Desgracia la de un pueblo cuando la
delincuencia está en sus gobernantes, en los funcionarios a los que se le
encomendó hacer, y hacerlo bien para la gente. La corrupción reinante y
creciente en el país llega a militares, así como a funcionarios civiles,
particularmente a los de los cuerpos policiales y de seguridad que son
contrabandistas, tanto de bienes que ingresan ilegalmente al país como de
extracción, al sacar productos subsidiados o no, cuyos precios allende de
nuestra frontera -por la debilidad del bolívar hecho añicos- se transforman en
fuertes ganancias para los delincuentes en perjuicio del pueblo, víctima de
desabastecimiento e inflación. Cuando el gobierno es el contrabandista, el
pueblo bravo y frustrado pide cambio, cambio ya.
Por un lado la política de Estado que
tiene el fin de destruir la empresa privada y avanzar hacia el comunismo a la
cubana (el Estado único productor y comercializador de bienes) y por otro la
corrupción del cogollo rojo, nos han
llevado al desabastecimiento de innumerables productos, particularmente los de
precio regulado, algunos de ellos subsidiados. Ante el reclamo popular, el
gobierno “descubre” que hay contrabando de extracción, y dispara la culpa a los
bachaqueros, a quienes como modus vivendi se echan al hombro unos cuantos kilos
o litros de productos venezolanos, para llevarlos al otro lado de la frontera.
Los “minoristas” del contrabando de extracción han existido siempre; cuando
llevan pequeñas cantidades es casi imposible detenerlos; a menor cantidad de
productos, mayor posibilidad de que no se pueda impedir este contrabando de
menudeo. Lo que tiene montada la Fuerza Armada Nacional en las fronteras no es
un bachaqueo, es un desaguadero: se nos está yendo la comida, y con ella la
vida.
Para lo que si sirve este gobierno es
para montar show y engañar a los ingenuos. Todo lo que se produce en el país es
distribuido bajo control gubernamental, las guías que emanan de la industria o
centros de producción, identifican plenamente la mercancía que llevan, de dónde
salen y adónde va. Son camiones que transitan bajo estricto control del
gobierno. Centenares de camiones con contrabando de extracción pasan
periódicamente la frontera, por cierto van en caravana y atraviesan sin ni
siquiera detenerse para simular un control, son las caravanas de la muerte para
el pueblo y el engorde de los parásitos del régimen, para los boliburgueses con
uniforme o sin él.
Voceros del gobierno, de tanto en
tanto, cacarean fuertemente que decomisaron unas toneladas de alimentos o unos
barriles de combustible, mientras no ven pasar el contrabando de los jefes. Por
cierto, ¿qué hacen con los alimentos decomisados? Y se me ocurre otra pregunta
vinculada esta al narcotráfico. ¿Qué hacen con los narcóticos decomisados,
kilos o toneladas de estos?, ¿los queman?, ¿dónde?
Es
todo bulla, show, apariencia de hacer. No he dicho nada que los venezolanos
medianamente informados no sepamos. Si alguna virtud tienen estas líneas, es el
propósito de que constituyan denuncia de una situación delictiva y criminal que
debemos frenar. No habiendo por ahora justicia formal en Venezuela, que los
condene la opinión pública, que el pueblo haga lo que sabe hacer. Que la calle
no calle.
Paciano
Padrón
E-Mail:
pacianopadron@gmail.com
Twitter:
@padronpaciano
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