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lunes, 22 de septiembre de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, MENTIRAS VERGONZOSAS, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

La enfermedad de poder ha afectado a quienes por fungir de gobernantes asumen atribuciones superlativas para abusar mediante la coerción ejercida por vía del despotismo lo cual ha hecho del país un verdadero “hervidero” de problemas.

MENTIRAS VERGONZOSAS

No hay nada más intrigante que el poder. Pero del poder urdido por el resentimiento o la prepotencia confundida con emociones que tocan a todo individuo aturdido por las circunstancias al momento de verse habilitado por las facultades que le confiere la situación en cuestión. La condición política del poder, hace que casi siempre éste se convierta en instrumento de opresión para imponer consideraciones sin el menor respeto por la posición, actitud o pensamiento del otro. Estas personas, se arrogan atribuciones que desbordan las leyes de la moralidad, tanto como de la ética social propia en quien se maneja con cordura, tolerancia y solidaridad, se creen seres superiores. No advierten la igualdad o la responsabilidad social como valores rectores del ordenamiento jurídico y principios de la idiosincrasia nacional, a pesar de ser referidos por la Constitución de la República como fundamentos del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que supuestamente instituyen el sentido y la noción de país que simboliza Venezuela.

Ante lo que el poder es capaz de encubrir o destacar, hay mucho que decir. Sin embargo, el mayor problema se suscita cuando en una situación de gobierno, poco comprensivo y respetuoso de los derechos humanos, la ética y del pluralismo político, el gobernante vive asustado frente a lo que puede ser cualquier manifestación de reproche, protesta o reclamo. Su presunción de “mandamás” lo sitúa en un punto en el cual imagina aprensivamente todo hecho que posibilite su defenestración o rechazo dada la pésima gestión que adelanta. En consecuencia, ante tanto resquemor, quienes así proceden desde posiciones de poder, actúan con la mayor premeditación y alevosía lo que les permite proferir amenazas o tomar medidas sin responsabilidad de lo que ello pueda acarrear.

Estos personajes de marras, se mueven con el ingenio necesario para aprovecharse del engaño, la seducción y la manipulación. Sin duda, estos son los recursos mejor utilizados por gobernantes empeñados en convencer la población con ideologías que no terminan de abrirse y demostrar sus cacareadas ventajas, bondades y capacidades. Aunque en el fondo, ello no representa más que un armatoste montado sobre meras utopías con las que embaucan ilusos y furibundos seguidores. No obstante, cuando así ocurre, como en efecto sucede en el foco de la política camorrera, estos gobernantes apelan a cuanta excusa pueden con el único y perverso propósito de confundir la opinión en nombre de una acción de gobierno “justa” para no decir “pusilánime”.

El caso Venezuela, es digno de estudio. Particularmente, en este respecto. La enfermedad de poder ha afectado a quienes por fungir de gobernantes asumen atribuciones superlativas para abusar mediante la coerción ejercida por vía del despotismo. Este tipo de perturbación ha hecho del país un verdadero “hervidero” de problemas. Los reveses, atropellos, insultos, calumnias y empujones, por mencionar algunas complicaciones que tienen tomado al país, aparte de las de corte económico, anegaron la precariedad del régimen para ordenar su movilidad. No sólo estos gobernantes buscan infundir más problemas con el estrafalario cuento de una “guerra económica”. Ahora, hablan de otra guerra. De una presunta “guerra bacteriológica” acuciada por el “imperio” con la intención de “desestabilizar” al gobierno nacional en su “laudable” propósito de hacer del Estado venezolano un vetusto Estado Comunal. En breve, inventarán la aparición de una “guerra cultural” que inoculará en la población actitudes propias de la tradición anglosajona. Luego, será una “guerra administrativa”, que afectará los modelos contables nacionales. Después, hablarán de una “guerra cibernética” que le restará aún más velocidad a la Internet socialista. En fin, toda una ostentación de ridiculeces avaladas por interminables mentiras vergonzosas.

VENTANA DE PAPEL

¿O DEMOCRACIA O AUTORITARISMO?

La Ciencia Política, explica que la base de la democracia es la gobernabilidad. Entendida ésta, según Carlos Matus Romo, como “la relación entre las variables que controla y no controla un actor en el proceso de gobierno, ponderadas por su valor o peso en relación con la acción de dicho actor”. Pero si además se entiende que la gobernabilidad va estableciéndose como la capacidad institucional que afianza el ejercicio de la ciudadanía, con toda razón puede decirse que la democracia parte de tan significativa noción.

De no comprenderse así, es posible que la democracia sea vista como “mascarón de proa” con el perverso propósito de utilizarse para disfrazar la gestión de gobierno mediante groseras manipulaciones de “verdades” previamente acomodadas a oscuros intereses. Cuando las realidades toman estos caminos, la política gubernamental se vale de cualquier pretexto para salirse con las suyas. De esa manera, busca aprovecharse de cualquier coartada social, política o económica para suplantar a la democracia, o lo que queda de ella, por un régimen político autoritario, militarista e impositivo, fundamentado en la centralización y en la concentración del poder.

Es el momento cuando se advierten posturas que ponen al descubierto la carencia no sólo de conocimientos en materia politológica. También, del sentido común para reconocer la incidencia de procesos políticos que van de la mano con la historia política que está escribiéndose de modo permanente. En medio de tales perturbaciones, luce pertinente que haya claridad sobre la condición del gobernante exigida por la actual Constitución Nacional (Art. 227) pues, a estas alturas de los tiempos, es insuficiente que para ser presidente de la República sólo se exija ser venezolano por nacimiento, mayor de treinta años, seglar y no tener impugnación alguna por parte de las leyes nacionales. Igualmente, dar cuenta del incumplimiento que se da frente al precepto Nº 145 el cual determina que los funcionarios no deben supeditarse a parcialidades políticas cualesquiera que sean.

Deberá comprenderse debidamente lo que significa la función pública. Es decir, que el funcionario sólo está al servicio del Estado venezolano. Y que aparte de los cargos de elección popular, el ingreso de funcionarios será por concurso público, fundamentado en principios de honestidad, idoneidad y eficiencia (Art. 146). No atenderse estos requerimientos, es “caldo de cultivo” a una crisis de severas consecuencias en todos los aspectos del discurrir nacional. Pensando que en lo arriba referido puede hallarse parte de la razón que explica el caos que vive Venezuela, cabe reflexionar de cara a una inaplazable necesidad. Es el debate obligado al que hay que acudir cuando acecha el fantasma de la dictadura. O sea, considerar por dónde trazar el sendero que puede llevar el país hacia derroteros de exitoso desarrollo: ¿o democracia, o autoritarismo?

“ANTIPATRIA”

En esta Venezuela atrasada, gracias al altruismo infundido por la doctrina revolucionaria, los absurdos configuran el orden del día. Ocupan la agenda del gobernante. Basta con leer el Plan de la Patria, para darse cuenta del tamaño de ridiculez con que han puesto en entredicho la funcionalidad del país ante el resto del mundo. Los criterios y consideraciones de empresas internacionales calificadoras de riesgo, han colocado a Venezuela en niveles de alarma. Sobre todo, para inversionistas que puedan pensar en ver al país como posible escenario de negocio. Sólo la inflación, se convirtió en un claro indicador de la tragedia que vive Venezuela.

En medio de tan graves convulsiones provocadas por la ignominia gubernamental, el término “patria” quedó al margen del sentido que le otorga la etimología jurídica y la axiología politológica. Se ha abusado tanto de su sintaxis y concepción, que ahora “patria” se convirtió en adjetivo utilizado por el sectarismo practicado por el régimen para captar ilusos a su causa ideológica. Para ello, se han valido de distintos efectos. Así se le ha dado forma a una estructura comunicacional cuyo objetivo primario es restringir la libertad de expresión para evitar que las verdades sean informadas. Sin duda, esto evidencia el carácter dictatorial de un gobierno que cada día lo empeora todo. Prueba de esto lo constituye las demostraciones del ilegítimo e injusto control sobre la distribución-venta de papel periódico lo cual se hace a manera de canjear papel por alabanzas al régimen.

Por ejemplo, el gobernador de Aragua, valiéndose del abuso que le confiere ser personaje de confianza del régimen, solicita sin prueba alguna limitarle derechos políticos a dirigentes opositores por el simple hecho de atreverse a delatar su arrogancia frente a decisiones que han puesto en ascuas la soberanía nacional. Algunos ministros, arrogándose su condición de miembros del Ejecutivo Nacional, ordenab situaciones que rayan en la incongruencia. Solamente, para alardear de estar haciendo cumplir los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Constitución Nacional cuando en verdad, están procurando todo lo contrario.

La imaginación de estos gobierneros es tan ávida en infortunios, que ven representaciones fantasiosas por todos lados para así acusar a la “oposición” de maniobrar en aras de conflagraciones relacionados con inventados planes terroristas y de desestabilización. Por consiguiente, hablan de atentados contra la salud, o de organización de fugas de importantes presos políticos, sin prueba alguna. Así que sin duda, la oscuridad envolvió la gestión del socialismo bolivariano. Tanto, que por reivindicar su apuesta revolucionaria, violentaron la dignidad del simbolismo sobre el cual descansa el respeto que se le debe al concepto de “patria”. En consecuencia, las mamarrachadas del régimen malograron el desarrollo nacional. Tanto, que hoy cabe hablar de “antipatria”

“Cuando la ineptitud de gobernantes ruines encubren verdades con vergonzosas mentiras, valiéndose indolentemente del poder, las posibilidades de escapar de tan oscuras realidades podrían actuar contrariamente a la inminencia de hallar salidas inmediatas al problema en cuestión” AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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