Un chiste que circula en círculos empresariales latinoamericanos dice que Brasil se está pareciendo cada vez más a Argentina, Argentina se está pareciendo cada vez más a Venezuela, y Venezuela se está pareciendo cada vez más a Zimbabue.
Pero,
¿se justifica una visión tan pesimista? ¿O es totalmente exagerado afirmar que
la región se está encaminando hacia el autoritarismo mesiánico y el caos
económico que caracterizaron a Zimbabue en años recientes?
Analicemos
el chiste de atrás para adelante, empezando por la afirmación de que Venezuela
se está convirtiendo en Zimbabue. En este caso particular, la respuesta parece
ser afirmativa.
Según
el Indice de Libertad Económica, un ranking mundial publicado la semana pasada
por la Fundación Heritage, con sede en Washington D.C., Venezuela y Zimbabue
están prácticamente empatados en los últimos puestos de la tabla.
De
los 178 países incluidos en el ranking, que va en orden descendiente de las
economías más libres a las más reprimidas, Venezuela ocupa el puesto 175, y
Zimbabue el 176. Sólo hay menos libertad económica en Cuba (puesto 177) y Corea
del Norte (178).
El
índice de inflación de Venezuela es de más del 50 por ciento anual, uno de los
más altos del mundo. En ese sentido, Venezuela está mucho peor que Zimbabue.
La
nación africana emitió dinero como loca durante la década pasada —como lo está
haciendo Venezuela ahora— y acabó con hiperinflación en 2008, pero en 2009
adoptó el dólar estadounidense y otras monedas duras, y redujo la inflación a
un 10 por ciento anual.
A
pesar de ser uno de los mayores productores de petróleo del mundo, Venezuela
sólo crecerá un 0.5 por ciento en 2014, la menor tasa de Latinoamérica, según
el Banco Mundial. Zimbabue, en cambio, crecerá un 3.3 por ciento este año,
según el Banco Mundial.
En
lo que hace al clientelismo, la burocracia y el caos administrativo, Venezuela
posiblemente sea el campeón del mundo. El presidente venezolano Nicolás Maduro
acaba de anunciar días pasados la creación de 111 vice-ministerios, incluyendo
el “Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo”.
Para
empeorar las cosas, Venezuela se ha convertido en uno de los países más
violentos del mundo, con índices de homicidios mucho más elevados que Zimbabue,
según datos de las Naciones Unidas.
¿Argentina
se parece cada vez más a Venezuela? Sí y no.
Según
el Indice de Libertad Económica, Argentina ocupa el puesto 166 en el mundo. O
sea, está nueve lugares mejor que Venezuela, aunque dentro del mismo grupo de
“economías represivas”.
Al
igual que Venezuela, Argentina ha nacionalizado empresas, hay una enorme
corrupción gubernamental, una inflación galopante del 25 por ciento (según el
gobierno es del 10 por ciento) y la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner
ha intentado controlar todas las instituciones.
Pero,
a diferencia de lo que ocurre en Venezuela, el gobierno aún no ha logrado
silenciar a los medios —pese a que lo sigue intentando hacer— y no puede
manipular las elecciones tan fácilmente. El gobierno perdió las recientes
elecciones legislativas, y existe la expectativa general de que Argentina
tendrá un gobierno más serio después de las elecciones presidenciales de 2015.
¿Brasil
se parece cada vez más a Argentina? En realidad no, pese a que a veces da esa
impresión.
Según
el Indice de Libertad Económica, Brasil ocupa el puesto 114 en el mundo, unos
40 puestos por encima de Argentina, y unos 50 por encima de Venezuela.
Es
cierto que la presidenta Dilma Rousseff, que se presenta como candidata a la reelección
en octubre, no está adoptando medidas económicas para promover la inversión y
sacar al país de su actual letargo.
Pero
Rouseff está en otra categoría: ha destituido a más de media docena de
ministros acusados de corrupción, y en general respeta las instituciones. La
Suprema Corte de Brasil acaba de condenar a la cárcel a importantes políticos
del partido gobernante. Nada de eso ha ocurrido en Argentina, ni en Venezuela.
De
manera similar, Brasil piensa a largo plazo en temas tales como educación,
ciencia y tecnología, algo que no ocurre en el caso de sus vecinos.
Mi
opinión: El chiste de que gran parte de Latinoamérica está cayendo en una
espiral descendente que podría terminar en un caso como el de Zimbabue es una
exageración.
Venezuela
está yendo derecho hacia la ruina, pero tiene menos seguidores en la región. Lo
más probable es que Argentina cambie de curso en los dos próximos años, y
Brasil, en el peor de los casos, seguirá igual que ahora.
Hay
que tener en cuenta que México, Colombia, Perú y Chile están funcionando bien,
y que —junto con Brasil — estos países representan más del 75 por ciento del
producto bruto regional.
Más
que una espiral descendente, probablemente estemos viendo la recta final del
ciclo populista, y pronto veremos el comienzo de una espiral ascendente.
@oppenheimera
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