No
es primera vez que ocurre que este gobierno quiera poner orden anarquizando; ya
lo hizo Chávez en el 2005 con la oleada de expropiaciones de supuestas tierras
ociosas que, para eliminar las dudas sí que se hicieron ociosas luego que las
agarró el gobierno, y ahora lo hace Maduro quien, en un conjunto de medidas
para tratar de bajar el precio de la “especulativa” moneda norteamericana, no se le
ocurre nada mejor que obligar a todos los comerciantes a entregar su mercancía al
costo o con un margen de ganancia inferior al 20% sin importar cuándo y con qué
divisas fueron adquiridos los productos.
Esta última jugada es un movimiento
suicida que pretende hacer alarde de una fuerza política que ya no tienen; es
como gastar las últimas municiones que le quedan todas juntas para hacer creer
que está más fuerte que nunca y que además le sobran balas.
En el muy corto
plazo esto tendrá dos consecuencias efectivas, primero, dará una falsa
sensación de abundancia y prosperidad ya que el aumento del consumo crecerá
abruptamente durante el mes de noviembre, segundo, hará creer a la clase baja y
media que lo incipientes aumentos salariales del año tuvieron un poder
fortalecedor sobre el presupuesto familiar; todo esto para poder terminar el año
y aprovechar el impulso que necesita para las elecciones del 8D.
A
mediano plazo la balanza se inclinará al otro extremo, primero, una escasez
postguerra en todos los productos del país, ya no sólo comida sino ropa,
electrodomésticos y cualquier cosa que hayan arrasado en el “blackfriday”
venezolano de noviembre.
Segundo, una vez desintoxicados de las anfetaminas
consumistas, la gente se dará cuenta de que tiene menos poder adquisitivo que
en la misma fecha del año pasado. Todo esto aunado a la fuerte depresión que
dará ver tiendas cerradas y anaqueles vacíos.
Estamos
claros que en cualquier democracia, incluso en las verdaderamente modernas, el
gobierno debe tener un papel medidamente regulador sobre lo que los
comerciantes venden a sus consumidores, en calidad y precio; para eso existirán
organismos como INDEPABIS en Venezuela y sus equivalente fuera de ella.
Ahora
bien, si esto hubiera funcionado no había que crear un “operativo especial”
para (ahora sí) proteger al consumidor, y menos aún, aprovechar esta
supervisión para robar a los comerciantes que, supuestamente, estaban robando
al pueblo. Si algún comerciante recibió dólares CADIVI y quiso aprovechar su
escasa fortuna generando ganancias groseras, que lo detengan y le abran el
proceso de investigación; lo que no podía pasar era que aprovecharan el
hallazgo del comerciante usurero para enviar a una manada de gente a comprar
productos al costo o con un descuento improvisado anunciado por televisión; eso
es anarquía y fomentar el desorden con la más absoluta irresponsabilidad.
Insisto, decomisen la mercancía, abran la investigación correspondiente y
detienen a los responsables; revisen que las empresas que están interviniendo
sean las que realmente recibieron CADIVI, además, revisen que todas las empresa
que recibieron CAVIDI sean supervisadas. Tanto la oposición como el gobierno
saben que estas medidas a mediano plazo traerán más problemas que beneficios,
el gobierno trata de sacar provecho a un aumento de la popularidad para
noviembre y diciembre del año en curso, la oposición trata de desenmascarar la
demagogia anticipando el caos que vendrá para el primer semestre del 2014.
@phronimos
Carlos
Rondón Ávila
rondoncarlos@gmail.com
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