Tras conocer del hecho insólito de que la
firma de HChávez aparece en la copia del Acta de Independencia que se ofrece al
visitante del nuevo mausoleo de Simón Bolívar -El Libertador-  recibo el video donde NMaduro con total
desvergüenza muestra su desconocimiento de la letra del Himno Nacional, 
Así que
de seguidas y como desagravio a la Patria Libre que soñamos,  me dispongo a escuchar el Himno Nacional en
voz de niños aborígenes.
Me dejo llevar por la pureza del canto warao
y echo atrás la película de la historia patria y llego así a los
acontecimientos del 19 de abril de 1810 
y el célebre   “No, No, No lo
queremos!!!”  que  el pueblo de Caracas dió en respuesta a
Vicente Emparan.  
Al igual que en la actualidad, en 1810 no se
quería mando ajeno… 
Sigo escuchando el himno, ahora lo escucho en
lengua wayunaiki,  es notoria la  emoción de la niña al entonarlo, ese canto
reivindica a la Patria mancillada por NMaduro en Bolívia donde no teniendo  ‘con que’ generar  la necesaria corrección de la letra y música
del Himno entonado en  Cochabamba,  su voz de cantos y labores  se hizo inaudible.  Escasamente tarareaba.  Cosa increíble tomando en cuenta que, desde
agosto 2006 estuvo viajando representando por el mundo a la República
Bolívariana de Venezuela, lo que, con seguridad lo expuso más de una vez ante
la letra y música de nuestro Himno –Nuestro Himno Patrio-  ¿sería exagerado considerar que tal debilidad
del excelso representante de Venezuela –República Bolivariana-  es en sí misma,  una debilidad estratégica dada la visión del
mundo multipolar que tanto se pregona??  
Si el himno es uno de los símbolos patrios  ¿por qué la representación venezolana no
logra recordar sus estrofas? ¿tampoco su música? ¿Será qué ciertamente, ya no
importa, pues de lo que se trata es de ir desarrollando el proyecto de la
Patria Grande??   ¿Requiere el proyecto,
la injerencia de Cuba en Venezuela?   
¿la bandera en el Panteón Nacional? 
¿Sus  militares  en nuestros cuarteles??  ¿Tendremos que  ser tolerantes con eso??  
Al igual que en la actualidad, en 1810 no se
quería mando ajeno… 
Venezuela a lo largo de su vida republicana
ha asumido su destino apegada al Himno Patrio, quedando como Nación  expuesta a la acción/inacción de los
gobiernos de turno  -a decir de algunos,
quedando a merced de los caudillos de turno- 
así vez tras vez,  cual si se tratara
de ciclos continuados de avance y retroceso, asumiendo la condición causal de
ser venezolanos  -sin ejercicio activo de
la soberanía directa- quedamos como ciudadanos 
cual barco expuesto ante un mar siempre dispuesto a encrespar su
oleaje,  sin embargo, así dormitamos
-casi sin percatarnos-  la historia no se
detiene.  
Entre aciertos y desaciertos, la Venezuela democrática
que  fue dejando como asuntos pendientes
la satisfacción de un cúmulo de necesidades, nos trajo a este puerto de
carencias, situación entrampada en la que, 
en pleno Siglo XXI  -a nombre de
la Segunda Independencia-  pretende
arrebatársenos  la vida, la dignidad y la
sonrisa a fuerza de actos inmisericordes que buscan sembrar con total alevosía,
el miedo al ejercicio de la libertad, por ello, 
hoy como ayer, se impone,  romper
las cadenas de esta nueva fórmula opresora que pretende nuestro sometimiento.
Al igual que en la actualidad, en 1810 no se
quería mando ajeno… 
Nuestro himno nos ha servido de arrullo,  su contenido imperceptiblemente ha sido
‘grabado’ y nos ha ‘conducido’  a lo
largo de generaciones, por ello,  en
respeto al candor de nuestros niños extraigo la frase que a la luz de la
neurolingüística  está contenida  como carga opresora   - el vil egoísmo que otra vez triunfó-  modela nuestra conducta, sabotea y
sabotea,  el derecho inalienable a la
Libertad. 
Aun cuando el Himno narra acontecimientos de
tiempo pasado,  dicha frase está
redactada a manera afirmativa en tiempo presente, lo que nos exige, la
necesaria corrección a los fines de lograr “cerrarle” el paso  -de manera permanente- en nuestra vida
republicana al saboteo instalado contra nuestro legítimo derecho a la
Libertad.  Esto lo afirmo porque al
analizar el himno y la frase en lo particular, encontramos que
independientemente  de la fuerza y coraje
con que batallemos para romper las cadenas que nos impiden el logro colectivo
de la Libertad, las perversidades actúan en contra nuestra,   sencillamente  porque a diario declaramos:
EL VIL EGOISMO QUE OTRA VEZ TRIUNFÓ! 
Si queremos actuar a favor de la justicia, la
paz, la libertad, la dignidad y el progreso para todos,  no podemos boicotear nuestros propósitos
libertarios,  sin embargo, es
precisamente, lo que hemos venido haciendo  
porque  inserto mediante una breve
frase,  en el himno nacional  quedó “programado”  -que otra vez -  triunfa el vil egoísmo, por lo que, es impostergable,  la modificación de esas TRES palabras (QUE
OTRA VEZ)  en tanto, hilvanadas nos han
“condicionado” como sociedad a la práctica/aceptación/proyección del egoísmo,
que como conducta humana autointeresada actúa como barrera de las relaciones
humanas y por tanto,  obstaculiza las
posibilidades de realización individual/colectiva,  y dado que, 
el logro social requiere del compartir y,  éste a su vez 
se nutre/sostiene de la solidaridad, 
ésta en su plenitud  no se
desarrolla,  ya que, en esencia es precisamente
contraria al egoísmo.
Visto lo anterior y, a los fines de avanzar
en procura del logro de mejores condiciones de vida  en un ambiente  de tolerancia que garantice la construcción
de la paz ciudadana, sostengo que la letra del himno nacional requiere de su
reconstrucción gramatical por lo cual sugiero, eliminar 3 palabras
(QUE-OTRA-VEZ) e     introducir 2
palabras (NUNCA-MAS) con las que en positivo, 
bloquearíamos la traición a los principios libertarios de nuestros
próceres, así, afirmaríamos:
          EL VIL EGOISMO NUNCA MAS  TRIUNFÓ! 
Dicha frase supera otra opción:
        
EL VIL EGOISMO QUE ESA VEZ TRIUNFÓ! 
Introducir para el cambio un solo vocablo
(ESA) aparenta ser conveniente,  sin
embargo, analizado el caso nos ofrece que, el uso del vocablo es improcedente
para la reconstrucción del himno desde la perspectiva de su contenido
‘energético’,  en tanto, el vocablo (ESA)
abre espacio a que existan “otras” posibles ocasiones en que el vil egoísmo
triunfe en Venezuela, mientras que la frase propuesta,  utiliza la expresión nunca más, que, en
sentido estricto, al negar posibles oportunidades del triunfo de la vileza
sobre los Hijos de Venezuela, contextualiza en presente/futuro el triunfo
seguro para la Libertad! 
JUSTICIA PARA LA JUSTICIA, AMOR PARA EL AMOR,
LIBERTAD PARA LA LIBERTAD
María Walter 
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