“Donde pisa el caballo de Atila no crece la
yerba” La sentencia atribuye a Othar la autoría de los desmanes cometidos por
los secuaces del cabalgante: borracheras escandalosas, violación de mujeres y niños de ambos sexos,
pillaje, crímenes horrendos y generalizados contra cuanto ser humano topara con
la horda comandada por el Rey de los Hunos. Pero Othar era un caballo.
ATILA, EL ENVIADO DEL INFIERNO, MONTADO EN OTHAR |
El
caballo que soportaba sobre su lomo el peso del sanguinario demagogo que
lideraba una canalla inducida a la tropelía, al odio a la venganza contra
quienes se habían asentado en un territorio forjando nación y riquezas.
Lo dicho podría asumirse como un dislate,
puesto que no existe documentación para soportar semejante aserto. Pero si,
devorando leguas, retrocedemos hasta 1917 veremos una conducta que se conecta
con la genética de un lejano pasado entre quienes condujeron la Revolución Rusa
que derrocó la endeble transición de Kerenski, fusiló a los Romanov y pulverizó
el zarismo. Es la misma suerte de resentidos sociales y demagogos a tiempo
completo que en este país asaltó todos los poderes, realizando asambleas
populares; excelsa muestra de la democracia tumultuaria.
Está bien, dirá el amable lector, pero ¿a
dónde quiere llegar el opinador? Y la respuesta es simple. A lo que estamos
viviendo, a la denuncia de cuanto está ocurriendo a una sociedad que de libre y
sembradora de libertad se la quiere someter a los dictámenes de una cúpula que
diseñaría el ciclo vital del individuo desde su nacimiento hasta que, con
suerte, sea dignamente sepultado, pasando por la enseñanza de la historia
reescrita y tergiversada según la ideología de de la cúpula roja-rojita, la
proscripción de su creencia religiosa, el diseño de la ropa que ha de vestir,
los alimentos que ha de ingerir, sin dejar de lado cuantía y calidad; todo
dentro de los cartabones pre-delineados
por la yunta gobierno-partido.
Todos los gobiernos que han asumido la
formulación económica de Karl Marx y el diseño de partido único elaborado por
Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) han sostenido gracias al ejercicio implacable de
la represión total. Es la castración del individuo. Porque reprimir una
manifestación callejera es una pendejada, frente al encarcelamiento
fundamentado en expedientes prefabricados, de judialización de la actividad
política y la protesta en demanda de la restitución de los derechos ciudadanos,
incluida la seguridad personal.
En lo más próximo a ese delgado segmento de
la cuerda, roto por los primeros comunistas rusos cuando asaltaron el poder,
nos balanceamos los venezolanos. Porque, si es cierto que el socialismo
castro-chavista asaltó los poderes del Estado en momentos de inocultables
dificultades macroeconómicas que resonaron en la calle, no es menor la certeza
de que quienes ocuparon las altas posiciones gubernamentales no tuvieron -aún
se resisten a tener- la sindéresis que demandan tales situaciones. Y, como
aferrados a ritos diabólicos, el gobierno Maduro-militarista ejerce la
violencia contra quienes demandan respeto a los derechos constituciones y no
contra los delincuentes que azotan la sociedad, sin diferenciar posición
social, militancia política o credo religioso.
La sociedad venezolana enfrenta un gobierno
copiado al carbón del sistema soviético-castrista, que si lo dejamos nos
llevará a las últimas consecuencias de su designio dictatorial. Porque no
conforme con haber sometido al país a la escases de todo cuanto signifique
calidad de vida por sobre los niveles de pobreza crítica, ha creado cuerpos
armados paralelos a los contemplados en la Constitución y las leyes pareados al
proyecto de organización de Ciudadanos Cooperantes, identificados entre
nosotros como “sapos” y en otros países como “chivatos”, procuran tener
estricto control de cuanto hacen, hablan, leen y oyen todos los vecinos de
todas las cuadras del país. Nada nuevo. Una copia de los CDR cubanos.
De la prédica contra el esfuerzo creador y la
destrucción del aparato productivo ejecutado por el Atila de Sabaneta, junto
con el concepto de que toda propiedad es producto del robo, surgió el odio
social materializado en el asalto y los asesinatos que a diario contabilizan en
la morgue. Los asesinados se cuentan pero no son un número. Son ciudadanos
osados que salen a las calles
zigzagueando entre balas disparadas por la canalla protagonista de la
democracia tumultuaria, hasta que una le perfora el cráneo o que estando en su
casa es alcanzado por una de las tantas que disparan cada día las bandas de
delincuentes en disputas territoriales o en ajustes de cuenta. También suele
ocurrir que ingresan a una vivienda y asesinen a quienes allí moren, así sean
líderes o parlamentarios del PSUV.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.