No pasó nada.
Mientras hay vida hay esperanza. Una derrota no es un fracaso. Fracaso es
cuando se pierde la dignidad, el coraje y la fe. Eso quedó intacto; es más,
creo que esos valores se elevaron en esta contienda. Es verdad que hay tristeza
entre nosotros por no haber logrado convencer a la mayoría de nuestros
compatriotas, pero al mismo tiempo nos quedó la esperanza que surgió de un
sueño, la voluntad de una juventud que está enamorada de su patria y la
prudencia que debemos guardar quienes hemos conocido las derrotas, pero hemos
quedado vivos para disfrutar de la dignidad y del coraje que es lo que
realmente nos valora como hombres y como mujeres de lucha.
El camino está allí,
sólo nos queda levantarnos, sacudirnos y seguir adelante. Es la lucha por la
libertad, por la paz y por la justicia lo que nos anima. Avanzamos mucho, no
todo lo que deseábamos, pero avanzamos. Seis millones y medio de venezolanos
votamos por un cambio de gobierno, pero no alcanzamos el número necesario para
lograrlo. Hubo un déficit de votos que nos afectó, pero al mismo tiempo hubo un
superávit de coraje y de dignidad que no se agotó allí y que nos permitirá
seguir en el camino con la frente en alto, aceptando humildemente que no somos
mayoría, pero convencidos de que la lograremos, tal vez mañana o pasado, pero
la lograremos.
Si alguno desea
“tirar la toalla”, hágalo. Está en su derecho. Nadie lo puede obligar, porque la lucha que continúa ahora, será de
conciencia, de convicción y de coraje. Debemos entender que en esta lucha
fuimos unidos y debemos mantenernos unidos, porque no hay espacio para la
disidencia entre nosotros. No es el “yo” el que predomina, no es la facción la
que tiene la fuerza, no es un color el que lidera y no fue cizaña lo que
sembramos. Dimos todo lo mejor de nosotros, pensando en nuestra patria, en
nuestra familia y en el futuro de nuestros hijos, y usted amigo lector que tal
vez dio más que muchos otros, entiende
que la lucha por la felicidad de ellos: de nuestra patria y de nuestros hijos,
no la podemos parar. Ya veremos cómo hacerla, pero la haremos.
En esta campaña brotó la mejor semilla que
hayamos logrado sembrar en las más productivas cosechas de nuestra vida
republicana. Cuentan que la generación
del 28 fue muy parecida a esta nueva generación que hemos visto florecer. Los
del 28 lucharon contra la dictadura del General
Juan Vicente Gómez y constituyeron las bases de la democracia en
Venezuela. Hoy día, podemos decir que nuestra juventud levanta los cimientos de
lo que será la democracia del futuro, sin exclusión, civilista, humanista y
sobre todo una sociedad de oportunidades, donde todos ayudemos al que menos
tiene, conscientes de que en él está Dios, dándole libertad al espíritu del
hombre y no amarrarnos como esclavos de lo material.
El 16 de diciembre
próximo habrá una nueva contienda. Vamos ahora a elegir a los nuevos
gobernadores de estado y a los diputados de los consejos legislativos
regionales. Son espacios de poder que no podemos dejar a merced de quienes
sueñan con tener en sus manos la totalidad del poder. Los que han estado en la
cárcel relatan que un rayo de luz en la prisión, es vida para ellos. Y cuando
nosotros conquistamos un espacio de poder, nos llenamos de esperanza, sentimos
que estamos vivos, que hay un mañana y que la felicidad se nos pone más cerca.
A la lucha compañeros. El camino continúa.
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