A mi juicio, ningún
humano es tal cosa como "Sólido". Los humanos somos
"porosos" y - por cierto -así nacemos, nos "solidificamos"
después con el paso del tiempo; y aún así, siempre conservamos frescas la
ternura y el candor original, en el corazón y en el alma.
Estos se nos
endurecen, pero sólo en algunas áreas, por el callo que nos forman los golpes y
los roces y sinsabores de las experiencias acumuladas. La mente es la que,
educada y formada en valores y principios e instruida en las Ciencias y en las
Artes, la que puede actuar para aplicar la razón y encontrar el camino
correcto.
Por ello, es
acertado decir que hay hombres de una sola fibra; pero, de distinta textura a
lo largo de su vida.
Por ejemplo, que un
hombre sea revolucionario y hasta comunista a los 18 años es natural; pero, que
lo siga siendo después de los 30 años, es muestra de que no ha asimilado, o no
ha acumulado la experiencia del mundo. Por lo menos, es un inculto, o un
ignorante supino, o es un malintencionado quien, a sabiendas del fracaso
estridente de ese modelo, quiere imponérselo a sus conciudadanos, en aviesa
conspiración con agentes extranjeros, quienes se lo aplican a sus pueblos,
agotados por las fallas del modelo, y quienes, mantenidos por nuestra chequera,
se benefician de tal asociación indebida como inconveniente, a los fines de los
intereses nacionales de Venezuela.
La utopía comunista
es buena como polo de orientación para la acción social; pero, inaplicable en
la economía. La praxis del capitalismo es buena, en su maximización de la
creación de riqueza; pero, siempre y cuando encuentre limites en la acción de
control y regulación del estado, para que la aspiración de riqueza no
signifique la dominación o la explotación del TRABAJO por el CAPITAL. Esta
interacción sincera, biunívoca e ínter pares, entre ESTADO-CAPITAL-TRABAJO, es
la que nos puede garantizar la justicia y equidad del modelo.
La combinación
ecléctica de ese sentido de justicia del humanismo ideal del comunismo, de ese
polo que podríamos llamar ying, con su contra polo del yang, expresado en la
eficiencia del capitalismo, o del sistema de economía de mercado, sería una
formula ecléctica que puede sacar del subdesarrollo a los estados-naciones.
Algunos estados
naciones del orbe lo han logrado; pero, huyéndole al comunismo y aplicando
formulas liberales, capitalistas, con el control y la regulación del estado,
pero en democracia y respeto a la propiedad y al estado de derecho, como al
trabajador y a la empresa, y sobre todo a los DD.HH., con hondo sentido humano.
O sea, no es una utopía, sino un ejemplo práctico fácilmente constatable o
verificable en varios, no pocos, países del mundo, y negarse a verlos, o
satanizarlos, es una tontería.
Pero, la cosa no es
tan simple, existe un elemento de "ruido" en este sistema, y este
ruido está representado en la corrupción y, más recientemente, en el
narcotráfico, los cuales interrumpen la articulación armónica de los engranajes
de la historia y no dejan avanzar el carro del progreso.
Hombres candorosos
y bien intencionados se ven impedidos de lograr el avance económico y social,
por ese ruido desagradable y entorpecedor de la corrupción política y
administrativa, las cuales junto con el narco, han penetrado todas las
estructuras, y tiene adormecido y alienado al pueblo, el cual no puede, o no
sabe cómo, reaccionar a sus propios sufrimientos.
Eddy Barrios
eddybarrios@gmail.com
@eddybarrios2
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