Los
100.000 barriles de petróleo que Caracas manda a La Habana cada día se pagan
con enviados del castrismo que acaban controlando en gran medida Venezuela
Cuba
jugó fuerte en la gestión política de la enfermedad de Hugo Chávez y ahora está
volcada en asegurarse de que el proceso electoral beneficia a Nicolás Maduro.
Además del alrededor de 46.000 colaboradores cubanos que oficialmente viven en
Venezuela, todos con la misión se garantizar la revolución chavista, La Habana
está enviando un destacamento de agentes para el control electoral, que podría
llegar a los 2.500 efectivos, de acuerdo con información de inteligencia salida
de la isla.
«Estamos
aquí para ratificar nuestra entrega; si hasta ahora lo estábamos dando todo,
ahora estamos dispuestos a dar hasta nuestras vidas, nuestra sangre si fuera
preciso por esta revolución», proclamó la semana pasada Roberto López, jefe de
las misiones cubanas en Venezuela, cuando una representación de estas rindió
honores ante el cadáver de Chávez.
De
la continuidad del chavismo depende la pervivencia del régimen cubano. Los
100.000 barriles diarios de petróleo que Venezuela envía a su aliado suponen
3.700 millones de dólares al año. Cuba no los paga directamente, sino que
básicamente devuelve el favor con sus 46.000 ciudadanos que en Venezuela
oficialmente trabajan como médicos, maestros, preparadores físicos… Unos
servicios que Caracas paga extrañamente caro.
«Todo
eso es una tapadera que esconde el control que Cuba tiene de Venezuela»,
asegura un anterior alto cargo de la estructura de poder chavista emigrado a
Estados Unidos, que mantiene el anonimato para evitar represalias contra su
familia. «El centro de operaciones de la inteligencia cubana, el G2, está en la
sede que en Caracas tiene la agencia de noticias cubana Prensa Latina»,
denuncia.
Esta
persona indica que el control cubano es «absoluto», desde el mando en la
expedición de los documentos nacionales de identidad a la gestión de los
registros oficiales de todo tipo: de propiedad, mercantiles… «Todos los datos
informatizados de los ciudadanos venezolanos se manejan desde Cuba», dice.
Las
dimensiones de esa supervisión foránea han sido apuntadas con frecuencia en los
medios. «The Economist», por ejemplo, identificó hace dos años a Bárbara
Castillo, exministra cubana, como alguien con un poder mayor que los propios
ministros venezolanos, según testigos presenciales.
Rendir
cuentas
«Los
jefes cubanos son una estructura paralela a la que las propias autoridades
venezolanas tienen que dar cuenta, también en el Ejército o la Judicatura»,
apunta la fuente antes mencionada, que corrobora el caso de Bárbara Castillo.
También asegura tener conocimiento de la rendición de cuentas que el actual
ministro de Defensa, Diego Molero, estuvo realizando ante instancias cubanas
sobre militares afectos y desafectos en su anterior puesto como responsable de
la «contrainteligencia de Miraflores» (el palacio presidencial).
Agentes
cubanos se han venido ocupando, además, de la función de guardaespaldas de las
figuras institucionales más importantes del país, comenzando por el propio Hugo
Chávez. Estos días se ha visto a su inseparable jefe de seguridad personal
cubano desfilando junto al féretro.
La
cifra exacta de cubanos en Venezuela se ignora. En alguna ocasión La Habana ha
hablado de 65.000 personas. La más reciente es la de 46.000, ofrecida en la
Asamblea Nacional venezolana. Pero dado el secretismo de parte de sus operaciones
es difícil dar crédito a cualquier número. El respetado escritor, historiador y
exministro Simón Alberto Consalvi, fallecido el lunes, incluso llegó a hablar
de 100.000.
«Cubazuela»
Su
llegada comenzó a producirse a partir de la firma en octubre de 2000 del
primero de los más de 150 acuerdos suscritos desde entonces entre Cuba y
Venezuela, inaugurando lo que muchos han denominado como «Cubazuela». «Dos
países, una sola nación», dijo Fidel Castro en 2005. «Con una sola bandera»,
añadió Chávez. Y Castro apostilló: «somos
venecubanos».
En abril de 2001 llegaron los primeros 6.000 médicos
para el programa llamado Barrio Adentro, que hoy oficialmente alcanza los
30.000 efectivos. Se trata de la prestación sanitaria a las clases más
populares venezolanas. Médicos, enfermeras y otro personal llegado de Cuba
residen en esos mismos barrios. El control de datos personales en los
ambulatorios y esa presencia capilar garantiza el control ideológico y
electoral del grueso de los potenciales votantes del chavismo.
«Nos sentimos doblemente comprometidos y hemos asumido
esta triste eventualidad con mucha disciplina, con mucho deseo de seguir
adelante apoyando al pueblo venezolano y en todos los procesos que se
avecinan», declaró uno de los médicos a la cadena nacional TeleSur.
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