América
es pródiga. Su naturaleza voluptuosa y de fertilidad proverbial ha posibilitado la gestación de un nuevo tipo de “Caudillo” que viste su
autoridad con parodias de Asambleas Constituyentes que aunque reconocen la
clásica separación de poderes, procuran
otros nuevos dominios legales que tienen supuestamente el objetivo de aumentar
las garantías de soberanía popular.
El
Guía en la lucha por el poder y aun después de acceder al mismo, inicia una
intensa campaña de desprestigio que inocula en la mayoría ciudadana
sentimientos de fracasos, frustración y desencanto con el pasado, en
particular hacia las personas que hayan
estado relacionadas con la gestión pública.
Simultáneamente
procura promover a sus partidarios, desacreditar a los adversarios y desestabilizar las instituciones del estado y de la sociedad
civil.
Los
conductores de este modelo tienden a
poseer un magnetismo personal de
características excepcionales. Gustan bañarse de multitudes. Establecer un
dialogo directo con sus partidarios.
Son
capacez de generar pasiones contradictorias, pero en particular una de
confianza, entrega y subordinación, que seduce a un número considerable de la
población que se transforma en el escudo del núcleo de militantes necesarios para iniciar los cambios que conducen
a lo que gustan calificar de Refundación de la Nación.
Para
“Refundar” es imprescindible recurrir a la ingobernabilidad. Generar en la
sociedad todo tipo de inseguridades,
incluyendo la pública.
Manifestaciones.
Multitudes que no cesan con sus gritos de ungir a un salvador y atemorizar a
los no conversos. Un núcleo duro capaz de cumplir las amenazas. Internacionalizar los
conflictos internos, favorecer lo autóctono,
auspiciar el nacionalismo, denostar de la globalización a la vez que se
intenta influenciar y determinar la actuación de los países vecinos.
Destruir
el pasado. Arrasar con la historia y los valores heredados de las anteriores
generaciones es fundamental. Los que hayan dirigido el país son execrados. Los
comicios en los que fueron elegidos calificados de fraudulentos, manipulados y
corruptos. También les imputan robos, malversaciones y crímenes.
Los
legisladores corren igual suerte. Una intensa campaña pone en duda la
legitimidad de su elección. Les acusan de representar intereses mezquinos, de
venderse a intereses económicos y una frase muy en boga: responder a intereses
especiales.
El
poder Judicial es cuestionado en su totalidad, sindicado de representar facciones políticas nacionales y de actuar de
acuerdo a compromisos.
Todo
esto lleva a los Refundadores, muy ajustados a derecho, a demandar una
constituyente de carácter primario que posibilite a partir de la nueva Carta
Magna, la creación de un nuevo orden en el que la reestructuración del Estado
permita ungir de plenos poderes al caudillo y a sus colaboradores más próximos.
Mientras
se intenta destruir las instituciones del estado se ataca a la sociedad civil.
Se promete una sociedad sustentada en la
virtud y el sacrificio, bajo la conducción y la capacidad de redención de el
Salvador.
La
prensa toma partido. Se atrinchera en una de las vertientes. La supuesta
objetividad se va por la alcantarilla. La que favorece el discurso es
bendecida, la que le adversa está
vendida a intereses económicos, nacionales o extranjeros. Los periodistas
críticos son mercenarios.
Los liderazgos de los gremios, colegios profesionales y sindicatos
son atacados y culpado de corrupción y de haber manipulado a sus partidarios. La iglesia sufre igual destino. Su
jerarquía enfrenta acoso y acusaciones sin sustentación, los feligreses son vilipendiados y abusados por los fanáticos
de la secta en el poder, porque también buscan “refundar” la Iglesia en lo que
respecta al Mesías que deben adorar y seguir.
Los
Partidos Políticos no representan ideas ni propuestas, solo intereses, por lo
tanto deben desaparecer y constituirse en
una fuerza política inspirada en la
nueva realidad que es interpretada magistralmente por los nuevos
líderes.
En
consecuencia el político apesta en la nueva sociedad. Ser revolucionario,
compañero, camarada, hasta llegar a la condición de militante, es la nueva
realidad nacional.
Después
de cumplir todas las estaciones que conducen al Mundo Feliz surge la propuesta
de “Refundar la Nación”. Propuesta muy amplia porque abarca la política, lo
social, económico y hasta religioso. Los que lo promueven pretenden viajar a la raíz de la nación para en una
especie de cirugía cultural amputar los miembros que consideren
gangrenados para así estimular el crecimiento de células puras, en los aspectos
éticos y físico. El hombre nuevo está a la vista.
Es
la visión salvadora de Alguien que tiene solución para todos los problemas. Es
fundamental cambiarlo todo. Crear un nuevo estado y ciudadanos que asuman las
nuevas metas con ciega obediencia. Es una vuelta a las prácticas ancestrales de
los brujos de tribu que afirmaban que
con el sacrificio de uno, que mas tarde serán otros, se garantiza la vida entera de todos.
Pedro
Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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