En el siglo XV, el Papa Sixto IV ordenó la reforma de una capilla muy
cerca de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Hoy es patrimonio de la
humanidad, visitada por miles de personas todos los años, y una de las obras
del arte más importantes del mundo.
El concepto de hacer planes y obras que duren mucho tiempo pareciera ser
más común en el mundo antiguo que en nuestro acelerado presente y vale la
pregunta de cuál es mejor. En nuestra opinión los dos son buenos y quizás, como
decía San Agustín y repetía Santo Tomás de Aquino, hay que buscar un justo
medio. Firmeza en planes y flexibilidad en las acciones.
Nuestro País es malo en hacer planes a largo plazo y eso es un gran
error. Venezuela requiere un plan de doscientos años que poco a poco se cumpla
independientemente de quien gobierne. Tendrá sus lógicos ajustes pero no
cambiará su sentido de dirección.
Lo primero que tenemos que hacer es ponerle números a la cosa. Mientras
digamos “seremos una potencia agrícola” o “seremos una potencia energética”
todo será gamelote. Números son los que valen. Rafael Ramírez y sus confesos,
dijeron en un plan, que escrito está, que en el año 2012 PDVSA estaría
produciendo 6 millones de barriles de petróleo. Lo cierto es que aún en 2014
seguimos produciendo menos de 3 millones que es la cifra más baja de nuestra
historia.
Un plan de doscientos años ya habría despedido a Ramírez por pirata y a
toda su Junta Directiva.
De igual forma habría pasado con los encargados de educación, salud y
alimentación. Un plan decente de muchos años no aguanta a una dirección tan
flaca y de malos resultados.
El problema a resolver tiene que
ver con las visiones de País. Maduro y sus cubanos creen en un socialismo duro
en donde el Estado controla todo incluyendo la vida de los ciudadanos. Otra
gran parte del País quiere libertades de prensa, de empresa, federación sobre
el centralismo y del poder civil sobre el militar.
No parece posible la conciliación y la única opción es la lucha en todos
los frentes. En las calles y en los medios de comunicación, en la resistencia.
Casi todos nuestros problemas se arreglan con una sólida dirección
gerencial. Nada del otro mundo. Carreteras, hospitales, liceos, empresas.
Ponemos a buenos gerentes y se acomoda el asunto.
Si se puede. La capilla Sixtina no es una quimera y lleva 600 años siendo una maravilla sorprendiendo al mundo. Venezuela también puede serlo. Solo depende de nuestra capacidad para cambiar a este régimen incompetente y construir una Venezuela espectacular.
Eugenio
Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
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