“No dejes que el árbol te impida ver el bosque”. Refranero popular.
La abundancia de árboles crean un bosque,
pero cada árbol es único. La corrupción generalizada, crea la sensación de un
bosque impenetrable de corruptelas y el bosque también se presta para ocultar,
muchos árboles nauseabundos, que gracias a la impunidad, lucen imponentes y
exhiben una gran vitalidad. El caso de la ciudad de El Tigre es emblemático. 13
años, 4 alcaldes, 3 ricos y el actual, pareciera, en estos 6 meses, que metió
borrón y nueva corrupción. La cobranza continúa privatizada y las nóminas
paralelas, dónde cobraba salario, hasta el mismísimo Simón Bolívar, las ocultó. Vuela la
imaginación.
Hay casos de casos y escándalos que tapan
otro escándalo. Un bosque de escándalos que ocultan escándalos individuales. El
Plan Bolívar 2000, los maletines voladores, el fondo de prestaciones de los
trabajadores petroleros, los 25 mil millones de dólares que se despalillaron de
CADIVI, los lingotes de oro desaparecidos, PUDREVAL, la caja negra del FONDEN
y, un sinfín de casos, que crean ese bosque de corrupción, dónde abundan en el
fértil botín nacional, frondosos árboles pútridos, que atesoran la corrupción
en cada localidad y en ese ambiente pestilente, pareciera, que pasan
desapercibidos. Escándalo nacional tapa escandalitos municipales. Nadie
investiga y menos castiga.
Esos escandalitos locales gozan de impunidad.
No hay rendición de cuentas. Los vecinos recuerdan con precisión el caso de los
pollitos BB, que luego se convirtieron en un mundo editorial con ramificaciones
en Anaco y más recientemente los elefantes rojos de la corrupción en que están
convertidos, el mamotreto dizque para un mercado de buhoneros, los horrorosos
materos, que demolían y volvían a construir, el mercado campesino, un supuesto
complejo deportivo con piscina olímpica, la privatización de la cobranza y la
destrucción total de la maquinaria, equipos e implementos de trabajo de la
otrora Obras Públicas Municipales. Un desastre total que todos ven, menos los
responsables de la vindicta pública. El camino de la impunidad que lego el
mitómano eterno.
Hay quienes dicen que perro muerto no se
patea, pero en estos casos, callar es hacerse cómplice. No hay un concejal,
diputado al Consejo Legislativo, a la AN, de los pasados y presentes, del
gobierno y la oposición, los altos y bajos dirigentes de los partidos que
llaman pomposamente el Gran Polo Patriótico, que toquen esas pústulas de la
corrupción local y, ahora, el actual alcalde de la ciudad, pareciera, repito,
le mete borrón y nueva corrupción. El silencio cómplice, lo delata. Empero,
llegará el día de rendir cuentas y a la hora de pagar nadie es tramposo. El
bosque de la corrupción ciega.
José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
@Cheotigre
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