Difícil, como de costumbre, escribir un
artículo el día viernes, para que sea publicado el día martes, siendo que
durante el domingo intermedio se llevarán a cabo elecciones cruciales para el
futuro inmediato del país, ya que estarán investidas de una condición
plesbicitaria.
Digo
difícil porque carezco de capacidades adivinatorias que me permitan adentrarme
en el futuro, pero supongo que el tema central de la semana entrante será sin
dudas el resultado del acto electoral del 8D. Eso espero.
Ahora bien, como el hecho fundamental de ese
acto será a su vez el de la participación ciudadana, incluyendo en este a su contrario, la abstención, vamos a referirnos nuevamente a él.
Una perogrullada necesaria es afirmar que el
mundo opositor al chavismo recibiría con beneplácito y satisfacción un número
alto de abstencionistas en las filas del oficialismo. Más aún, brincaríamos de
gozo si esos abstencionistas del chavismo se transformasen en votantes
opositores. Ambas situaciones serían importantes. La primera indicaría hasta
qué punto el hastío y la desilusión se ha instaurado en las bases de “La
Revolución”.
La segunda, por supuesto, significaría un
enorme avance, un preámbulo fantástico para las venideras elecciones
presidenciales y para la caída de este régimen nefasto.
Cruzo los dedos para que eso suceda.
Ahora bien, ¿qué va a pasar en las filas
contrarias?
Datidicuestion, como decía mi padre, porque,
como en otras muchas oportunidades la dirección política de la oposición
democrática ha tenido que dedicar sus mayores bríos a una campaña “educativa”
sobre la importancia del voto como herramienta, si no única de cara al futuro,
fundamental en estas circunstancias.
¡¡A esta altura del drama nacional, de la
quiebra de la economía, de los abusos sin límites del gobierno, aún debemos
estar gastando energía para convencer a nuestros votantes sobre la importancia
del voto!!
Y es que existen dos grandes enemigos de la
participación electoral.
Uno deriva de profundas carencias culturales
y se refleja en flojera, superficialidad de criterio, facilismo, inconstancia…
Me desgarro las vestiduras por el país
perdido, por la delincuencia desbordada y los jóvenes que emigran, pero a la
hora necesaria no acudo porque tengo una parillita en casa o un viaje de fecha
impostergable.
El otro, tan grave o peor que el primero, es
el que mina las bases de la unidad, el que atenta contra el arduo y vigoroso
trabajo político de la MUD y del candidato unitario Enrique Capriles. Y digo
que es tan grave o peor que el primero porque se basa en argumentos políticos
no sólo errados sino también malintencionados. Grupos e individuos que, sea por
ingenuidad y desconocimiento o por egolatría y mala fe, siguen argumentando con
simplezas maniqueas investidas de poderes mágicos, suerte de remedios contra
todo mal, tales como la “salida a la calle” y la Santa Desobediencia Civil.
Mediante el poco adrenalínico y poco
romántico camino electoral hemos pasado a ser mayoría, pese a los escamoteos
tramposos del gobierno. Las salidas hormonales, viscerales e impulsivas nos han
llevado en el pasado a fracasos rotundos. A cada momento histórico corresponde
una forma de lucha.
Mientras las bases chavistas no terminen de
percatarse de la burla que significa esta revolución, y las bases
oposicionistas no se enserien, estaremos fregados.
german_cabrera_t@yahoo.es
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