Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años solo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma." Facundo Cabral
Para el régimen,
Venezuela nació en 1999, antes no había nación. Tal vez por eso le es tan fácil
traicionarla. Nos tocará a nosotros reivindicar la democracia traicionada
por quienes la usaron como excusa hace 22 años para levantarse en armas.
“No podemos permanecer indiferentes
a lo que hoy sucede. El inmenso grado de corrupción que plaga todas las esferas
de nuestro país, la gran cantidad de privilegios con que cuentan algunos, la
falta de castigo a las personas que todos sabemos culpables de haber tomado
indebidamente dineros públicos, las políticas económicas que colocan en
posición deplorable a los venezolanos más sencillos, la venta a consorcios
extranjeros de nuestras empresas fundamentales, la imposibilidad que tiene la
gran mayoría de satisfacer sus necesidades básicas, la ineficiencia del sistema
y de todos los servicios públicos y en fin, el desconocimiento de nuestra
soberanía en todos los terrenos, nos fuerzan a tomar una acción destinada a
reivindicar la democracia”.
¿Estaría de acuerdo con el párrafo anterior
para aplicarlo a la realidad de hoy? ¡Claro que sí! ¿Lo suscribiría usted,
apreciado lector? ¿De quién cree que es su autoría? No es de líderes del momento
ni es de hoy. Es de febrero de 1992, tomado de la incendiaria proclama con que
un grupo de militares felones pretendieron justificar el inconstitucional acto
de dar un golpe de estado e intentar un magnicidio contra el entonces
presidente democráticamente electo y en funciones. Aquellos frustrados
golpistas de entonces son los mismos que desde hace 15 años mal gobiernan al
país, bajo la premisa de que resolverían los problemas denunciados entonces.
La rabia nos invade cuando miramos a nuestro
alrededor y vemos el inmenso grado de corrupción que plaga todas las
esferas de nuestro país: hospitales por los que se han pagado enormes
sumas y comisiones en obras para su rehabilitación, sin que los pacientes
disfruten ahora de mejores servicios hospitalarios; sobreprecios en importación
de alimentos; US$ 25 mil millones esfumados de las arcas de la nación a través
de CADIVI, sin que hasta ahora haya ninguna averiguación por parte de la
Fiscalía; la por demás evidente dilapidación de US$ 1 millón de millones, ingresados
al país por concepto de petróleo, como maná del cielo, sin que el país se haya
beneficiado en infraestructura, salud, educación, agricultura, que hoy lucen
destartaladas.
De nada han servido las innumerables
denuncias debidamente documentadas que siempre desembocan en la falta
de castigo a las personas que todos sabemos culpables de haber tomado
indebidamente dineros públicos. Así, los denunciantes acaban
denunciados y no les queda más remedio que llevar el registro de las fechorías
en tribunales internacionales; el TSJ convertido en alcahuete de una justicia
servil a los designios de los amos del poder, al punto de que antiguos
magistrados, llevados por no sé qué acto de contrición, ellos mismos culpables
de corrupción, tratan de lavar sus culpas denunciando tales manejos, sin que
nada sea investigado, a conciencia de que pronto serán noticia de ayer, porque
un nuevo escándalo sacudirá el nuevo día.
Yo protesto por la gran cantidad de
privilegios con que cuentan algunos. El inconstitucional nepotismo es
moneda corriente del régimen; numerosos miembros de las familias cercanas a los
poderosos usan para disfrute privado los dineros, carros, aviones, propiedades,
personal de seguridad, que pertenecen a la nación, a la vez que ocupan altos
cargos en la administración pública; el hijo del presidente, de 23 años y sin
experiencia profesional, es nombrado director de la nueva Escuela Nacional de
Arte; las hijas del difunto expresidente, decididas a prolongar una ilegítima
herencia monárquica, rehúsan desalojar La Casona, residencia oficial del
presidente en ejercicio, cónyuge e hijos menores, sin que el propio presidente
pareciera tener poder para expulsarlas. Todos en una orgía de echar mano y
disfrutar de la hacienda nacional como si fuese su peculio personal,
sintiéndose invulnerables, en el mejor estilo de los grandes sátrapas que en el
mundo han sido.
Todo esto a costa de la miseria de nuestro
pueblo que agobiados por las injusticias de los años 90, se ilusionaron con la
esperanza de un mundo mejor para sí y los suyos. Es así que hoy las
políticas económicas que colocan en posición deplorable a los venezolanos más
sencillos, la imposibilidad que tiene la gran mayoría de satisfacer sus
necesidades básicas nos han conducido a las puertas de una crisis sin
precedentes en décadas. El INE reconoce el aumento en los niveles de pobreza de
21,2% (2012) a 27,3% (2013), de 1,5 a 1,9 millones de hogares, con el trasfondo
de un millón de millones de dólares ingresados a las arcas en 15 años,
dilapidados en delirios y corrupción. La canasta familiar básica, según el
Cendas, está en junio de 2014 en Bs. 20.560, es decir, 4,8 salarios mínimos,
con una variación anualizada de 77,4%, lo cual se traduce en Bs. 8.972,21
adicionales, monto superior a dos salarios mínimos, y una inflación de las más
altas del mundo, que considerada desde 1999 hasta hoy ronda 2.300%. De la
fuerza de trabajo del país, 8 millones de personas sufren por causa de
desempleo, subempleo o trabajo precario, una tasa de desempleo rayana en 14%.
Con tres devaluaciones de la moneda en el último año (solo la del SICAD II
equivale a casi 700%) y una cuarta en puertas, el poder adquisitivo del bolívar
se ha esfumado, somos más pobres que nunca. No hay cómo salir del atolladero en
que se encuentra la economía sin que medie una devaluación significativa del
bolívar. Un modelo económico fracasado que ni siquiera a US$ 100 por barril de
petróleo le permite sobrevivir.
También protesto la venta a
consorcios extranjeros de nuestras empresas fundamentalescomo por ejemplo
los 32 convenios operativos suscritos por el estado venezolano con empresas
transnacionales en 2006, con lo que las empresas extranjeras pasaron a ser
socias del negocio en territorio venezolano. Según Chevron, su beneficio es de
$ 6 millones diarios en los yacimientos controlados por ella, negocios en la
plataforma deltana, la faja del Orinoco o el proyecto “Prospección Geológica
Nacional de Venezuela”, a cumplirse en 5 años, a partir de un acuerdo marco
firmado a espaldas del país y de la Asamblea Nacional el 24/2/12 en Caracas,
entre CITIC Construcción Co. Ltd, empresa estatal china, y el Ministerio de
Petróleo y Minería. No quedará pepita de oro ni veta de hierro, plata o coltán
sin inventario, a los fines de exprimir al máximo al país traicionado por el
régimen.
Pero la entrega de nuestro país a China, es
sólo un aspecto del desconocimiento de nuestra soberanía en todos los
terrenos. Con los 38 acuerdos suscritos esta semana, la participación china
abarca 15 sectores estratégicos: petróleo, agro, vivienda, industria, finanzas,
servicios, electricidad, minería, transporte, telecomunicaciones, seguridad y
defensa, tecnología, transporte, ambiente e infraestructura, en los que los
chinos buscan producir materias primas que alimenten su crecimiento industrial.
En siete años se han firmado préstamos por 56 millardos de dólares, más que
duplicando las magras reservas internacionales de Venezuela, enflaquecidas por
el asalto de quienes las han usado a discreción como fortunas propias. Un Fondo
Chino inauditable, administrado formalmente por Bandes, pero discrecionalmente
por el presidente, en obras que finalmente no se ven porque los apagones
siguen, el sistema vial del país está ruinoso, las viviendas apenas se
construyen y la agricultura no produce. Hemos sido entregados a China.
Según Américo De Grazia, diputado por el
estado Bolívar, China opera de hecho en la Ferrominera, canalizaciones del
Orinoco y las Minas de la Cristina/Oro, las más ricas de Venezuela y 6ª del
mundo; China exige anular toda contratación colectiva de las empresas CVG y su
entrega a la China Minmetals Corporation, así como la reducción del 40% de la
nómina de trabajadores, lo que ha derivado en la descalificación de Diosdado
Cabello, presidente de la AN, al contrato colectivo de Sidor. Nada
más apropiado, entonces, que el regalo que el presidente chino Xi Jinping
obsequió a Diosdado: ¡un jarrón chino!
El desconocimiento de nuestra soberanía en
todos los terrenos tiene
además otras dos facetas. Una de ellas, territorial. La reclamación del
Esequibo y la defensa de nuestros derechos en la fachada atlántica del Delta
del Orinoco han sido dos temas a los que el régimen, por negociados
geopolíticos con el Caricom, no les ha prestado la debida atención, acercándose
de hecho a una entrega de nuestro territorio. Guyana ha presentado
unilateralmente a la comunidad internacional una línea de delimitación de áreas
marinas y submarinas entre la zona en reclamación y el estado Delta Amacuro
orientada hacia occidente, que le cercena a Venezuela centenares de miles de
kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva, cerrándole además la libre
salida al Atlántico. Venezuela debe afirmar públicamente que la salida libre al
Atlántico no es negociable y la Armada debe continuar su tradicional patrullaje
en la zona. Permitirle a Guyana, por razones políticas e ideológicas, que
avance en esta materia constituiría una gravísima amputación de nuestra fachada
Atlántica, además de reconocer que la Zona en Reclamación pasaría a ser de
ellos. Hasta ahora nada de esto se ha hecho, cayéndose en el peligroso terreno
de la aquiescencia, que en lenguaje diplomático significa consentimiento por la
vía de los hechos.
El otro aspecto del desconocimiento
de nuestra soberanía en todos los terrenos, insoslayable para cualquiera
que toque el tema y se conduela de nuestros problemas soberanos, es el
referente a nuestra soberanía como nación republicana y la cesión que de ella
ha hecho el gobierno de Venezuela al régimen oprobioso de los hermanos Castro
en Cuba. Lo que se ha llamado “la invasión consentida”: cerca de 70 mil cubanos
pasando como médicos, terapeutas, técnicos de deportes, militares con funciones
directoras en despachos, registros, notarías, en los servicios de inteligencia
y hasta un economista cubano, Orlando Borrego, cuya única credencial es haber
sido estrecho colaborador del Che Guevara (más en dar rienda suelta a sus
instintos asesinos en “La Cabaña” que en manejar con éxito la ruinosa economía
cubana), traído por el régimen (el cubano-venezolano, que ya es uno solo) para
ayudar a profundizar el modelo cubano en su nueva provincia venezolana.
Para el régimen, Venezuela nació en 1999,
antes no había nación. Tal vez por eso le es tan fácil traicionarla. Nos tocará
a nosotros reivindicar la democracia traicionada por quienes
la usaron como excusa hace 22 años para levantarse en armas.
Gioconda
San Blas
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