Sería absurdo que Henrique Capriles -en una
campaña electoral tan corta- gastara esfuerzos en desarrollar posiciones sobre
problemas tan exquisitos como el futuro de la Civilización Occidental o la
posibilidad de un Proyecto de Sociedad centrado en el Capitalismo Solidario o
Humanitario.
Sería insensato que perdiera su tiempo en "esas cosas".
Y, sin embargo, tal vez, con un mínimo esfuerzo -y en los términos más
estrictamente mediáticos y electorales-, quizás, a nuestro candidato pueda
resultarle útil dar muestras de que tiene pasta de Estadista. Porque él
gobernará a Venezuela en un período terroríficamente difícil; y quién sabe, ¡¡a
lo mejor convenga desarrollarse como un Hombre de Estado !!
Pero, ¿qué se requiere para pasar de ser un
simple Político o un Presidente más, a ser un Estadista? Entre muchas otras
cosas, sin duda, mostrar que se está a la altura de los grandes problemas que
hoy confronta la Humanidad; y, más concretamente, a la altura de asumir el Modelo
de Sociedad que podría imponerse a raíz de la Quiebra radical del Comunismo. O
sea, que se está a la altura de intuir la fértil noción -de Hegel-Fukuyama- del
Fin de la Historia .
Porque durante poco más de 70 años (de 1917,
que triunfó el Comunismo en Rusia, hasta 1989, que es demolido el Muro de
Berlín y hasta principios de los 90 que se desploma definitivamente la Unión
Soviética), durante esas siete décadas, cualquier juicio crítico sobre el
Capitalismo tuvo que ser dejado de lado, por la evidente e imperiosa necesidad
de enfrentar al Comunismo. Habría sido estúpido destacar las deficiencias de la
Economía de Mercado, frente a la amenaza de la URSS, Mao, Fidel Castro,
Vietnam, Corea del Norte... y el Eurocomunismo.
Pero, una vez que junto con el Muro de Berlín
se derrumban el Maoísmo y el Comunismo y, sobre todo, una vez que desde la
década de los 60 descubrimos que el Marxismo -el presunto Fundamento Científico
de la Revolución y de la Izquierda- ¡¡era una sarta de pistoladas, una estafa
apoteósica!! una vez que desaparece el peligro leninista-estaliniano, los ojos
de la Crítica se vuelven hacia el Capitalismo.
Y aparece entonces Francis
Fukuyama, reviviendo la tesis del Fin de la Historia , que había planteado
Hegel en 1807: la Modernidad -entre los siglos XVI y XVIII- desarrolló los
componentes esenciales para construir una Sociedad Superior, a saber: el
Mercado y el Capital, en lo Económico ; la Democracia, en lo Político ; los
Derechos del Ciudadano, en lo Jurídico ; y, finalmente, lo esencial, la
Autonomía de la Conciencia Individual, en el plano Ético; todo lo cual se
supuso que nos permitiría aspirar a dicha Sociedad Superior.
El Fin de la Historia , de Hegel (y de
Fukuyama, coleadito ), es una idea poderosa ¡¡y claramente rescatable!! que
determinará el futuro de la Humanidad... Salvo por un detallito, un mínimo
errorcito, que es aquel con el que Capriles (y cualquier político que desee
asumir hoy el rol de Estadista) deberá confrontarse: para desarrollar un
Capitalismo Solidario o Humanitario -ahora que se derrumbaron el Comunismo y el
Chavismo- hay que entender plenamente que de los cuatro componentes del Fin de
la Historia , de sus cuatro patas, había una que no era -ni es- consistente: no
es cierto que de la Autonomía de la Conciencia Individual podamos deducir que
el Capitalismo tenga los Fundamentos Morales suficientes para construir una
Sociedad mejor o superior.
Quien aspire a ser un Estadista en el mundo actual
debe asumir ese reto: Cómo insuflarle a la Economía de Mercado la Dimensión Ética
¡¡que ella, obviamente, no tiene!!
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