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sábado, 11 de octubre de 2014

PEDRO R GARCÍA, EN LA CARTA NATAL Y ASTROLÓGICA DE VENEZUELA, ¿ESTÁ LA CLAVE DE LA TRIBULACIÓN POLÍTICA EN EL PAÍS?, PUNTO DE QUIEBRE,

Algunos venezolanos hemos observamos con estupor como significativos sectores de la sociedad y especialmente en niveles intelectualmente “destacados” se revela  el desarrollo de una especie de inclinación hacia el esoterismo. 

Parecieran estar buscando salidas a la crisis que sofoca al país, en un acto de prestidigitación, o un milagro de los tantos que registra nuestra Iglesia católica para consuelo de muchos o que un trance algún nigromante los dote de una especie de manual profético , que les detalle como articular una oposición política, como discutir con todos lo venezolanos un proyecto de país inclusivo. Que les indique además los mecanismos que les permita articular ese propósito y seleccionar un candidato que sea el guía, potable a los ojos de todos los venezolanos que nos sitúe en el plano de dar una dura batalla y de paso desaloje por la vía fáctica de Miraflores a este gobierno.

“Negar un hecho, es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”. Isaac Asimov

Ubicando algunas pistas…
Sin duda alguna las interpretaciones astrológicas tienen un término desde mucho antes de que se originaran las revoluciones del neolítico, tal como lo explican las catas irrefutables resultado de las excavaciones e investigaciones arqueológicas, cuyas mejores expresiones son hasta el presente, las más antiguas de que se tienen referencia constatable, desarrolladas en el creciente fértil mesopotámico expandido en las distintas ciudades-estado sumerias.
De ese discernimiento antiguo, se derivaron numerosas cepas del conocimiento actual, pero las dos rolas más gruesas de ese árbol que aún se conservan y tienen pertinencia en el mundo moderno son la Kabalá y la Astrología. Por supuesto que desde estos dos cimientes se han derivado a partir de aquel tiempo en disímiles formas de interpretación, esotéricas y exotéricas, es decir, que han nacido de cada una de ellas y poseen expresiones concretas conforme a su adopción por las naciones de otros confines distintos al de su origen.
Pero no se trata de extenderme sobre este desarrollo del pensamiento, cuyas aristas están en la genética del pensamiento científico y filosófico. De lo que se trata es de caracterizar que en atrevido intento de replicar lo que plantea el orden del manual del conocido astrólogo, Reynaldo Dos Santos  y apelado por los astrólogos que se dice políticos, que posiblemente estén bien estructurados. Pero al  indagar lo referente al subtítulo llamado Carta Astral vemos que el autor lo resume e incluye en el aparte de lo que denomina los conceptos astrológicos.
De antiguo en esa materia toda interpretación estaba vinculada a lo que hoy llamamos Nación o Pueblo. Así en el Súmer, cada ciudad-estado, por ejemplo, Ur, sus intérpretes y observadores del cielo, desentrañaban las señales del movimiento de los astros para la ciudad de Ur, para salvaguardar, sus intereses como pueblo y nación. Así se decía “viene tal acontecimiento para el pueblo de Ur”. También, nativos de esta ciudad, migraron en busca de nuevas tierras, llamada especialmente como “tierra prometida” “el Cannán”, hastiados de los acosos de acadios y babilonios, dirigidos por un señor llamado Abrán ( o Abrahán), patriarca de la judeidad y padre de los ismaelitas  (árabes) y de los issacitas (hebreos). Así a partir de este hecho se decía “viene tal acontecimiento para el pueblo judío”. En el camino se fueron desprendiendo en la búsqueda de esas tierras las otras once tribus que marcharon por caminos propios y distintos. Llevaban como bagaje tanto lo astrológico como lo numerológico para esclarecer las incógnitas que se le exhibieran o para vaticinar aquellas que pudieran presentárseles. Pero sin duda alguna los intérpretes sabían a la perfección la cronología como pueblo originario y a partir de esta comprensión fijaban los tiempos faustos (fastos) y los infaustos (nefastos). El principio de los períodos faustos estaba señalado en cada nacimiento social que contribuía a etápicamente al robustecimiento del espíritu de nación y de pueblo; siendo lo contrario a ello lo caracterizado por la destrucción, el desasosiego y la desesperanza: lo Nefasto.
Hasta el presente sólo el perseguido eterno pueblo de Israel se ha conservado como tal en más de cinco mil setecientos años de prolongación y sobrevivencia.
Siempre ha movido mi curiosidad estos análisis de pretendidas Cartas Astrales de Venezuela, porque parten de una fecha occidentalizada y afincados allí analizan, las más de las  veces.
Para examinar el período actual a partir de la llamada Carta Astral hay que tomar en cuenta las cronologías de lo originario, que es en todo caso el nacimiento de un pueblo (en este caso Venezuela), es decir, inicialmente su Carta Natal, del que se deriva el concepto de Nación, pero que histórica, etnológica, arqueológicamente y etológicamnte, la encontramos asentada sobre un territorio perfectamente definido, que le da estatuto de País. Hay que advertir, para encauzar el problema en su justa dimensión, como por ejemplo puede existir una nación, como el caso de la gitana, que no constituye País porque no tiene ni está asentada en un territorio propio. Los pueblos, integrados por hombres que conservan casi de manera similar, las mismas etapas o fases de un ser humano: nacen, crecen, se desarrollan, se emparejan y/o mezclan, se reproducen, adquieren madurez, experiencia, se interrelacionan, envejecen y finalmente mueren, no sin dejar antes de su caída nuevas vidas que  continúan en cumplimiento de la ley de polaridad (de lo viejo a lo nuevo). En el caso comentado la Nación Venezolana, estaba  constituida inicialmente por asentamientos o agrupaciones sociales, nómadas o sedentarias, que la identifica respecto a las demás naciones existentes en ese momento del pasado remoto, las características culturales que le son comunes como la etnia, lengua, religión, tradición o historia común, cuya relación ha sido establecida, en el caso de referencia a la tierra precolombina venezolana, que simboliza, etápicamente, inclinada a constituirse en la madre social, al factor femenino recipiendario, a la espera del factor masculino que se le ayunte y fecunde, que es lo que  científicamente hoy denominamos como etapas o periodos, los cuales para el caso son: el Paleoindio (definida dicha etapa conforme a los Restos Arqueológicos encontrados en El Camare, Las Lagunas (15000.12000 a.C.), El Jobo (10000-8000 A.c.), Las Casitas (8000-5000 a.C.); Estado Falcón, Manzanillo (13000-10000 a.C.), Estado Zulia, y, Tupuken (6000-3000 a.C.), Estado Bolívar, el mesoindio y el neoindio), comprendida entre los años 15.000 y 5.000 a. C. en la que hubo grandes cambios climáticos en Venezuela, dónde el antiguo venezolano que habitaba estas tierras era un cazador de grandes animales como  los mastodontes y megaterios, que Vivian al aire libre en pequeños grupos que acampaban y cazaban en los valles, montañas y costas del noroeste del país), el Medoindio,  comprendida entre los años 5.000 y 1.000 a. C., en la cual los cambios climáticos y las modificaciones de fauna y vegetación van a significar un cambio o salto cualitativo en las condiciones de vida, en la cual comienzan a extinguirse los grandes mamíferos y los antiguos habitantes van a deslizar su condición de recolectores-cazadores, para convertirse en recolectores de conchas marinas y pescadores, que va a definir a esta etapa conforme a lo que atestiguan los restos Arqueológicos hallados en Cubagua (2235 a.C.) Estado Nueva Esparta, Manicuare (1930-1190 a.C.). Carúpano, Estado Sucre, Pedro García y Punta Gorda (1795-80 a.C. 165 d.C.),   Estado Sucre; el Heneal y Cero de Las Iguanas, Tucacas, Estado Falcón y Zonas costeras de Zulia, Falcón y Sucre y las islas frente al noreste de Venezuela. El Neoindio: Esta etapa estará comprendida entre los años 1.000 a. C. y 1.500 d. C., en el cual encontramos la presencia de una agricultura intensiva y extensiva de granos y tubérculos (yuca en el oriente, maíz en el occidente y papa en la cordillera andina), así como la cerámica y el establecimiento de comunidades de mayor población y la aparición de grandes movimientos migratorios y sus referencias culturales que van a operar desde el occidente hasta el lago de Valencia y desde el sur hacia el centro, que definen  esta etapa,  conforme a las áreas culturales y grupos indígenas presentes, según los estudios de reconstrucción del pasado prehispánico hasta el siglo XV, realizados por Miguel Acosta Saignes, así como sus seguidores, la Tierra de Gracia Prehispánica para la época del descubrimiento, ha sido dividida en diez áreas culturales: Recolectores Occidentales, Pescadores del Lago, Caribes Occidentales, Timoto-Cuicas, Arawacos Occidentales, Caribes de la Costa, Recolectores, Cazadores y Pescadores, Área mixta de Guayana y  Otomanos. Durante este período se combinan la caza y la recolección. Algunos cazadores y recolectores de frutos se desplazaron hacia las áreas costeras y se dedicaron básicamente a la pesca y a la recolección de conchas marinas. Las conchas, además de servirles de alimento, eran utilizadas para elaborar anzuelos y gubias. Los recolectores marinos del mesoindio eran comunidades seminómadas, agrupadas en bandas, que complementaban su alimentación con productos de la caza y con vegetales. Construían canoas para la navegación, y fabricaron metates para moler, redes de pesca, anzuelos de conchas, hachas, cinceles de concha, y demás. Es el período más reciente y que supone mayor complejidad tanto en labores de subsistencia como en las formas de organización política y social de las comunidades aborígenes de Venezuela. El cambio más importante en este sentido fue la introducción de la alfarería. Esta permitió la fabricación de nuevos instrumentos, además de los que ya se producían con elementos naturales como la piedra y la concha. Igualmente posibilitó la conservación de los alimentos sólidos y líquidos y su mayor duración. Tales avances fueron de una influencia determinante en el desarrollo de la agricultura y en la estabilización de la vida sedentaria. Los cultivados se iniciaron en el bajo Orinoco y luego se extendieron por todo el territorio. Los agricultores venezolanos evolucionaron hasta alcanzar la vida aldeana, sin alcanzar el desarrollo de ciudades. Los que se ubicaron en las áreas bajas, cercanas a los ríos, lagos y costas, se dedicaron a una agricultura conservadora basada principalmente en el cultivo de raíces como la yuca, y aprovechaban los recursos de las selvas y ríos para cazar, pescar y recolectar frutos. Los plantadores de las áreas altas, llegaron a desarrollar técnicas de cultivo como el riego, la construcción de canales, silos y terrazas, cultivaron el maíz, y tuvieron una vida política, social y económica más compleja. Durante este período los agricultores convivían con otros grupos que apoyaban su subsistencia en la caza, la pesca y la recolección sin practicar la agricultura. (Volveremos sobre el fondo del tema).

Pedro R. Garcia M.
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