FELIPE GUERRERO, VOLVER A LA UNIVERSIDAD

Ahora retornamos a la Universidad. Regresamos a reencontrarnos con nuestros alumnos para compartir la vieja y eterna tarea de girar y girar la rueca de la existencia mientras vamos hilando la lana para que se puedan tejer los sueños... y la vida.

El espacio de la universidad es apenas una estación de este hermoso proceso de educación liberadora. Con esos alumnos que son los hijos del afecto y con los otros que son los hijos y los nietos de la sangre,  hemos compartido en las veredas, en las plazas y avenidas de esta tierra millones de lecciones de pluralismo, libertad y democracia que es como decir las clases del más puro humanismo. En este peregrinaje libertario,  las calles se hicieron demasiado estrechas para que entrara toda la angustia venezolana que quiere sacudirse este cautiverio.

Volver a los ambientes de la Universidad es retornar a la casa en donde se mima a la patria, porque aquí se preparan sus hijos para hacerla grande. La universidad entrega los faroles para que los hombres y mujeres que salen de sus aulas,  iluminen los caminos y así evitar que el pueblo tropiece.  Hay otros que se dedican a hacer llorar a la nación porque cuando solloza la patria las lágrimas le empañan los ojos y le impiden  ver bien el camino.

En este retornar a la casa que vence las sombras habrá notables ausencias. Estarán vacios los pupitres de los muchachos que se fueron con Génesis Carmona a la universidad del cielo y volarán las palabras que arrebatadas por la sal gritarán en un sórdido monologo de adioses.

Será el encuentro para rememorar la vida, sin importar cual agria ha sido. Será un despertar a otra Venezuela que ve con optimismo luego de tanto desierto, que no le han podido secar la sabia democrática a esta juventud y que se han colado otros sonidos. Hay luz, veo muchas aulas en donde se acomoda la esperanza y esto nos permite buscar el modo más idóneo de profesar nuestra fe.

Será la clase de la certidumbre  para elevar al cielo el salmo de la constancia y volveremos a rezar el credo de la convicción: No desmayes, no claudiques, lucha con desenfreno, porque aunque hoy el suelo parezca desolado pronto parirá la tierra las primicias de la primavera, y para verlos crecer, me sentaré junto al camino, sonriendo asombrado ante la magia representada en las entrañas de esta patria  y que fluirá al exterior como un fruto de liberación.

Regresamos para compartir esta pascua de la Universidad y lo hacemos en mayo, el tiempo de las flores, la estación de las madres y de la vida. Nos resulta muy grato hablar de patrias, de universidades, de escuelas o de libertad y tratarlas a todas como madres, porque en conjunto ellas generan vida; porque si bien es la madre quien nos planta, es la escuela quien nos riega; porque si bien es la madre quien nos alumbra es la universidad quien nos esclarece; porque si bien es la madre quien nos hace caminar  es la libertad la que nos hace volar y porque si bien la madre nos cubre con un pañal, la patria nos cubre con una bandera.

Al finalizar la oscura etapa de la horrenda dictadura de Gómez, se realizó en Puerto Cabello un acto de gran simbolismo. A solicitud del pueblo, fueron arrojados al mar centenares de grillos con los cuales los tiranos torturaban a quienes luchaban por la libertad. Los grillos al tiempo que sujetaban los tobillos del prisionero, lo inmovilizaban y le abrían dolorosas heridas. En el acto de arrojar los grillos al mar el gran poeta Andrés Eloy Blanco dijo: «Hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora vayamos a las escuelas a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino de la tiranía. Hemos echado al mar los grillos. Y maldito el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla en la carne de un hijo de Venezuela».

Al regresar a la casa que vence las sombras resulta oportuno recordar a Martin Luther King quien nos señala que «La libertad nunca es dadavoluntariamente por el opresor: Debe ser demandada por el oprimido». Desde la Universidad vamos a echar al mar los grillos de la opresión para bordar en la bandera de la libertad el amor más grande de nuestra vida.

Felipe Guerrero

felipeguerrero11@gmail.com

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