“La
felicidad radica, ante todo, en la salud” George
William Curtis (1824 – 1892). Escritor
y orador estadounidense.
“…esta
pequeña huella de mi corto caminar por esta patria de América y del mundo
llevando en mi hombro a nuestro pueblo de donde vengo, de donde soy y donde estoy” es
la humilde expresión de, don Víctor Morillo, el “Tricolor de Venezuela”.
Y traigo está cita porque hace pocos días, vi por los noticieros de televisión, al mejor declamador del país anciano, en silla de ruedas, pero gracias a Dios lúcido y con su educada voz de trueno, rogando, por favor, al Presidente Maduro y a la burocracia gubernamental, que socorran la unidad de diálisis, dónde lo atienden a punto de cierre por falta de recursos. Sencillamente impresionante.
Y
digo sencillamente impresionante, porque ver, en ese estado de extrema
necesidad a quien llevó sobre sus hombros la expresión más pura de nuestra
cultura popular e identidad, impresiona ingratamente y surge una interrogante
¿Es así, como un gobierno que se autocalifica de revolucionario, socialista,
humanista, cristiano, trata a una señera figura de nuestra folclore?
¡Por
favor! Dijera el filósofo mexicano Mario Moreno “Cantinflas “No me defienda
compadre” y algo más ¿Qué queda para el común de la gente? Necesidad, miseria y
muerte. Lo obvio, no se discute. “Y donde estoy” don Víctor Morillo.
Indiscutiblemente, la crisis de Venezuela toco fondo en revolución. No es sólo la escasez de alimentos, de autopartes, de cemento, cabillas, de seguridad ciudadana, de empleo, que el bolívar lo convirtieron en polvo cósmico y la devaluación y la inflación hacen estragos en los más pobres, empujándolos a la miseria, sino que la corrupción roja rojita, saqueo y arruinó al país al extremo que, la salud pública, no funciona, no existe. Un botón de muestra: en el hospital General de El Tigre los quirófanos están en remodelación hace más 2 años. Record de eficiencia socialista.
Ver
a Víctor Morillo, el Tricolor de Venezuela, rogando para que atiendan una
unidad de diálisis y no la cierren, enterarse que en el hospital de Guanare
mueren niños recién nacidos por contaminación en los retenes, oír por la radio
a cada instante a un venezolano desempleado, dirigirse a la comunidad en busca
de un medicamente y peor todavía, buscando auxilio de un alma generosa, que le
pueda pagar en la Cruz Roja o una clínica privada, una intervención quirúrgica
urgente porque en el hospital, gracias a la corrupción revolucionaria, no hay
un quirófano operativo da grima. La salud pública estaba entubada y la
desconectaron. Sólo falta la expiración. La salud está privatizada en
revolución.
Esta
desgracia que vive el país, es asombrosa. Venezuela posee las más grandes
reservas petroleras del globo terráqueo. Vive desde hace 14 años la más
fabulosa bonanza petrolera jamás soñada en la historia patria. La deuda externa
ha crecido en más de 120 mil millones de dólares y con esa gigantesca riqueza
en revolución llegó la incapacidad, corrupción y la gente se muere de mengua.
La realidad es inocultable. En materia de salud, Venezuela, también tocó fondo.
Un pueblo sin salud es infeliz y vive en permanente angustia y luto. Dios nos
agarre confesados.
Jose Cheo Salazar
sjose307@gmail.com
@Cheotigre
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