La Asamblea Nacional en Venezuela y en el
mundo político, es la plataforma natural para el debate y la diatriba política,
ecológica, social y económica de una nación; logra ser el símbolo de las
mejores mentes y estadistas del estamento político de una nación desde tiempos
de la democracia venezolana, hoy por hoy, punto de quiebre de la racionalidad
política de una sociedad que vislumbra en muchas formas caminos pedregosos e
inseguros en la vida republicana.
Con intención o sin ella, el quiebre de la
vida democrática pasa por el “zaguán” de la morada del infortunio y de las
posibilidades de que “botas verdes” de cualquier extremos asuman por voluntad
propia el control de la Nación. Exagerado o no, los pasos sistemáticos de
aquellos que se sienten confiados en sus procesos han minado con suma
inteligencia la desinstitucionalización del aparato formal del estado
Venezolano; a esto se le suma, lo más grave a nuestro parecer que es la
caída vertiginosa en la cualidad de las
figuras políticas del status.
Como ciudadanía ajena a los interese
económicas del poder político, mas no de los valores necesarios para vivir en
libertad, asumimos estos eventos no como circunstancias dadas al azar o a una
suerte de hechos. Pensamos que es la sumatoria de pasos de una agenda oculta de
aquellos que desde hace 50 años lo han intentado en países del Caribe,
maniobras audaces para el control político de la región. Pensar así, parte de la certeza que desde
este lado de la orilla, no hay cabeza para tales estrategias.
El precio del facilismo o de la soberbia
política de nuestros estamentos, acicalaron tales eventos en la total
discreción del régimen venezolano. Ahora, cuando se rasgan las vestiduras, solo
indican que la realidad llega a sus más altos niveles de rigidez y coexistencia
sociopolítica en el País. Sin extrañar en lo absoluto, se llegará al extremo de
la procura del cierre de esta instancia política vital para la democracia y las
libertades ciudadanas.
Es así, quienes observamos los eventos
partiendo de un análisis longitudinal de la vida política del país desde hace
15 años. Las críticas y recomendaciones que se han realizado para la dirigencia
de oposición han sido para la búsqueda de establecer a tiempo lo que ya hoy se
vive. Tarde o no, la sociedad asume el rol con valentía, pero la falta de
sensatez transforma el entusiasmo y las vidas de los ciudadanos en vánales
intentos de protagonizar cambios que se requieren en la vida democrática de
Venezuela.
Finalmente, luego de los pasos importantes en
la destrucción Institucional viene la anarquía como sello en lo que se buscará
consolidar, sea la revolución Castro-Madurista o un régimen militarista del
cual desconocemos “por ahora” su procedencia y destino, sea de derecha, de
centro, o de izquierda. Es necesario destacar, que poco importa ahora el efecto
real de la influencia extrajera, sea USA, ONU, OEA, entre otros. ¿Qué
hacer? Una Constituyente que facilite un
reingeniería general de la República, nuevas elecciones generales y Justicia ,
valor fundamental para la Nación.
joseponschene@hotmail.com
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