El Hospital de Niños de Caracas languidece a ritmo mayor que el de sus pequeños
huéspedes...
Es el mundo absurdo de la ¨revo-involución¨ querido amigo, pleno de hombres manejados
desde el alto poder, hombres de vida vacía y sin realizaciones, amamantados por
la teta tóxica del poder sin límites, comisarios políticos de garrote en mano,
de vidas obscenas de lúgubres colores, hombres y mujeres para nada: escasos,
apocados, pusilánimes, de poco espíritu y magra expedición, emborrachados por
una brizna de poder, que en sus torcidos procederes no tienen amigos, sólo
compinches.
Son
ellos jueces, directores de algún ministerio, ente público, o de algún
hospital, recogidos del basurero donde se vierten las vidas vacías, llenas de
dolos y artificios.
El
Hospital de Niños de Caracas languidece a ritmo mayor que el de sus pequeños
huéspedes, llevado al barranco de la historia médica por un gobierno indiferente
e ineficaz, muestra de la brutalidad de la existencia que es y que no es una nada, que se esconde regularmente en la
miserable vida de todos sus días, mostrando absurdidez, sin razón ni explicación.
Han llegado demasiado lejos y no pueden mirar a los ojos de sus hijos mientras los retiran de los chiquitines anhelantes del Hospital.
El Jefe de la Emergencia, el académico doctor Huníades Urbina, no importado una
hoja de servicio intachable es echado fuera de su querencia de forma ilegal
y extemporánea por el solo hecho de denunciar lo que tantos callan: el derrumbe
institucional, el pecado mortal de cada día. Sale con la cara limpia y los ojos en alto. Los chipilines
de mirada abatida y sin brillo, pierden un aliado, un protector ante la mirada
indiferente de tantos.
No
esperes adhesiones de tus pares porque aquí..., no ha pasado nada.
Como el del Aeropuerto de Maiquetía, el aire de tu hospital está contaminado por
la corrupción del alma...
Addendum
Como en un romance del Cid, el usuario del Aeropuerto de Maiquetía parece estar
condenado a una muerte cruel y desastrada, "¡Villanos te maten, Alonso!",
parece repetirle en voz inaudible el villanote del grupo: el ozono, ese gas incoloro que resulta de los
efectos de la luz solar sobre las emanaciones
de automóviles e industrias. Los valles como el de Caracas, favorecen el
depósito de este cieno invisible.
En
las tardes veraniegas, cuando no hay mucha brisa, se arrochela con los otros
para hacer rubieras; ahora exprofeso es emanado directamente y cobrado como
costoso veneno.
El ozono es un gas rastrero - como tanto boliburgués infiltrado en el aeropuerto de
Maiquetía-, que para desgracia de todos, no asciende hasta la estratósfera
donde estamos tan necesitados de sus favores para que evite el ingrato efecto
invernadero, que amenaza con convertir en chicharrones a los pobladores del
mundo.
Este
gas afecta directamente, el revestimiento mucoso de las vías aéreas
-nasofaringe, laringe, tráquea y bronquios-, donde daña sus células a través de la generación de sustancias tóxicas llamadas radicales libres. Son tan rapaces y criminales que no les importa dañar a la gente
como con el cuento de los bombillos ahorradores vendieron millones sin parar en
mientes el mercurio contenido en ellos.
Uno de los peores vicios de esta revolución es que no quieren a Venezuela ni a los venezolanos, sólo quieren el dinero a como dé lugar...
Rafael
Muci-Mendoza
rafaelmuci@gmail.com
@MuciMendoza
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.