Alguien me comentaba, en un intercambio de mensajes, sobre mi
preferencia en colocar caricaturas en mis blogs. Decía que le gustaban, pero
quería conocer un poco más de dónde venía esa "obsesión" mía.
Le contesté que provenía de mi convencimiento de que los tiranos
odian el humor. Es algo que no calza con ellos. Como son presumidos no soportan
el que se burlen de ellos -aunque sea sanamente- en una caricatura política.
Dicen que el dictador sirio Al Assad ordenó quebrar los dedos de
un caricaturista que lo había dibujado huyendo.
Hugo Chávez los ha encarcelado y ordenado en el pasado, cerrar
los medios de comunicación donde han aparecido caricaturas que le disgustan.
Los gobernantes de regímenes autoritarios carecen del sentido
del humor. Son seres acartonados, demasiado inseguros para soportar chistes y
bromas a sus expensas.
Eso no quita que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no
quiera hacerse el gracioso a costa de los demás:
Sólo un ejemplo, porque hay decenas. Todavía retumba en las
mentes de los venezolanos la imagen de cuando, asomado al balcón del pueblo con
su esposa al lado, se volvió hacia ella y le dijo, para que todos escucharan:
"Marisabel, esta noche te doy lo tuyo, prepárate”
Pero volviendo al humor político. Se ha demostrado que un gramo
de humor, equivale a toneladas de palabras que se pudieran decir en un escrito.
Por otra parte, la risa es uno de los antídotos que también
busca el pueblo cuando se siente abrumado por la realidad de un régimen
dictatorial.
En Estados Unidos se hacen películas donde se le toma el pelo a
los Presidentes, a las Primeras Damas y al gobierno en general, en situaciones
ridículas que serían inconcebibles en una dictadura.
Incluso en Washington se ha instituido una vez al año una cena
donde los corresponsales y la prensa en general se reúnen con el presidente y
otros dignatarios y en perfecta camaradería los periodistas se ríen a costa de
los invitados.
Y es frecuente que quienes cuentan los mejores chistes son los
presidentes que asisten al evento.
En Cuba, pese a estar a sólo 90 millas, la situación es
completamente diferente y, ¡por favor!... No se les ocurra un chiste.
En la Isla, la población
vive de la broma contada de oído a oído, porque si se dice fuerte "vas
preso, mi hermano".
El sentido del humor llega a castigarse con una dureza que
pareciera increíble en un país libre.
En la Isla no es permitido usar el humor y Fidel Castro en un
mismo párrafo.
Por ejemplo, en una ocasión a fines de la década de los ochenta
(y esto es auténtico y me lo contó un familiar afectado), creo que fue en Pinar
del Río, un niño llevó su cotorra a clases para que su maestra y compañeritos
lo escucharan hablar.
El pajarito recitó varias frases aprendidas en el hogar....Todo
iba bien... cuando de repente, no se sabe que pasó por el pequeño cerebro del
periquito, quien agitando las plumas comenzó a gritar como un desaforado:
" Muera Fidel Castro"...muera Fidel Castro".
Lo que hubiera sido una anécdota y "aquí no paso
nada..." se transformó en una tragedia: la historia del niño y su
periquito salió rápidamente de la escuela y llegó a las autoridades, quienes
indignadas por el terrible desacato al "Coma Andante" le quitaron el
niño a la familia, pusieron preso al padre y por supuesto, incautaron al
pajarito, que con toda seguridad, fue muerto por haber osado gritar consignas
del enemigo...
(Quizás el régimen pensó que hasta la CIA estaba metida en eso
de la enseñanza de la consigna).
Y otra de cotorras, también auténtica: Desde la base Naval de
Guantánamo llegaban a Radio Martí y otras emisoras del exilio cientos de
llamadas telefónicas de los balseros, durante uno de los grandes éxodos de
cubanos, a mediados de los años 90. Tanto así que la emisora agrandó un espacio
que ya existía llamado PUENTE FAMILIAR, para dar cabida a los mensajes, donde
los refugiados se comunicaban con su familiares en Cuba y les daban a conocer
que estaban vivos y habían llegado bien.
En una de esas llamadas, un periquito que había llegado en balsa
con sus dueños fue puesto al teléfono porque -decían- tenía algo que
declarar... "Espérate que te lo pongo" me dijo la dueña...pero
nada... espérate"...siguió el silencio ...y de repente unos chillidos
increíbles del pajarito gritando a todo pulmón: "Aquí.. Radio Martí...
aquí Radio Martí" (que era el lema de la emisora).
Le pregunté a la dueña que había pasado y me dijo que había
tenido que tirarle las plumas -fuerte- para que hablara... porque no quería
decir nada... En Cuba la familia lo había amenazado.
La cotorrita había aprendido por su cuenta el slogan de la
radio, que la familia escuchaba en forma clandestina.
El cubano Ivan Curra me contaba:
En Nueva Gerona hay un parque que se llama el "Parque de
las Cotorras".Era un parque muy bonito con una gran jaula, donde desde
tiempo inmemorial habían cotorras que hacían las delicias de la gente. Pues, un
día los jodedores les enseñaron a las aves a gritar en contra de Fidel y Raúl.
Las cotorras misteriosamente desaparecieron y la jaula quedó vacía. El mensaje
se entendió perfectamente: El que se atreviese a gritar lo mismo correría la
misma suerte de las cotorras.
¡Hay tantas anécdotas de buen humor en Cuba!...
El humor está incluso en las situaciones más tristes, como fue
el caso de mi buen amigo, el disidente Bernardo Arévalo Padrón quien creó en la
provincia de Cienfuegos la agencia de noticias independiente Línea Sur Press.
El activista estaba siendo enjuiciado el 28 de noviembre de 1997
por "desacato al Presidente Fidel Castro y al vicepresidente Carlos
Lage". Asistían al juicio la mayoría de los activistas de Cienfuegos,
muchos amigos y público en general.
Específicamente el documento acusador decía que el periodista
había calificado de "mentiroso" al presidente Castro y al
vicepresidente Carlos Lage por las ondas de Radio Martí, a la periodista
Angélica Mora". (Arévalo Padrón me había comentado que ambos, Castro y
Lage, no se atenían a los compromisos democráticos firmados en la Cumbre
Iberoamericana de 1996).
La jueza que veía el caso estaba indignada con Arévalo Padrón y
le reiteraba que él había dicho "eso por Radio Martí..."
El periodista impávido no negó el cargo pero le preguntó a la
jueza "y cómo saben que lo dije por Radio Martí, ah? ¡Ah es que escuchan
entonces la emisora enemiga!, porque si no cómo se habrían enterado ah?
Hasta ahí llegó el juicio... el pandemonio siguió al acto... la
chacota completa...todo el mundo se puso a reír... menos las autoridades que
obligaron a que todos salieran...y condenaron a Bernardo, a puertas cerradas, a
seis años de prisión.
Caro le costó a mi amigo el lujo de un chiste a costa del
régimen.
Concluyendo. No hay mejor arma que el humor... y eso lo saben
los tiranos y lo sabemos todos. Por eso, sigamos con los chistes y caricaturas.
angelicamorabeals@yahoo.com
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