Todo va muy rápido. Ni siquiera ha habido el
tiempo suficiente para hacer un análisis de los resultados electorales que hoy,
son severamente cuestionados… y con razón.
Lo cierto es que la coyuntura nos
ubica en un momento delicado, puesto que la presión política de la semana
pasada lentamente disminuyó al anunciarse la auditoría al restante 46% de las
cajas. Muchos que no sabían con qué se comía la “presión internacional”, ahora
quizás entiendan que si no hubiese habido un movimiento tras bastidores fuera y
dentro de nuestras fronteras, el CNE nunca hubiese dado su brazo a torcer, al menos
momentáneamente.
Lo cierto es que a pocas horas del anuncio
del ente comicial en pleno, las rectoras más comprometidas con el PSUV han
venido desarrollando una ofensiva comunicacional para “minimizar” la
importancia de la auditoría y peor aún, obvia los planteamientos centrales
formulados por la oposición como los de poder revisar los cuadernos electorales
y los registros del sistema biométrico. Estas representantes del poder
electoral, despachan el asunto deportivamente –sin dar ninguna respuesta– y colocan
hábilmente la pelota en la cancha del Tribunal Supremo de Justicia: instancia
que tarde o temprano recibirá el foco de atención mediática. Es allí en
definitiva donde se dirimirá si la impugnación que presentará el Comando Simón
Bolívar tendrá lugar y si en última instancia, habrá una repetición parcial o
total de las elecciones…o no.
Las rectoras desdeñan la importancia de este
acto de verificación ciudadana y ya anuncian un “error cero”. Para ellas, no
hay posibilidad de que allí salgo algo. Lo cierto es que si no permiten que la
revisión sea exhaustiva, la auditoría perderá valor y será torpedeada. El
oficialismo se resiste a que haya una apertura de la “caja de Pandora” en toda
su extensión. Sin profundidad, los argumentos para impugnar el proceso
electoral no serán todo lo sólido que debería ser. Ese fue el riesgo del camino
que tomó la oposición, pero no hay que dejar de insistir en ello: era la más
responsable que podían escoger, al menos en ese momento.
Nadie debe llamarse a engaño. Si existe
alguna sala del TSJ en la que el control político es la norma, es precisamente
en la Electoral. Basta con revisar las sentencias emanadas de esa instancia
para tenerlo muy claro. Lo lógico es suponer que cualquier recurso que
favorezca a la oposición sea negado y que ahí y en ese momento, se agote la vía
institucional: será otro momento en la que la temperatura política volverá a
subir.
Sólo las circunstancias políticas de aquí a
unas semanas podrían cambiar la correlación de fuerzas en el oficialismo para
que haya una “sorpresa” en el ámbito jurisdiccional. Repito, lo más probable es
que la racionalidad política oficial imponga su criterio negativo. No hay que
descartar nada, pero hay que prepararse para el momento cuando el chavismo
decida cerrar –esta vez definitivamente– las compuertas institucionales. La
oposición estará obligada a recurrir a la presión popular pacífica y
democrática, pues en esta oportunidad el comodín internacional no estará
disponible: sólo con pruebas contundentes se podría apelar a ese recurso.
Mientras tanto, la aguda crisis económica se
va posando sobre todos nosotros y sobre el frágil gobierno de Maduro. ¿Nos
acercamos a una “tormenta perfecta”? Pasarán los días y de una u otra manera,
todos volveremos a ser protagonistas.
Siempre a su orden para responder sus
inquietudes y comentarios en Twitter: Allí estoy en @gedgard para interactuar
con usted.
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