstruir el templo otra vez, pero no habrá nadie para reconstruirlo. Tus
hermanos quedarán desamparados, expulsados de su ciudad sagrada. A partir de
entonces se refugiaran en la oración, la ley del Torá, las reuniones de la
sinagoga y el trabajo silencioso. Sufrirán la peor de todas las derrotas,
perderán a Dios.”(*)4
El demonio continuo.
-Pero yo les daré uno, etéreo,
indescifrable, identificado por cada uno a su propia semejanza, un dios
palpable dentro y fuera de sus casas, inapelable, por encima de todas las
cosas. Crearemos el altar de la Revolución y el partido será nuestra iglesia.
Los que pertenezcan al partido estarán protegidos. La Revolución será un dios
justiciero a nombre del cual se podrá sacrificar el género humano. Un Dios
parecido a ti, sin figura, representado por un ojo dentro de un triángulo que
lo vigila todo, que todo lo ve, todo lo escucha, todo lo reporta y todo lo
informa. Ese ojo lo colocaremos en cada fabrica, en cada plaza, en cada
escuela. Será omnipotente como el ojo tuyo.
-Igual que tu tendremos nuestros
mandamientos. Amarás la revolución por encima de todas las cosas y serás fiel
al partido y al Estado. Los hijos denunciaran a los padres cuando no sean
buenos comunistas. Si lo haces bien, la historia te absolverá y serás
reconocido por los siglos de los siglos.
-O sea que el comunismo es una
religión.
-Substituye tu religión y busca
un reino, el reino de la clase obrera.
El Angel Caido miró a Jesús.
Pensaba que lo había derrotado, sintió su angustia y su soledad. Creyó que
buscaría a su padre, que exclamaría “Padre, Padre, porque me has abandonado”
Jesus le respondió:
-Podrás construir un reino, crear
falsos dioses, alimentar falsas esperanzas. Pero las puertas de tu infierno no
prevalecerán sobre mi iglesia porque te privaré de lo único que no podrás darle
a los tuyos: libre albedrío. He sembrado
la libertad en el corazón de la humanidad,
son libres de amar a su verdadero
Dios y de escoger su camino en libertad. “La Verdad os hará libres”. La
libertad es el único bien del cual no podrás disponer porque es la antítesis de
tu reino. Entiende, mi reino es el REINO DE LA LIBERTAD, el tuyo es el REINO DE
LA IGUALDAD. El otro bien del cual no podrás disponer es el AMOR. Con estas dos
cosas construiré mi reino. La libertad y el amor serán los pilares. El odio y
la igualdad serán los tuyos. Mi revolución convive con la libertad. La tuya
busca la igualdad, pero la igualdad no es una virtud ni es tampoco justa, por
cuanto os hice diferentes. “Diferente será tu voz, el iris, las huellas de tu
mano y los cromosomas de tu pelo”. No me parece justo que siendo diferentes
propongas la igualdad como paradigma de tus hechos. Os hice diferentes e
iguales ante los ojos de Dios, porque mi padre no mira razas, ni tamaños, ni
sexos. Mi padre mira las almas y todas son iguales ante sus ojos. Es cíerto que
imitarás mi voz y dirás “vengan los pobres a mi reino”, “proletarios del mundo
uníos” pero estarás condenado a unirlos a nombre del odio de clases, no a
nombre del AMOR. Hablarán de solidaridad, pero se verán como enemigos, hablaran
del amor pero sentirán la desconfianza, el temor y el miedo estará en sus
corazones. Yo hice a los hombres libres, la libertad es parte de sus genes, es
su naturaleza, la igualdad no, los hice diferentes. Podrás imponer un solo
pensamiento, ellos buscaran otros, un solo periódico, ellos leerán a
escondidas, un solo radio, ellos escucharán otras voces, les darás radios de un
solo botón, ellos se las ingeniaran para colocarle otros canales.
Jesus continuo. Se había
incorporado y levantaba el dedo de su mano.
No podrás explicarte como esos jóvenes que
nacieron en tu reino, que los amamantastes en esa religión de la igualdad, son
los primeros en huir y buscar otros derroteros. Es su naturaleza, mi marca de
la creación, los genes de la LIBERTAD sembrados en ellos, por eso tu reino es
un reino perecedero, no alcanza a vivir ni siquiera un siglo, un día amanece y
ellos mismos se reconocen y los muros que has construido para contener la
libertad, se desmorona, se deshace como arena ante el tiempo.
“Bienaventurados los humildes
porque de ellos será mi reino.
- El demonio interrumpió a Jesús.
-Mis discípulos son perseguidos,
obligados a vivir en la oscuridad como los tuyos en las catacumbas, la maldad y
el odio de los tuyos nos marginan, atacan nuestras protestas, encarcelan a los
nuestros, acallan nuestras voces y destruyen y queman nuestros libros.
-Los que te persiguen a ti no me
pertenecen. Por eso precisamente he sido enviado por mi padre, para enfrentarme
a esos que te martirizan, porque es un mundo injusto. Por eso tome el látigo y
los saqué del templo, por eso me enfrenté al poder constituido.
Jesus hizo una pausa y agregó:
-Los que hoy te persiguen no son
discípulos míos. Yo he venido a decirle al mundo que existen dos caminos, el
tuyo que busca el reino de la igualdad y el mío, el reino de la libertad. Que
es posible para los hombres construir una sociedad donde reine la libertad de
creación personal, donde el estado no limite las almas libres, donde sea
posible amar a Dios y amar al prójimo, donde los hombres puedan venir a mi
Padre a través mío, trabajar y enaltecer a su familia, donde exista la libertad
de trabajar y atesorar la abundancia sin perder su solidaridad al prójimo,
donde los hombres puedan crear leyes en busca de la perfección y la ética que
enseño, será el comienzo del amanecer del reino. En el tuyo tu suprimes la
libertad de mercado, no puede prosperar la libertad individual, porque en
cuanto los dejas libres destruyen el reino de la igualdad, dejan de ser
iguales. ¿Crees que porque todos tengan lo mismo, vistan igual, tengan las
mismas limitaciones, son iguales? Te equivocas, aun así, dentro de tu falsa
igualdad siguen siendo diferentes. Para consolidar tu reino, destruiste lo
existente, la propiedad individual, la libertad de mercado, la libertad de
creación.
Lucifer interrumpe y dice:
-Hemos dado libertad para crear,
facilitado universidades y los centros de cultura para la creación individual.
-Pero limitaste esa creación a
tus parámetros: “Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada” y
lo que es peor, limitaste la libertad de hacer con el producto de su trabajo lo
que su espíritu quisiera. Cerraste las fronteras y prohibiste el libre tránsito
de bienes y personas, aboliste la propiedad de la tierra y la propiedad de la
vivienda y estableciste solo su uso. La permuta nació por generación
espontánea.
A nombre de la igualdad dijiste
que destruirías la explotación del hombre por el hombre pero creaste una
explotación aun mas humillante. La explotación del hombre por el Estado
Comunal, que nadie sabe como es ni como se come. Tu reino de la igualdad
perecerá como el muro de la ignominia que alcanzo ciento veinte kilómetros de
hormigón y alambradas y a base de oraciones y de seres que buscaban la libertad
que tenían adentro, se deshizo en el tiempo y se convirtió en polvo ante los
ojos atónitos de los mismos demonios que lo custodiaban, ningúno de los tuyos
podrá atentar contra mi iglesia.
Luzbel lucia desconsolado. Se
sentó en las mismas hierbas donde antes estaba Jesús y colocó su cabeza entre
sus manos. Estaba irremisiblemente derrotado. Si la libertad era un sentimiento
que venía en los genes el reino que quería construir pertenecía al mundo
fantasioso de la utopia.
-Quise construir un hombre nuevo
-dijo Donde solo existiera la solidaridad, que los seres se vieran como
hermanos, sin jefes y sin explotados. No existe. Es un sueño que pertenece al
mundo de la utopía, tal vez solamente la poesía pueda comprenderlo.
1 Fidel Castro
2 La Historia me absolverá Fidel Castro
3 Carlos Marx
4 Flavio Josefo La Guerra de los Judios
Hector De Lima
hectordelima@gmail.com
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