Maduro no es Chávez. La partida del Presidente
deja un vacío enorme en lo simbólico y en lo político. Los que tienen tantos
años obedeciendo deben ahora decidir y, como es obvio, no han aprendido a
hacerlo.
Que el multitudinario acto fúnebre, donde sectores populares mostraron
una congoja sincera, sea empatado con la campaña electoral y, a todo efecto
práctico, el inicio de la misma, encaja en esa lógica. Del respeto del país
entero han abusado los jerarcas oficiales.
El
ministro de la Defensa dio las insólitas declaraciones que han dado la vuelta
al mundo, porque lograr que alguien sea elegido Presidente no es su misión y
"Les vamos a dar en la madre a esos fascistas" es completamente ajeno
a su investidura. El día de asueto decretado por las honras solemnes al
Presidente, sesionó y sentenció la Sala Constitucional del TSJ. Esa misma
noche, se realizó la juramentación ante la Asamblea, para la cual se convocó
originalmente en una instalación militar, con discursos y proclamas
político-electorales y agresiones gratuitas a quienes discrepan, con todo y
banda presidencial hecha a la medida del beneficiario, en una marca mundial de
velocidad en sastrería.
El encargado de la Presidencia fue
transformado en Presidente con las mismas prerrogativas de quien ha sido electo
por sentencia, contra la Constitución y la Ley del Sufragio, para que pueda
convocar cadenas y demás. Para ayudarlo, para que la estructura del Estado le
sirva de bastón y de muletas.
Con la llamada Dirección Político-Militar de
la Revolución, se busca crear un "Chávez colectivo", reunir a varios
dirigentes políticos y oficiales de la Fuerza Armada para intentar entre todos
llenar el gigantesco hueco que deja en ese vasto movimiento político la
ausencia de su líder. Lo malo es que para construir esa ficción se llevan por
delante la Constitución, ese librito azul que tanto les gusta mostrar pero que
no les gusta cumplir.
Esa "Dirección Político-Militar" es
un invento. No existe en la Constitución, tampoco en alguna ley, así que como
tal carece de autoridad. No pueden, por ejemplo, convocarse cadenas para que
ese cuerpo fantasma dirija alocuciones al país.
La "revolución" es la consigna y el
programa del partido de gobierno, pero no es el Estado venezolano. Por lo
tanto, ninguna responsabilidad en eso tienen o pueden tener los mandos militares.
Ellos se deben a la Constitución, que define a la FAN como una
"institución esencialmente profesional, sin militancia política" y
que está "al servicio de la Nación y en ningún caso al de persona o
parcialidad política alguna".
Tienen los poderes del Estado que respetar la
Constitución, así expresan su respeto al pueblo y basan allí el respeto al que
son acreedores. Sin ese respeto esencial, todo está perdido.
Ramón Guillermo Aveledo
Secretario ejecutivo de la MUD
@ComandoSB
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Sr. Aveledo. Ud. como siempre descubriendo el agua tibia de forma tardía.
ResponderEliminarLe recuerdo que éste circo es parte de la postura asumida por Uds. desde el momento en que "democráticamente" se convirtieron en cómplices de la ilegitimidad de un gobierno de facto, con un usurpador como presidente y una injerecia extranjera. Eso si es lo INSÓLITO, no así, las declaraciones del Min. de Def. que ya todo el mundo sabe (menos Uds.)el apego demostrado al régimen.