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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

viernes, 6 de junio de 2014

JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, UNIVERSIDAD Y DEMOCRACIA,

Si alguna institución representa la tradición republicana en nuestra historia es precisamente la Universidad. Los egregios varones de nuestra independencia, aquellos que reunieron nuestro primer Congreso y dieron nacimiento a la nación, en su mayoría provinieron de ella y aportaron significativo carácter a las reformas políticas fundadas en los principios liberales de los cuales ha surgido el mundo moderno.

De manera progresiva, superando inclusive ciertas iniciales concepciones, las Universidades simbolizan en su esencia el progreso intelectual, la preservación de la cultura, la difusión de las ideas y el cambio social. El debate y la confrontación del pensamiento forman parte de su naturaleza. Superando tutelas y protectorados, exigencias catedráticas, corrientes doctrinarias y antagonismos culturales, la Universidad ha afirmado en la historia su jerarquía, la necesidad de educar conforme a los avances de la ciencia y del humanismo para transformar la sociedad.

La democracia como sistema político basado en la diversidad, en la vigencia de las libertades y derechos, en el pleno desarrollo del hombre en lo intelectual y material,  debe asegurar la efectiva libertad de pensamiento, el derecho a la educación y a la cultura dentro de un concepto de pluralidad. En tal sentido, resulta inherente a los valores democráticos la cabal existencia de la Universidad.

Observando los antecedentes legislativos de la autonomía universitaria dentro de los gobiernos democráticos en Venezuela y no obstante la crítica de que la Constitución del año 1961 no la consagró de manera expresa, sí se hizo a través del Decreto Ley N 458 del 5 de diciembre de 1958 que contempló su alcance administrativo, normativo, académico, económico y financiero, así como también la inviolabilidad del recinto universitario. Igualmente, la Ley de Universidades del año 1970, reorganizó ciertos elementos de la autonomía sin desconocer las competencias de las autoridades universitarias en la materia. Finalmente, la Ley Orgánica de Educación de 1980, ratificó este derecho a favor de los institutos de educación superior.

Si bien la Constitución de 1999 incorporó el principio y, posteriormente, la Ley Orgánica de Educación del año 2009 previó la vinculación de la autonomía universitaria con los derechos ciudadanos previstos en la Constitución, tal avance normativo carece de eficacia si no es cumplido en la práctica y se cercena la misión de la Universidad.

La vinculación de la actividad educativa con los fines nacionales obliga a procurarlos tanto a la Universidad misma como al propio gobierno. Cualquier acto que atente la integridad de la Universidad, que menoscabe sus derechos, que limite su autonomía o que le impida su contribución a la reflexión y al pensamiento de la sociedad, resulta cuestionable por ser inconstitucional y antidemocrático.

En un debate parlamentario efectuado al inicio de la democracia en Venezuela el doctor Alirio Ugarte Pelayo, entonces Presidente de la Cámara de Diputados (1965), reflexionó sobre el concepto de la autonomía universitaria y, en particular, sobre la independencia política de la Universidad y su derecho a la libre expresión. En tal sentido señaló: "la idea de una Universidad que no sea un instituto independiente en relación con las preocupaciones de la política, la idea de una Universidad cuyas autoridades y cuyos profesores puedan depender de un cambio de período presidencial o de un cambio de Ministro de Educación, como fuera en otros tiempos de la vida venezolana,...es incompatible con la idea misma de autonomía de la Universidad...". Por otra parte, manifestaba con acierto: "considero inherente al concepto de autonomía universitaria el desarrollo y mantenimiento de una gama de principios y reglamentos que aseguren la libertad de cátedra, que aseguren la libertad de expresión en la Universidad, que aseguren la libertad de investigación, que garanticen contra toda forma de presión social o política a la Universidad democrática que no degenere en una Universidad controlada, o por un partido, o por una organización económica, o por un Gobierno, con el objeto de anular ese carácter de libre pensamiento, de libre enseñanza, de libre investigación que la esencia cultural de la Universidad".

La democracia es inexistente sin pensamiento libre, sin reflexión y pensamiento crítico, sin la misión formadora y transformadora de la Universidad.

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfd599

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