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viernes, 20 de junio de 2014

ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ, LA PALABRA ABDICAR

Mucha gente se pregunta el sentido exacto del verbo “abdicar”, y su diferencia  con “renunciar”. También causa una natural curiosidad por qué “abdicar” se usa solo referido a los reyes y príncipes, mientras “renunciar” se emplea en todos los demás casos. ¿Por qué –me pregunta un querido amigo– el papa renuncia y el rey abdica?

Ambas palabras son de origen latino. “Abdicar” viene de “abdicare” en la lengua  de los romanos, y “renunciar” de “renunciare”. Sin embargo, en Latín “abdicar” tiene   muchos  más usos y significados que en Castellano.

Según el DRAE “abdicar” es, “Dicho de un rey o de un príncipe: Ceder su  soberanía o renunciar a ella (…)”.  A “renunciar” el DRAE lo define como “hacer dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene o se puede tener: ‘Renunciaré a mi libertad’”. Curiosamente, no se incluye aquí la “renuncia” a un cargo.

Como se ve, hay ya en estas definiciones una diferencia entre ambos verbos. La acción de “abdicar” se atribuye a los reyes o a los príncipes, mientras que la de “renunciar” se atribuye a cualquier persona. Es de advertir que de ambas palabras el DRAE registra otras acepciones, que nada tienen que ver con las mostradas en primer lugar. Aquí, por supuesto, me refiero solo a las arriba transcritas, que son las que por ahora me interesan.
   
Aunque los diccionarios no lo registran, en el caso de “abdicar” lo habitual es    que la “abdicación” se haga generalmente en favor de otra persona, casi siempre de un heredero u otro familiar muy cercano. Es decir, en su disposición de  “abdicar” el rey, si es el caso, señala quién deba sustituirlo. Según la información reciente, el  rey de España, don Juan Carlos, acaba de abdicar en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. En la realidad puede ocurrir que el abdicante no señale a favor de quién abdica, y entonces habría que aplicar algún otro medio legal para sustituirlo.

Estrictamente hablando no hay, desde el punto de vista del lenguaje, y probablemente también desde el punto de vista jurídico, aunque haya posibles  excepciones, motivos que impidan que un rey o un príncipe “renuncie” a su dignidad, sin emplear la palabra “abdicar”. El que se use esta en lugar de “renunciar” es una mera cuestión de uso o costumbre, que en materia de lenguaje tiene mucha importancia.

Gregorio Alexis Márquez Rodríguez.
grealemar@cantv.net

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