Comienzo
por manifestarle que estoy impactado por la noticia del cierre de la Cátedra
Pío Tamayo ordenada por usted a través de la Gerencia de Información,
Inteligencia y Talento que tiene a su cargo la administración de la Sala E
donde realiza sus labores de extensión ucevista la CPT desde su fundación hace
30 años.
Y
eliminar un espacio para el debate,
cerrar una ventana de intercambio de ideas en esta Venezuela es una acción en general lamentable, pero alarmante e
increíble cuando la acción la realiza un
vicerrectorado académico, la segunda autoridad de la primera casa de estudios
del país.
Si
estuviéramos en presencia de otra de las
tantas tropelías del neofascismo
asentado hoy en Miraflores, todo sería explicable. Pero lo grave y asombroso es
que la decisión no viene del régimen sino de una autoridad ucevista.
Yo,
Dr. Bianco, no soy ucevista de origen. Vengo de la UCAB (Abogado), Harvard-KSG
(MPA), Tulane (GMBA) y el IESA(MBA) y apenas soy egresado del Doctorado en
Ciencias Sociales de la UCV. Soy el más crítico de los profesores de la
Maestría en Gerencia Empresarial de la casa que vence las sombras y he optado
por quedarme a hacer una suerte de servicio militar obligatorio con los pocos
recursos que para la pedagogía contamos en ese postgrado. Además, mi
permanencia en esta universidad obedece más a un compromiso familiar con un
ucevista consumado, mi padre, Jesús Petit DaCosta, que a otra cosa.
Luego,
venir de afuera me permite advertir cosas en las que usualmente la cultura
ucevista no repara. Y lo más grave es que la UCV se ha convertido
progresivamente en la antiuniversidad... precisamente por la falta de modelaje
o los vicios en él.
Unos
ejemplos me pueden ayudar a demostrarlo.
Se
quejan las autoridades de la UCV de la persecución del actual régimen. Y no
entiendo cómo se procede de idéntica manera que aquel, cercenando la
posibilidad de un debate sano, en el seno de una universidad que ha sido un escenario
tradicional para ello.
El
gobierno compra Globovisión, cierra RCTV de la misma manera y con argumentos
espurios como los utilizados para justificar el cierre de la Cátedra Pío
Tamayo. En derecho dirían que cosas como éstas, los colocan in pari causa.
Pero, además, que un hijo del Dr. Jesús María Bianco, El Rector de la Dignidad,
el hombre que fue desalojado injustamente de su cargo por el status quo, sea
quien comande una suerte de desalojo de estas Cátedra es, cuando menos,
paradójico.
Y
este es el drama de la falta de correspondencia entre lo que se predica y lo
que se hace. Estamos en una universidad donde se enseña buen derecho pero en la
cual no hay ley (ni siquiera la del trabajo), se enseña muy buena
administración, pero la institución a la vez es un desastre gerencial (para
todos los procesos). Se enseña muy buena ingeniería pero, a la vez, la falta de
mantenimiento es la regla. Se enseña una gran medicina pero su hospital dejó de
ser lo que era.
Dr.
Bianco, al igual que al país, a la UCV le falta modelaje. Y ello desata,
gerencialmente hablando, consecuencias de largo aliento y gran profundidad.
Así,
Dr. Bianco...cerrar una pequeña ventana de discusión puede redundar en un
estruendo innecesario, una injusticia no subsanable y una pésima señal, con
tono de mancha imborrable de su gestión. Y no olvide que estamos en el mundo de
las percepciones. El mundo donde vale más modelar buenas conductas y apego a
principios que cualquiera otra cosa.
Y
permítame referir otra paradoja con rasgos de coincidencia. Lo conocí
personalmente a usted, precisamente en la Cátedra Pío Tamayo, a la que asisto
desde la década de los noventa, a comienzos del año 2010 en el acto de presentación de su candidatura a Rector. Le
escuché con atención. Ese día le sentí cómodo en la Cátedra y recuerdo que
ensalzó su existencia y la puso como ejemplo de academia y pluralidad.
Ahora
le pido que recuerde que ese mismo espacio donde usted se ha expresado
libremente y que sirve hoy como plataforma de protesta, para los que poco a
poco se han quedado sin voz y casi que sin palabras ante lo que sucede en este
país, es el mismo que usted cierra.
Y
es algo tan penoso que como universitario quisiera no haberlo visto. A la
CPTamayo se le cierra en forma disfrazada. Se le quita al lugar de
funcionamiento, parte de la iluminación, sonido, grabación y demás servicios. Y
todo se justifica con la conocida falta de presupuesto, asunto que no es del
todo cierto porque, como usted sabe, la administración de la Sala ha dicho que
no la alquilará a la Cátedra.
Esto
quiere decir que la decisión, que jerárquicamente parte de su Despacho, es
cerrar la CPT. En lugar de un premio al esfuerzo y la constancia de un trabajo
excepcional a lo largo de 30 años, se procede a golpear de la misma manera como lo hace en otros espacios el régimen que hoy
pisotea esta fracasada pero esperanzada Venezuela.
Dr.
Bianco, Ojalá la legendaria resistencia por el cambio de las autoridades
ucevistas no haya hecho mella en su voluntad y pueda reconsiderar su
equivocada medida. Si puedo ser útil en
la búsqueda de un entendimiento, estoy a su disposición.
Cordialmente,
Dr.
Vladimir Petit Medina
24
de septiembre del 2014
petitme@iugtvirtual.tec.ve
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