Bien está que
nuestras mujeres ganan premios mundiales por su hermosura. Pero muchísimo mejor
sería que Venezuela ganara un premio en la conciencia de cada ciudadano del
derecho de cada mujer a ser tratada con ecuanimidad y con dignidad
Incontables veces
hemos escuchado hablar del valor de la mujer venezolana, de la patria
construida sobre el esfuerzo y la dedicación de millones de mujeres que levantan
sus familias, y una verdad de enorme importancia, que ha sido gracias a todas
esas mujeres que este país ha levantado cabeza; no sólo como formadoras de sus
hijos, sino como los más empecinados motores de la ética y del propósito de
progreso de los venezolanos.
Incluso el actual
Gobierno no pierde oportunidad de recordar, y no le falta razón, que ha dado
una importante cantidad de cargos de diversos niveles de responsabilidad a
mujeres. Sin embargo, es éste el mismo país donde, además de la inseguridad que
sigue campeando pistola en mano, la violencia y los abusos siguen ejerciéndose
contra las mujeres. El actual e indignante caso de la jueza María Lourdes
Afiuni, que sale a la luz pública en un libro estremecedor y que se suma al ya
largo martirio que todos conocemos, es un ejemplo que a las pri meras que
debería avergonzar es a esas mujeres que comparten las promesas del Presidente
Chávez de justicia e igualdad para todos.
Bien es sabido que el
drama, la injusticia y la violación de derechos humanos en las cárceles
continúa, pero aún más preocupante es, a juzgar por declaraciones aparecidas
hasta ahora en los medios, que las mujeres del Gobierno, funcionarias de
primera importancia y de poder, parecen tender a tachar de mentirosa a la jueza
victimizada en vez de tomar la actitud defensora de la justicia que sus cargos
exigen de ellas.
Pero hay que hacerse
la pregunta que demasiadas veces se nos olvida a todos. ¿Qué pasa con las
muchas mujeres que son maltratadas e incluso asesinadas en este país? ¿Qué pasa
con tantas mujeres que no tienen abogados defensores ni medios de comunicación
interesados, las mujeres de todas las edades y de todos los sectores
socioeconómicos que no son noticia pero sí víctimas todos los días?
Este Gobierno ,
ciertamente, todos los hombres y muchas mujeres de este país tienen una deuda
enorme con ese concepto profundo de valentía, de espíritu generoso de
sacrificio y de voluntad que es la mujer venezolana. No podemos seguir
limitándonos a alardear de conceptos que se convierten en simples refranes, ni
de esa frivolidad que es la simpleza de
Venezuela como país de la belleza. Bien está que nuestras mujeres ganan
premios mundiales por su hermosura. Pero muchísimo mejor sería que Venezuela
ganara un premio en la conciencia de cada ciudadano del derecho de cada mujer a
ser tratada con ecuanimidad y con dignidad.
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En pocas palabras a los Cornelios (gallos) de éste país hay que recordarles constantemente que las de los "huevos" somos nosotras (gallinas) así que muchos le pueden ir bajando 2.
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