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domingo, 25 de noviembre de 2012

NELSON MAICA C., DESOBEDIENCIA 7, POLÍTICA,

Nota 7. Continuamos. En el extremo opuesto a la discusión que hasta ahora se ha venido planteando, está la posición de Joseph Raz, Israelí, 1939, filosofo del derecho, la ética y la política. Oxford. Este autor sostiene que las definiciones llamadas "estrictas" de desobediencia civil confunden el acto político en sí mismo con las condiciones bajo las cuales la violación al derecho se considera justificada.

Raz sostiene que dichas definiciones lo que en realidad hacen es "señalar una clase de acción política legítima", por lo que él busca una definición que sea "valorativamente neutra" y que separe “la caracterización de este tipo de actos políticos de su justificación. Más aún, considera que "los análisis de la desobediencia civil que favorecen un limitado entendimiento de la expresión tienen sentido únicamente en el supuesto de que exista un derecho a la desobediencia civil".
Raz afirma que en la democracia la desobediencia civil no sólo es una conducta ilícita, sino moral y políticamente reprobable, por cuanto que en estos sistemas políticos existen vías para la participación política (intervenidas en nuestra actualidad), el control del ejercicio del poder (en nuestro caso no existe control sobre el poder) y la reivindicación de derechos ciudadanos (no existe esta posibilidad en este caso).
Si se niega la posibilidad de que exista un derecho a la desobediencia civil como lo hace Raz, el desarrollar una teoría de la desobediencia civil dentro del marco de las democracias constitucionales no tiene sentido. Implicaría el riesgo, en palabras de Raz, de "volver rutina y una forma regular de acción política" a un acto que se "encentra fuera de los límites legítimos de tolerancia".
Es únicamente en el que Raz llama Estado no liberal (tal como sucede en nuestro estado hoy), donde existe efectivamente un derecho a la desobediencia civil, dado que ahí se niega a los ciudadanos el derecho a la participación política.(Aquí, ahora, se esta condicionando la participación política mediante la represión, el terror y el crimen).
Raz define, la desobediencia civil como "una violación del derecho políticamente motivada, bocha ya sea para contribuir directamente al cambio del derecho o de una política o, bien, para expresar la protesta de uno, en contra o para disociarse de una disposición jurídica o de una política".
Una definición amplia de desobediencia civil como la propuesta por dicho autor, no explica adecuadamente el fenómeno de la desobediencia legal realizada para desconocer una ley o política gubernamental contrarias a los principios democráticos fundamentales cuando las vías institucionales de participación política y jurídica están cerradas.
El que la desobediencia civil se defina como un acto público y no violento, es precisamente lo que la convierte en una vía alternativa para participar en la formación del consenso -que es la base moral de la democracia- ahí donde los cauces ordinarios de toma de decisiones se encuentran negados a los ciudadanos.
Este autor en general es optimista respecto al funcionamiento de las instituciones de los Estados Democráticos, por lo que no considera necesario el teorizar en torno a lo que parece presentarse como una estrategia de cambio social acorde con la democracia.
No obstante, la postura de Raz plantea una importante objeción formulada con frecuencia a la desobediencia civil desde el punto de vista de la democracia. Es decir, cómo es posible justificar la desobediencia civil si existen vías eficientes para el intercambio del poder en un régimen democrático, aspectos que se analizan más adelante.
De esta forma, Raz, al considerar que la desobediencia civil puede ser tanto violenta como no violenta, está confundiendo este fenómeno con la violencia política.
Es importante aclarar que al definir la desobediencia civil como no violenta, no está intentando, como Raz objeta, definir una forma legítima de actuar.
El que los actos de desobediencia civil sean, entre otros elementos, no violentos no hace que se toleren en si mismos, con independencia de sus causas y finalidades.
No obstante, parece un hecho evidente que la no violencia es, por lo general, preferible a la violencia, dado que la primera refleja, utilizando las palabras de Karl Popper, "fe en la razón", mientras que con la segunda se corre siempre el riesgo, como lo afirma Hannah Arendt, de que "los medios sobrepasen a los fines que la justifican", volviéndose irracional.
Es bueno destacar que el hecho de que se afirme que la desobediencia civil es, entre otras cosas, no violenta, no implica que se considere que sólo esta forma de desacuerdo se encuentra justificada en un Estado democrático.
La violencia en ciertos casos de injusticia es un medio legítimo y necesario. Por ejemplo, cuando un grupo concentra el mando valiéndose de trampas, manipulaciones, engaños, amenazas, terror y crimen. Sin embargo, si la resistencia a la autoridad es violenta, se trata de un problema diverso al de la desobediencia civil.
Hay otros autores que, a diferencia de, Raz, justifican la desobediencia civil en los sistemas democráticos, pero que no consideran que la no violencia sea uno de sus elementos esenciales. Así, por ejemplo, Howard Zinn (1922-2012, estadounidense, historiador, referente de los derechos civiles y movimiento antibelico) afirma que ésta "consiste en vaciar intencional y voluntariamente una ley para realizar un propósito vital".
Este autor considera que quienes opten por una desobediencia civil "deben seleccionar las tácticas menos violentas para hacer eficaz su protesta y significar su problematicidad", pero no considera que la no violencia o la publicidad sean elementos constitutivos de la desobediencia civil.
Por el contrario, considera que en la medida que con la desobediencia civil se busca llamar la atención de la comunidad sobre una determinada situación, la no violencia es una táctica racional para lograr dicho objetivo, dado que ésta será más eficaz que la violencia en atraer la opinión pública a su favor.
Aquí se toma la línea de definición estricta de desobediencia civil propuesta por Hugo Adam Bedau (“Alguien comete un acto de desobediencia civil, si y sólo si, sus actos son ilegales, públicos, no violentos, conscientes, realizados con la intención de frustrar leyes -al menos una-, programas o decisiones de gobiernos”).
Como se ha dicho, establecer la diferencia crucial entre la desobediencia civil y la violencia política, permite valorar a la primera como una estrategia de transformación social acorde con los fundamentos de las democracias constitucionales.
El llamado movimiento de los derechos civiles, precedido por Martin Luther King en los Estados Unidos, demostró, entre otros aspectos, que la desobediencia civil puede ser una forma legítima de resistencia en un Estado Democrático. Dirigido a cuestionar situaciones bien determinadas de injusticia bajo los principios constitucionales y no a fracturar la legitimidad del ordenamiento jurídico en su conjunto o a tomar el poder político, el movimiento de los negros no podía ser equiparado con la violencia política, la anarquía o el crimen.
Este movimiento de desobediencia civil planteó un nuevo reto moral y político a la democracia norteamericana, y la conceptualización de Bedau es la que mejor permite visualizarlos.
En la medida en que la resistencia se manifestó en forma pública, no violenta y sobre el fundamento de consideraciones político-morales, estaba dirigida a instituciones capaces de integrar la crítica, auto corregirse y reformarse pacíficamente. Seguiremos.
Tips:
•        Sumate plantea una condición necesaria para las próximas elecciones pero no suficiente.
•        El comunismo ha demostrado que no resuelva ninguno de nuestros problemas, los agrava. Van 13 a;os y ahora son mas agudos y numerosos.
•        Los electores rojos de Apure se están dando cuenta de que los dictadores tipo Stalin son ahora sus amos y se;ores, no son sus lideres.
•        Los trabajadores, en general, comienzan a ver el camino por donde los lleva el comunismo: a la esclavitud.
•        ¿Ahora pdvsa depende del banco central?
•        ¿Quién es serio en un supuesto dialogo con terroristas?
•        Sigue campante la inseguridad, la guerrilla y el narcotráfico…sin que nadie lo detenga.
•        ¿Por qué la resistencia y la oposición no convocan actos multitudinarios de protesta y exigencias para que casi 7 millones de personas se hagan sentir y se puedan expresar políticamente? ¿Por qué no revocarles el mandato a diputados y concejales que no le han cumplido al pueblo?

“Lo que distingue a la civilización de la barbarie es que en la primera las personas basan sus relaciones humanas en la persuasión y en la segunda las basan en la fuerza”, Mark Andrew Skousen, 1947, norteamericano, economista, profesor universitario y autor.
25/11/2012.-

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