El
liderazgo desde la perspectiva de lo que puede ocurrir cuando se cometen errores, es un frágil eslabón que puede transformar la
imagen política de un gobernante. Hay muchos ejemplos en la historia
venezolana, cuando no se cuidan las palabras, las acciones y las decisiones que
pueden tener un costo terrible.
Recordamos
los últimos planes en la economía, durante el segundo gobierno del fallecido ex
presidente Carlos Andrés Pérez, el cual desencadenó la revuelta social llamada
“El Caracazo”, hecho ocurrido el 27 de febrero de 1989, con resultados
desastrosos por la cantidad de muertos, heridos y desaparecidos. No obstante, la situación relacionada con la
economía de aquella década, era diferente a la actual, ya que en Venezuela no
existía tal desabastecimiento de los rubros básicos como ahora, y tampoco
faltaban, repuestos, medicamentos y alimentos. De manera que en los saqueos
producidos, la gente cargaba con piezas de carne, aparatos electrodomésticos,
entre otros. El lio fue, un paquetazo.
Más
adelante, la situación no se enderezó con las políticas socialistas del
fallecido ex presidente Hugo Chávez, llevando a cuestas un gobierno de
persecución y muertes a granel, hasta el momento no se ha detenido, con errores
garrafales que ha desencadenado una división contundente en el país. A
diferencia del gobierno de CAP, en el de Chávez comenzó la dependencia de las
importaciones, regalos en dólares a países, endeudamientos y un total abandono
de los medios de producción, con lo cual la Venezuela próspera quedó aniquilada
con los nuevos errores políticos cometidos, intentando cambiar el modo de vida
de los ciudadanos.
Actualmente
la situación ha empeorado porque existe una gran improvisación para gobernar.
Aumentó la corrupción, con el despilfarro de los recursos y descomunal
inflación. Existe un gran descontento entre los partidarios de la llamada
“Revolución del Siglo XXI”, a tal punto que el gobernante heredero del trono,
clama por lealtad, en momentos de fuga de seguidores, formando filas para la
crítica y cuestionando las políticas económicas implementadas. Esto,
finalmente, coloca al país en un punto que pudiera causar una gran detonación
que entre todos se habla, nadie lo intenta, pero en el fondo hay algo que todo
el mundo quiere.
En
la peliaguda situación venezolana, también se cometen otro tipo de errores
políticos, no hacer acto de presencia en eventos tan importantes, para un
político gobernante, como la entrega de premios a periodistas en su día.
Mientras el gobernante del trono en Caracas entregaba premios, el de la Isla de
Margarita, no aprovechó la presencia de los periodistas opositores, para dar
noticias. Se comentó que fue por miedo a la prensa o por desprecio a la misma,
ignorando a los profesionales que generan matriz de opinión. Se advierte: El
gremio periodístico debe ser algo más que un premio.
El
mismo día se realizó otro encuentro periodístico con las autoridades del
Municipio Mariño, donde concurrieron hasta los chavistas para celebrar la
efeméride. El alcalde de la jurisdicción, Alfredo Díaz, quien también es
directivo de Acción Democrática, ofreció espacio para todos y el que procuró
sacar noticias, no perdió la oportunidad. Por eso se puede concluir que hay
líderes muertos y algunos estando vivos llevan su entierro a cuesta. Con justa
razón se ha comenzado a escuchar que “Porlamar es Nueva Esparta”.
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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