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domingo, 24 de febrero de 2013

+JUAN MARÍA LEONARDI VILLASMIL, RENUNCIÓ BENEDICTO XVI, LA VOZ DEL PASTOR

         “Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros… yo también … y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas…..”  (Del Evangelio según San Lucas cap1, versos 1-3),
Imitando al evangelista Lucas, también yo me animé a buscar y proponerles  algunas reflexiones sobre la renuncia del Papa Benedicto XVI.
Como  se trata de fijar posición y  tratar de orientar al pueblo de Dios que peregrina en Paraguaná, tomo prestado del Cardenal Urosa, una frase que le escribiera un amigo:un gesto de gran valentía, profunda humildad y absoluto amor por la Iglesia.
Desde el punto de vista jurídico nos dice el Código de Derecho Canónico (La Ley fundamental de la Iglesia Católica) “Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero que no sea aceptada por nadie.” (Canon 332 & 2)  Iluminados por esta cita veamos parte del texto presentado por el Papa el día 10 de febrero ante el consistorio convocado por él mismo para tratar otros asuntos.
“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”
Se ve claramente que se cumplen  las condiciones de libertad,  de manifestación formal y que no debería  ser aceptada. La presentó y la presentó y punto.
Cabe otra pregunta ¿Por qué lo hizo? También está muy clara su razón: para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Si creemos en las palabras del Papa no tenemos porque buscarle “cinco patas al gato”. Otra cosa sería lo que algunos se han atrevido a especular  sobre las “razones de la disminución”, en todo caso es mera especulación.
Otro aparte que quiero tocar es acerca de lo “sorpresivo”. Si bien la decisión del Papa Benedicto XVI de renunciar al pontificado ha sorprendido a muchos en todo el mundo, el Santo Padre ya se había expresado a favor de esta posibilidad en el libro-entrevista “Luz del Mundo” escrito por el periodista alemán Peter Seewald, en el año 2010.
         Esta posibilidad de renunciar al papado, no es algo reciente, es algo que ha estado ahí siempre. En principio, se puede renunciar a todos los oficios dentro de la Iglesia.
Las ocasiones anteriores en las que sucedió fueron muy diferentes a la actual. De los casos que hubo durante el primer milenio, hay como 5 o 6 casos, el primero fue el de Clemente Romano, que aunque no se sabe con exactitud, se cree que renunció porque iba a ser martirizado. Del segundo milenio el caso más conocido es el de Celestino V cuya renuncia no fue muy libre, cuando fue elegido no estaba acostumbrado a manejar cuestiones políticas, y fue elegido casi por desesperación después de casi un año de Cónclave. También se conoce un caso en el siglo XV de un momento difícil de la Iglesia, donde había dos papas y uno de ellos decidió renunciar. Por eso podemos decir que de una renuncia como esta no hay casos precedentes. (profesor Jesús Miñambres).
El espacio no me permite más. Sólo pido que continuemos rezando por Benedicto XVI (petición hecha por él mismo el día 13 de febrero); y con la misma intensidad por los Cardenales electores para que sean dóciles al Espíritu Santo y nos den el Papa que necesita la Iglesia Católica para los próximos años.
Enviado a nuestros correos por:
Rafael Jose Cuevas Puerta
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