Venezuela
está toda gravemente enferma de la peste roja; su factor etiológico,
el Socialismus pestis, su vector la ignorancia y su hospedero los roedores
gobernantes.
A
lo largo de los tiempos la peste bubónica caracterizada por fiebre, dolor de
cabeza, escalofríos, hinchazón y crecimiento inflamatorio de los ganglios linfáticos
especialmente inguinales y axilares -bubones- y finalmente envenenamiento de la
sangre -septicemia- y muerte, se ha constituido en el arquetipo de gravísima y
letal enfermedad infecciosa con enorme capacidad de diseminación en una
población dada, estimándose que más de 200 millones de personas han sucumbido
ante el embate de la bacteria que la produce: el cocobacilo Yersinia pestis,
nombre derivado de su descubridor, AlexandreYersin (1984) bacteriólogo
franco-suizo; el vector de la enfermedad es la pulga Xenopsylla cheopis que
anida en roedores -especialmente en ratas- y mediante
las cuales la infección es vehiculizada al hombre.
Recientemente
se ha recordado cómo las epidemias y la política, de forma malsana, se nutren
mutuamente al rememorarse el resonado caso de la epidemia de peste bubónica de
Caracas de 1908 que hizo su debut en La Guaira y donde las autoridades
asumieron su presencia en tono despectivo, llegando los informes a ser
considerados como ¨alarmas infundadas¨, y prueba de ello, el informe escrito
por Pedro María Cárdenas a Cipriano Castro donde asienta que con relación a la
peste, ¨hay más deseo de alarmar para el logro de determinadas aspiraciones de
lucro, que propiamente un verdadero diagnóstico,
dictado por la imparcialidad científica¨. Nuestro glorioso bachiller Rafael
Rangel, en mala hora, fue envuelto en la vorágine política; recuérdese que
Castro le había protegido y dotado su laboratorio de numerosos aparatos e
insumos; luego de haber enviado información telegráfica de ¨no haber encontrado
en los cultivos el cocobacilo de Yersin¨, la propaganda oficial dictó la voz de
¨alarma infundada¨, lógicamente desvelada por la rápida acción del restaurador
de Venezuela... Veinte días después, en abril de 1908 surgieron nuevos casos,
se retomaron cultivos y se aisló la bacteria. Ello condujo a la profunda
depresión de Rangel y a su suicidio con cianuro de potasio en su mismo
laboratorio del Hospital Vargas de Caracas.
Nuestro
venerado Maestro Félix Pifano (1912-2003), padre de la medicina tropical
venezolana, me comentó en una singular ocasión que el error de Rangel fue el
haber tomado las muestras para cultivos de bubones abiertos y secundariamente
infectados por otros gérmenes donde el cocobacilo ya no era aislable. El
venerable doctor José Gregorio Hernández le sugirió hacer punciones en bubones
íntegros, lo que condujo a la obtención de cultivos positivos...
En
la introducción de El libro negro del comunismo: crímenes, terror y
represión
(1997) escrito por el Centre Nacional de la Recherche Scientifique (CNRS), la
mayor y más prestigiosa organización pública de investigación de Francia,
editada por Stéphane Courtois, se
asienta que ¨...el comunismo real [...]
puso en funcionamiento una represión sistemática, hasta llegar a erigir, en
momentos de paroxismo, el terror como forma de gobierno¨. Las investigaciones
conducidas afirman que la cifra total de muertes... se acerca a la cifra de
cien millones¨; vale decir, una peste producida por hombres malvados contra
hombres confundidos e indefensos...
Venezuela
está toda gravemente enferma de la peste roja, su factor etiológico,
el Socialismus pestis, ente de virulencia extrema, su vector la ignorancia
alimentada desde el poder y su hospedero las ratas gobernantes. Su enfermedad
es muy avanzada, en período de falla y multiorgánica, ningún estamento social
se ha librado de la pestilencia que ha envilecido el colectivo: El denso velo
de desinformación que cubre la Venezuela comunista del infamante presente, ha
atizado aún más la agravada enfermedad espiritual, moral, ética de sus
oprobiosos conductores que ha llevado a la ruina económica y biológica de sus
ciudadanos, a la miseria catastrófica, a la castración simbólica mediante la
pérdida de derechos humanos y la intencionada carencia de escolaridad y
educación, a la anomia, a la ausencia de investigación científica, a la
podredumbre judicial, al estamento militar corrompido,
al embate del hampa armada atizada y mantenida por el régimen, y como
corolario, la persecución de los que tenemos el deber de informar ante el
crecimiento exponencial de la malaria, del dengue y ahora de la fiebre Chikungunya
ante la inacción, indiferencia y supina incapacidad gubernamental: los médicos.
¿Cuántas
muertes violentas pueden contabilizarse en 15 años de pestilencia...?, No, no
me refiero a las 25 mil muertes de 2013 ni a los
4.600
homicidios entre enero y abril de 2014; les acuso del enorme incremento de las
enfermedades emergentes y reemergentes, de las endemias y epidemias dejadas a
su evolución espontánea, de las enfermedades crónicas y sus fallecimientos prevenibles
-cardiovasculares, metabólicos como la diabetes, infecciosas como la infección
por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la eclosión y el crecimiento de
toda ralea de cánceres ignorados, la epilepsia para la cual no existe
medicación, las psicosis, etc. -, pero particularmente la depresión y la
tristeza por pérdida de la esperanza, el luto por la privación de cercanía de
seres queridos aventados en cifra millonaria fuera del país, preciado músculo
cerebral y afectivo tal vez malogrado para siempre.
La
conducción errática de la oposición por dirigentes hablachentos y de pocas
luces para inventar nuevas estrategias y hablar claro y sin miedo... ¿recuerdan
aquella marcha multitudinaria de millón y medio de personas dirigiéndose a
Miraflores?, ¿Dónde están...?: por allí dispersos, desconfiados, múltiples
veces engañados: ¡Vamos a cobrar...! -nos dijeron-: luego que ganamos las
elecciones les invadió el culillo por las muertes colaterales. ¿Qué habría sido
de Venezuela si Bolívar hubiera pensado igual...? ¿Cuántas muertes más han
ocurrido desde entonces?, ¿Se justificó el recule a última hora...? Necesitamos
dirigentes valientes y arrojados porque la pestilencia se mantiene y sigue
creciendo...
Aún
así, conservo intacta la esperanza en Venezuela y su fibra democrática.
Estoy
seguro que el pueblo despertará para comprender el significado del regalo de
500 millones de dólares al África por el ilegítimo cuando en nuestro país no
hay tan siquiera acetaminofeno para paliar un dolor... ¡Una bofetada más al
dolor del venezolano!, ¡Qué inmoralidad...!
Nunca la noche es más oscura que cuando va a amanecer..., les invito pues a resistir, a oponernos con fuerza e inteligencia a la maldad y a recordar que la demora de Dios no es una negativa, que el tiempo de Dios es perfecto...
Rafael
Muci-Mendoza
rafaelmuci@gmail.com
@MuciMendoza
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