La
historia civilista y democrática de Venezuela irreductible frente a la tiranía,
la opresión y el autoritarismo que en diversos momentos han pretendido someter
a la República, cuenta entre sus figuras eminentes a Monseñor Rafael Arias
Blanco, quien fue Arzobispo de Caracas en los años difíciles del gobierno
dictatorial de Marcos Pérez Jiménez.
Su significativa pastoral del 1 de mayo de
1957 -la autoridad de la Iglesia
Católica en defensa del hombre y sus derechos- fue leída en todos los templos
de Venezuela entonces, y representó el primer llamado de denuncia contra el
régimen en virtud de la violación de los derechos sociales, las libertades y
las garantías ciudadanas, posición obispal en acatamiento de la doctrina de la
Iglesia y de su deber de resguardar la dignidad del hombre, la libertad, la
justicia y la paz.
Ante
ese pronunciamiento y otros en igual sentido que fueron publicados en los
editoriales del diario "La Religión" -hasta su desaparición decano de
la prensa nacional-, la dictadura reaccionó intentando intimidar a Monseñor
Arias, persiguiendo y deteniendo a sacerdotes y a periodistas sospechosos de
ser desafectos al gobierno.
Monseñor
Arias, antes y después de la publicación de ese histórico documento, había
instruido a la Iglesia la predicación de su apostolado oficial como parte
esencial de su magisterio, y luego de la celebración del día de la Acción
Católica, hizo pública la pastoral titulada: "El Comunismo Despoja al
Hombre de su Libertad y de su Dignidad de Ser Racional", de fecha 24 de
octubre de 1958.
La
argumentación fundamental contenida en el texto, en concordancia con otros
anteriores, se refirió, en primer lugar, a la actitud ejercida por el comunismo
frente al hombre: "...lo considera como simple rueda, o pieza
insignificante, en la maquinaria del Estado". Para justificar su
afirmación, aludió a diversos hechos acontecidos en el mundo soviético de
entonces: "En los países sometidos al yugo marxista el individuo humano
está desprovisto del derecho de asociación; está desprovisto del derecho del
sufragio y carece de prensa libre; está desprovisto casi diríamos del derecho
de pensar por cuenta propia; está desprovisto, en fin, del derecho de cambiar
de sitio, o de residencia, y de trabajo".
Citó
el obispo como elemento demostrativo de sus señalamientos, el contenido del
discurso que pronunció el primer secretario Nikita Khrushchev ante el XX
Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, el 26 de febrero de 1956,
quien cuestionó los métodos y procedimientos de su antecesor el camarada José
Stalin, al haber cometido, tal y como lo refirió también Monseñor Arias, actos
de: "represión en masa por medio de la maquinaria del gobierno" y
"también contra los mismos elementos que habían sido pilares del sistema
comunista". Arrestos, deportaciones, ejecuciones, inseguridad y
desesperación eran frecuentes bajo ese régimen y fueron comprobados y
reconocidos numerosos casos, que luego se reiteraron en el tiempo como forma de
práctica política, tal y como indicó Monseñor Arias.
En
segundo lugar, otra de las consideraciones principales que expuso el documento
pastoral, fue denunciar las carencias en las realizaciones del comunismo ya
que: "ni aun en el orden puramente material puede dar a los pueblos la
felicidad y el bienestar que les ofrece", además de sus críticas por su
forma de establecimiento: "en todas partes se ha impuesto por el engaño,
por la fuerza y por la violencia, pisoteando los derechos primordiales de la
persona humana y desconociendo los inmutables principios de la ética y de la
verdad".
Por
último, objetó la postura marxista contra la religión a la que Marx calificó
como: "el opio del pueblo", así como otros actos de agresión contra
la Iglesia y la sociedad.
Pero
así como enfrentó a la dictadura militar en el país y, de la misma manera, la
praxis del comunismo de su tiempo, Monseñor Arias denunció: "...las
injusticias sociales, creadas por una concepción utilitaria y anticristiana de
la vida", no advertidas y menos aún resueltas por algunos gobiernos
formalmente democráticos, ajenos en sus procedimientos y en sus resultados a
los valores y principios de este sistema y de la propia Doctrina Social de la
Iglesia, como son entre otros, la
promoción del ser humano, el respeto irrestricto de las libertades, el
cumplimiento de la ley, el bienestar y la justicia social.
Próxima
la celebración del 56 aniversario del 23 de enero de 1958, jornada de rescate
de la democracia, de las libertades políticas, del derecho a disentir, a la
pluralidad ideológica y del ejercicio del gobierno por mandato superior y
legítimo de toda la nación, justo es recordar el mensaje y la obra de Monseñor
Arias Blanco, "obispo de los barrios", "obispo de la
democracia", uno de los venezolanos más notables de su época.
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