Este
gobierno no da puntada sin dedal. Lo digo con angustia. Todas sus decisiones
están influidas por el interés ideológico de la Revolución Bolivariana y el
internacionalismo marxista.
A finales de octubre de 2013, los venezolanos
fuimos gratamente sorprendidos por la noticia de la detención por el patrullero
venezolanos “Yekuana” del buque RV “Teknik Perdana”, contratado por la
transnacional Anadarkp para realizar labores de exploración petrolera en la
fachada Atlántica venezolana al servicio
de Guyana. Además, se conoció que la Armada venezolana había reiniciado
los tradicionales patrullajes, suspendidos desde hacía un año, en nuestra zona
económica exclusiva.
Esa decisión fue tomada por el recién nombrado comandante
de la Armada almirante Gilberto Pinto Blanco, perteneciente a la flota, quien
mantuvo esa posición hasta el día en que entregó el mando. Fue
recientemente reemplazado por su
compañero de promoción, almirante Jairo Avendaño Hernández, infante de Marina.
Soy incapaz de juzgar a nadie por presunciones. Espero
que el nuevo comandante de la Armada mantenga el mismo sentido patriótico de su
antecesor en el cargo y ratifique las acertadas decisiones que condujeron al
reinicio del patrullaje en nuestra zona económica exclusiva e impida la
presencia de buques contratados por transnacionales petroleras, al servicio de
Guyana, en labores de exploración petrolera.
De todas maneras debo resaltar la coincidencia de la
destitución del vicealmirante Elías Daniels, quien mantuvo, por muchos años,
una firme posición en defensa de los intereses venezolanos en la Zona en
Reclamación en sus funciones en el ministerio de Relaciones Exteriores. Fue
reemplazado por el contraalmirante Blas Misticchio Tortorella, a quien no le
conozco ninguna experiencia en el campo de la delimitación fronteriza. Estas
dos curiosas designaciones me han causado una profunda preocupación.
La verdad es que Nicolás Maduro, en el tiempo de su
desempeño como canciller, no dio ninguna demostración de firmeza en defensa de nuestra soberanía. Hay que
recordar que aceptó visitar Guyana días después que el ministro del ambiente de
ese país había dado una rueda de prensa en la ciudad de San Diego informando
que Guyana había entregado una concesión petrolera a la empresa Anadarko en el
bloque Roraima, la cual afecta la fachada Atlántica de la Zona de Reclamación y
la del Estado Delta Amacuro. Durante su visita, en lugar de rechazar el derecho
de Guyana a ese espacio marítimo venezolano, guardó un sorprendente silencio,
el cual pudo haber producido un Stoppel de aquiescencia. Justamente, el buque
detenido se encontraba en el bloque Roraima. Además, en la rueda de prensa
planteó que “recientemente han salido documentos desclasificados de la década
de los 60,70 y 80 que demuestran quienes eran los intrigantes que preparaban
una guerra con Guyana”, sin medir las graves consecuencias de esta
declaración.
El problema con Guyana se ha ido agravando. El Tribunal
Internacional del Derecho del Mar sentenció una controversia entre Guyana y
Surinam, para delimitar las áreas marinas y submarinas, utilizando varios
puntos ubicados en la costa del Esequibo, sin considerar que esa área forma
parte de una controversia limítrofe entre Venezuela y Guyana. Nuestro gobierno
no presentó formal protesta. El colmo, es que en la concesión del bloque
Roraima, Guyana quiere aplicar en forma unilateral una línea divisoria con Venezuela
de 30 grados de inclinación, sin respetar el continuo patrullaje de 40 años de
La Armada, ratificando que la inclinación de esa línea es de
70 grados. Esa muestra de debilidad no ha sido sólo con Guyana, sino
también con el Caribe. El CARICOM, de manera arbitraria, ha querido desconocer
que la isla de Aves genera mar territorial y plataforma continental, hecho
aceptado por los Estados Unidos y Francia al delimitar las áreas marinas y
submarinas con Venezuela.
Es natural que un gobierno, que presenta antecedentes tan
negativos como los que narro en este artículo, no genere ninguna confianza en
las decisiones que tome en defensa de nuestra soberanía. Esa es la razón por la
cual es de un alto interés nacional que la Armada mantenga con firmeza la necesidad
del permanente patrullaje de nuestro mar territorial, plataforma continental y
zona económica exclusiva. En el caso de la fachada Atlántica se debe insistir
en la necesidad de adquirir los medios requeridos para poder permanecer en
dicha área. Este reto lo tendrán los nuevos mandos de la Armada. Deben cumplir
su deber sin temor a las consecuencias. Es verdad, que la destitución del
almirante Pedro Pérez, comandante de la Infantería de Marina, fue una decisión
injusta y arbitraria. Era inconveniente utilizar a su unidad como una fuerza
represiva contra manifestaciones públicas. Su gesto de firmeza merece el
respeto y la admiración de los venezolanos.
Fernanddo
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
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