Varios
importantes líderes consideran imperativo regresar a la Unidad opositora con
miras a las elecciones de 2015, -"sin autoflagelaciones", diría el
alcalde Blyde, pero con un mínimo de transparencia a ver si se recupera la
confianza entre sus integrantes. Divididos muy pocos serían diputados y difícil
alcanzar esa mayoría para cambiar la historia.
Al final los "duros"
que no estén inhabilitados serán candidatos y no deberían arrojar moscas a la
leche sobre el camino electoral. Si no hay Unidad y mayoría, el chavismo
superará la crisis con reacomodos internos, como el PRI durante 70 años y
habría una "transición interna".
Un debate honrado no implica que los
participantes sean beatos, ni se amen entre ellos, sino que acepten la voluntad
mayoritaria para convivir y sobrevivir, por elemental pragmatismo.
Desde Judas
se sabe que la traición puede salir demasiado cara. Es lo que en la teoría de
los partidos se llama "centralismo democrático", solo que Chávez
incendió la cultura política y procreó chavecitos.
Ellos creen que la pre-política, el caudillismo, es política, que el jefe hace lo que le da la gana sin consultar leyes ni partidos. Una oposición sin armas, sin militares golpistas, que no quiere tener ni una ni otra cosa, solo proclama la vía democrática y electoral.
El diálogo podría
comenzar por excomulgar -n-u-e-v-a-m-e-n-t-e- y hasta la nausea los
atajos ilusorios que más de 80% de la gente rechaza. Las manías del
antigomecismo siempre a la espera de la invasión salvadora, duraron 27 años. Y
es absurdo sustituir una propuesta fracasada, ¡la salida ya!, por
otra igual, la renuncia, o una descabellada, la
Constituyente. Los que se pusieron al frente de sus palabras, López y
Machado, merecen profundo respeto por su integridad.
Dos bizarros
Corrieron valerosamente la suerte que eligieron, lo que resplandece su coraje
pero no da la razón política. Schopenhauer escribió que razón y pasión son como
el agua y la sed y juntas hacen la vida. Ellos se la jugaron con bizarría y eso
les da crédito moral y borra pecados veniales. Pero no es el caso de la
camarilla incalificable, por debajo de cualquier línea de respetabilidad y
decencia, que instigaba el caos con sus coxis bien protegidos
a miles de millas de los acontecimientos.
Desde
allá mandaban condolencias a familiares de los masacrados por el gobierno,
mientras promovían añagazas. Pero los cadáveres seguirán muriendo. Un
levantamiento civil de pecho contra plomo asesino, teorizado por unos que alguna
vez vistieron (o se disfrazaron) con uniformes hasta de generales y almirantes,
los describe bien.
La doctrina Jaua consistía en provocar los cuerpos policiales, solo que él
disfrutaba del confort de la democracia, mientras ahora los
jóvenes están indefensos ante las hienas y eso deberían saberlo bien los
estrategas.
Todo
el mundo conoce que el Estado de Derecho es un hueco negro, los
abusos de la Guardia Nacional, que la Fiscalía es un martillo y que los
"colectivos" actúan fuera de control. Algunos duros de "la
salida ya" twitera no solo aborrecen a los que ven
fútbol, sino también a los que no gritan todo el día que "vivimos en
dictadura".
¿Por
qué actúan como si no supieran que cerrar una autopista y asfixiar vecinos de
una urbanización opositora, aparte de ser una memez, va a producir la reacción
represiva brutal? ¿Quién no entiende que es un acto de inmolación, surrealismo
político, y autoagresión?
Cerebros mermados
Hay gente con estertores agónicos cuando se dice esto: el gobierno no
"salió ya", no "faltaba poco" y la oposición recibió una
sanguinaria derrota. 43 muertos, 2.500 detenidos -de los que aún permanecen
174-, y 873 heridos. Parecía que se buscaba también al desgaire defenestrar
alcaldes quién quita el CNE convocara otras elecciones.
Solo
cerebros mermados podrían hacer una estrategia en la que los combatientes
tengan como única arma su cuerpo, frente a jaurías artilladas. La vida se
pierde doblemente, porque se pierde a nombre de una causa perdida. La rudeza
del debate opositor no bajará mientras el laboratorio de guerra sucia que
apareció con la salida no cese. Son los opositrolles,
bandas de forajidos twiteros, dedicados día y noche a sueldo a
degradar la Unidad y cualquier ciudadano de a pie, profesional, observador,
periodista, que exponga algo distinto.
La táctica muy fascista: no responder el argumento sino envilecer el emisor con
calumnias y asustarlo para que se calle. Es otro aporte del chavismo a la
oposición porque son exactos, como gotas, a las guerrillas
comunicacionales y la tropa. Igual bajeza fascista, cinismo fanático,
carencia de principios. Repiten a su medida las guerras sucias contra Henrique
Capriles Radonski y su círculo en la campaña electoral. Que la fuerza que dice
representar el futuro democrático tenga tales métodos, y que algunos de sus
jóvenes perpetran tales ruindades, no da mucho aliciente. El estudio
psicosocial que se realiza sobre losopositrolles, revela muchachos con
graves problemas de relación e insatisfacciones personales. Se hacen daño ellos
mismos al corromperse en acciones rastreras, fomentan el abstencionismo y
debilitan a la oposición como alternativa con un espectáculo tan horripilante
para el público.
Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@carlosraulher
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