1. La nueva mayoría nacional. Elecciones en sistemas políticos cerrados o semicerrados suelen ser retos al destino, porque se juega la existencia de los grupos que preservan la semilla de la democracia. En Venezuela retoña gracias a la conquista de posiciones electorales desde 2006. La ciudadanía en 70% culpa de sus males al gobierno, datos que el populismo puede revertir, y hay que preguntarse por qué eso no es automáticamente intención de voto hacia el retador. Una nueva mayoría nacional en 2015 requiere transformar conceptos, prácticas y lenguajes para convencer, seducir a la mayoría silenciosa que apoya solo las protestas pacíficas. Representar para los decepcionados seguridad, confianza, paz, estabilidad, prosperidad. Un trabajo de relojería que deje los sintagmas de violencia a su dueño: el poder: venganza, agresividad, amenaza, sirenas, gases y sangre en las calles. Los berrinches son el peor enemigo porque aherrojan la noción de cambio con incertidumbre.
Contra una mayoría sólida no hay manipulación de circuitos que valga
2.
Un equipo de estadistas. Los líderes del cambio son responsables, firmes, aptos
para emprender la recuperación, nunca aventureros. Así la mayoría silenciosa
podrá aceptar la propuesta, impulsarla con entusiasmo, devenir protagonista de
los acontecimientos y garante de los resultados. Trocar el silencio por el
voto. Fuerza tranquila llamó Felipe González la suya para sosegar los
franquistas que temblaban porque creían que su triunfo acarrearía persecuciones
y atropellos que nunca ocurrieron. No existirá terrorismo judicial en el futuro
porque quienes derrotan el autoritarismo no toman venganzas, ya que de hacerlo
se les deshace el poder en las manos, como analiza Betancourt a propósito del
período 45-48. Por eso su principal preocupación en 1958 fue edificar el Pacto
de Punto Fijo para incluir en el gobierno los dos principales responsables
civiles de la caída de Rómulo Gallegos.
3.
Una Asamblea Nacional independiente del gobierno sería un mensaje contundente
de la nación a los gobernantes sobre la necesidad de cambiar de rumbo en paz.
No saben qué hacer o no quieren saberlo o no lo hacen porque no les provoca y
el país va al socialismo, pero de republiqueta subsahariana. La nueva mayoría
hará que la Asamblea deje de ser un ministerio gigante que agavilla a los
disidentes, calla representantes de la soberanía popular e incumple su función
de supervisar al gobierno. Su papel será plantear medidas económicas y sociales
para salir del Hotel del Abismo, donde según György Lukács vivía Alemania de
entreguerras y hoy Venezuela alquiló todas las habitaciones.
4.
Las dictaduras salen con votos porque así lo dicen los hechos. No se sabe quién
inventó el mito contrario, pero tuvo que haber sido el G2. Frente a un Estado
todopoderoso, armado, multimillonario, solo se puede luchar por los derechos
universales. Vaclav Havel en Checoslovaquia y Lech Walesa en Polonia reclamaban
rendijas para asomarse poco a poco, construyeron grandes fuerzas y después
abrieron ventanas y ventanales. Hay que dejarse de oír malos ruidos y asumir
definitivamente que el trabajo es el proceso electoral, la defensa de la
Constitución, el reencuentro, y sacudir los mitos que abruman el entendimiento.
5.
Triunfar con ese CNE. El cambio obtuvo 49,3% en las presidenciales de 2013 a
pesar de todos los abusos imaginables. Ganó Miranda en 2012, y Barinas-ciudad
en 2013, pese a que para el gobierno eran plazas simbólicas y se jugó el resto
para defenderlas. Triunfó en las parlamentarias de 2010 con 52% y si no obtuvo
mayoría de escaños fue porque el abandono de la Asamblea en 2005 le dio a la
revolución unanimidad para rehacer a su antojo la Ley Electoral. En 2008 la
disidencia triunfó en 8 gobernaciones y la Alcaldía Metropolitana, y en 2007
derrotó a Chávez en el referéndum constitucional.
6.
Gracias al sistema automatizado han podido contarse los votos opositores, sobre
todo en el interior del país y en los municipios rurales por diversas razones
desatendidos. El voto electrónico favorece a quienes no pueden usar el Estado
como maquinaria electoral y la reacción contra él se parece al síndrome de Frankenstein,
miedo a la ciencia y tecnología porque se voltean contra el hombre. La falla de
la Unidad consiste en no cubrir parte de las mesas electorales por el déficit
de voluntarios, y donde no los hay es más fácil trampear.
7.
Las trampas son manuales, no electrónicas. Favor no dispararle al pianista.
Dicen que es imposible ganarle a las máquinas porque hay hackers cubanos o
rusos en submarinos cerca de la costa, e incluso chinos flaquitos ocultos en
las cajas. Los problemas reales son: voto asistido, multicedulación, grupos
armados en centros electorales, expulsión de testigos, uso brutal de los
recursos del Estado. Lo procedente, en vez de llantos, es desde hoy iniciar
políticas para enfrentar esos, los verdaderos problemas.
8.
Contra una mayoría sólida no hay manipulación de circuitos que valga,
gerrymandering o malportion, para organizar las circunscripciones en función de
favorecer a alguien, lo que tiene un límite porque no es posible sonsacar votos
infinitamente. Se puede hacer un máximo de trasiegos, pero cuando aparece una
votación abrumadora eso no funciona. El reto es ganar Barinas, Apure, Cojedes,
Guárico, el interior de Lara, Miranda, Zulia, Carabobo.
Carlos
Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@carlosraulher
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