El candidato opositor de Colombia, Oscar Iván
Zuluaga, que está empatado con el presidente Juan Manuel Santos en las
encuestas para la segunda vuelta electoral del 15 de junio, dice que una de las
primeras prioridades de su política exterior si llega a la Presidencia será
exigir el cumplimiento de un tratado regional para restaurar la democracia y
los derechos humanos en Venezuela.
Zuluaga, el candidato de derecha que derrotó
a Santos en la primera vuelta electoral, me dijo en una entrevista que pedirá
la activación de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos
(OEA), que podría llegar a imponer sanciones regionales al régimen represivo de
Venezuela.
“Para nosotros, en la política exterior es
fundamental la defensa de la Carta Interamericana de la OEA, que establece unos
compromisos en la defensa de valores e instituciones democráticas”, me dijo
Zuluaga.
Varios grupos de defensa de la democracia han
pedido en los últimos años que los países latinoamericanos hagan valer el tratado
regional de la OEA contra Venezuela, pero no han encontrado apoyo entre los
gobiernos de la región, en parte porque muchos de ellos reciben petróleo
subsidiado de Venezuela.
Refiriéndose específicamente a Venezuela,
donde el presidente Nicolás Maduro ganó una dudosa elección el año pasado, y
ahora enfrenta protestas que han dejado al menos 42 muertos en las últimas
semanas, Zuluaga dijo que la prioridad de Colombia será “combatir el terrorismo
y el narcotráfico” que tolera o ampara Venezuela.
Zuluaga y su mentor político, el ex
presidente Alvaro Uribe, se oponen a las conversaciones de paz del mandatario
Santos con la guerrilla de las FARC en Colombia, que se han convertido en el
principal punto contencioso de la carrera presidencial.
La campaña de Santos se basa en la premisa de
que sus conversaciones de paz con los rebeldes de las FARC probablemente acaben
con el conflicto armado de Colombia, y de que un acuerdo de paz atraería una
avalancha de inversiones extranjeras que podrían hacer crecer la economía un 7
por ciento anual. Zuluaga, por su parte, dice que Santos está entregando el
país a las FARC, y abriéndole la puerta a un régimen “castro-chavista” en
Colombia.
En la entrevista, Zuluaga dijo que “Colombia
no puede aceptar que un país como Venezuela no asuma un compromiso para
enfrentar el terrorismo y la presencia del narcotráfico de las FARC en
Venezuela”. Y agregó “las FARC asesinan y extorsionan en Colombia, cruzan la
frontera, y tiene la protección del propio gobierno de Venezuela”.
Sobre el reciente derramamiento de sangre en
Venezuela, Zuluaga dijo que también es la “obligación” de Colombia como
firmante de la Carta Democrática Interamericana exigir la defensa colectiva de
la democracia y los derechos humanos en Venezuela.
“Claramente, reprimir la protesta social en
el caso de Venezuela ha significado la muerte de muchos jóvenes, más de 35”,
dijo Zuluaga. “Es un hecho muy grave que atenta contra los derechos humanos,
que no es propio de un régimen democrático”.
Cuando le pregunté si apoya las propuestas en
el Congreso de Estados Unidos— a las que se ha opuesto el gobierno del
presidente Barack Obama— de imponer sanciones a los funcionarios venezolanos
involucrados en la represión, Zuluaga eludió la pregunta, diciendo que
necesitaría tiempo para reflexionar sobre eso. Se limitó a repetir su premisa
de que su política exterior sería “fortalecer la democracia y la libertad en
nuestros países”.
Mi opinión: La postura de Zuluaga de pedir la
defensa colectiva de la democracia en Venezuela es un soplo de aire fresco en
una región en la que los presidentes se han hecho los distraídos ante el
escandaloso proceso electoral del año pasado en Venezuela, que precipitó la
crisis política venezolana que hoy está costando tanta sangre.
Pero, francamente, dudo de que Colombia haga
un giro radical en política exterior si gana Zuluaga. Siendo realistas, hay que
admitir que no podrá invocar la Carta Democrática Interamericana porque no
tendrá los votos en la OEA.
Además, aunque las exportaciones de Colombia
a Venezuela se han caído en picada y Venezuela no paga sus deudas a los
exportadores colombianos, los empresarios de la frontera colombiana le pedirían
a Zuluaga que no arruine lo que queda del comercio bilateral. Y Zuluaga tendría
que tener mucho cuidado de no darle pretextos a Maduro para reflotar el
conflicto limítrofe del Golfo de Venezuela, como una excusa para mantenerse en
el poder en Venezuela.
Tal vez Zuluaga tendría más libertad para
criticar a Venezuela que Santos, que se ha aliado con partidos de izquierda y
cuya vida política depende del éxito de las negociaciones de paz con las FARC
en Cuba. Pero salvo un ligero cambio de tono en el discurso, no creo que habría
un cambio radical en la política exterior colombiana si hay un cambio de
gobierno.
Andrés Oppenheimer
aoppenheimer@elnuevoherald.com
@oppenheimera
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