Nueva Mayoría - 31-May-12 - Análisis
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Europa frente a falsos dilemas
por Rosendo Fraga
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Europa frente a falsos dilemas
por Rosendo Fraga
La crisis europea, planteada en términos de austeridad o crecimiento, elude el problema central que afecta al continente. Uno de quienes ha enfocado el problema con precisión es el ex primer ministro laborista británico, Gordon Brown, quien desde su cargo contribuyó a evitar entre 2008 y 2009 que la crisis global impactara más en Europa. Sostiene que la cuestión central es que siendo hoy el 20% del PBI mundial, el continente europeo -de mantenerse la tendencia de los últimos años- en diez será sólo el 11%. Agrega que exceptuando Alemania, lo que contribuyen los restantes países europeos a las exportaciones del continente hacia China es sólo 3% de lo que importa la potencia asiática. Dice también que Alemania es el único país europeo que ha logrado ser competitivo con el mundo. Frente a esta situación, sostiene que las cumbres de los jefes de estado y de gobierno tanto de la UE como de la Eurozona se suceden sin resolver nada. Ello parece confirmado con la Cumbre informal de la semana pasada, cuya decisión fue esperar cinco semanas para volver a reunirse. Si bien para entonces estará definida la elección griega -que puede definir si Grecia continúa o no en el euro-, en el mismo plazo la crisis que afecta a España -que tiene el riesgo país más alto de su historia- bien puede salirse de control.
La posición de Alemania debe entenderse en el contexto del éxito con el cual el país ha enfrentado la crisis. No sin esfuerzo, el país ha realizado en los últimos años las reformas necesarias para adquirir competitividad y es así como siendo la cuarta economía del mundo, es el segundo exportador después de China. Exporta hoy a la potencia asiática más que a Francia, el principal destino de sus exportaciones dentro del continente. La última colocación de deuda realizada la semana pasada fue a una tasa del 0,07, es decir prácticamente neutra. Ahorristas e inversores prefieren así no ganar nada, con tal de evitar la pérdida de su dinero que puede significar hoy invertir en bolsas, bonos o bancos. Se trata de una tasa inferior a la que pagan los Bonos del Tesoro de los EEUU, considerados desde hace décadas la inversión más segura en tiempos de crisis. De no ser por el crecimiento alemán, hoy la Eurozona estaría en recesión (en la que se encuentran ya la mayoría de los 17 países que la integran). En cuanto al desempleo alemán, llega hoy al 6,2% -el más bajo en tres décadas-, está muy por debajo del promedio europeo (10,8%) y es menor que el de EEUU, que está en 8,1%. La negativa alemana a aceptar los eurobonos para con ellos respaldar a los bonos nacionales de los demás países de la eurozona, es hoy el centro de la controversia europea. Si bien la democracia cristiana -el partido que está en el gobierno en Alemania- ha perdido las recientes elecciones locales, las fuerzas opositoras más importantes, el Socialismo y los Verdes, respaldan a Merkel en dicha posición. Frente a Grecia, la posición alemana es clara: se debe trabajar más y pagar más impuestos.
Frente a la posición alemana ha surgido la Francia de Hollande, que sostiene una postura contraria. Sin plantear la cuestión de la competividad, el nuevo Presidente socialista francés apoya los eurobonos y que se reduzcan los ajustes requeridos para recibir los rescates de la troika (UE, Banco Central Europeo y FMI). La idea es que más ajustes llevan a más recesión e impiden así el crecimiento. Los cinco países con más dificultades (conocidos por la sigla PIIGS) han pasado a apoyar la posición francesa más por necesidad que por razones ideológicas. Lo están haciendo dos gobiernos de centroderecha (España y Portugal), que hasta hace pocos días buscaban el apoyo explícito alemán; uno social demócrata (Irlanda), otro tecnócrata (Italia) y uno de transición (Grecia). Frente a ellos, países como Austria, Finlandia y Rumania apoyan la posición alemana. La discusión franco-alemana se ha planteado así entre austeridad y crecimiento, eludiendo la cuestión central que es la competividad frente al mundo. En la reciente Cumbre del G8 Obama requirió a Merkel ampliar los rescates a los países en dificultades y aumentar la asistencia a los bancos. Se trata de una versión para Europa de la política implementada por EEUU para evitar que la crisis de 2009 derivara para este país en una depresión o recesión prolongada. Pero Washington se muestra reacio -al igual que las potencias emergentes- a contribuir a los rescates que va a requerir Europa, más allá de ampliar el financiamiento de los programas del FMI.
Sin que la competitividad y la productividad entre en el debate, la ruptura del eje franco-alemán deja a Europa a merced del efecto dominó que pueden generar los pequeños países. La salida de Grecia del euro ha sido descontada por los mercados, pero sus efectos sobre España e Italia no lo han sido. Los bancos europeos que pueden verse en problemas por la deuda griega ya han realizado previsiones y recibido la asistencia necesaria para evitar su colapso. Pero no han previsto una crisis de España durante mayo y las diversas cumbres europeas -al igual que la del G8 reunida en Camp David- resultaron ineficaces para contener la incertidumbre sobre el futuro de Europa y sus efectos globales. En junio se reúne en México la Cumbre del G20, integrado por las 7 economías más desarrolladas, los 5 BRICS y varias economías medianas de diversas regiones del mundo. Hasta el momento no parece que esta Cumbre vaya a ser mucho más ejecutiva que las de mayo.
En conclusión, el debate europeo entre austeridad o crecimiento elude la cuestión central, que es la competividad y la productividad del continente frente al resto del mundo, al tiempo que las diversas Cumbres de la UE en mayo, al igual que la del G8, no lograron encauzar la crisis y difícilmente lo haga la del G20, prevista para junio en México.
La posición de Alemania debe entenderse en el contexto del éxito con el cual el país ha enfrentado la crisis. No sin esfuerzo, el país ha realizado en los últimos años las reformas necesarias para adquirir competitividad y es así como siendo la cuarta economía del mundo, es el segundo exportador después de China. Exporta hoy a la potencia asiática más que a Francia, el principal destino de sus exportaciones dentro del continente. La última colocación de deuda realizada la semana pasada fue a una tasa del 0,07, es decir prácticamente neutra. Ahorristas e inversores prefieren así no ganar nada, con tal de evitar la pérdida de su dinero que puede significar hoy invertir en bolsas, bonos o bancos. Se trata de una tasa inferior a la que pagan los Bonos del Tesoro de los EEUU, considerados desde hace décadas la inversión más segura en tiempos de crisis. De no ser por el crecimiento alemán, hoy la Eurozona estaría en recesión (en la que se encuentran ya la mayoría de los 17 países que la integran). En cuanto al desempleo alemán, llega hoy al 6,2% -el más bajo en tres décadas-, está muy por debajo del promedio europeo (10,8%) y es menor que el de EEUU, que está en 8,1%. La negativa alemana a aceptar los eurobonos para con ellos respaldar a los bonos nacionales de los demás países de la eurozona, es hoy el centro de la controversia europea. Si bien la democracia cristiana -el partido que está en el gobierno en Alemania- ha perdido las recientes elecciones locales, las fuerzas opositoras más importantes, el Socialismo y los Verdes, respaldan a Merkel en dicha posición. Frente a Grecia, la posición alemana es clara: se debe trabajar más y pagar más impuestos.
Frente a la posición alemana ha surgido la Francia de Hollande, que sostiene una postura contraria. Sin plantear la cuestión de la competividad, el nuevo Presidente socialista francés apoya los eurobonos y que se reduzcan los ajustes requeridos para recibir los rescates de la troika (UE, Banco Central Europeo y FMI). La idea es que más ajustes llevan a más recesión e impiden así el crecimiento. Los cinco países con más dificultades (conocidos por la sigla PIIGS) han pasado a apoyar la posición francesa más por necesidad que por razones ideológicas. Lo están haciendo dos gobiernos de centroderecha (España y Portugal), que hasta hace pocos días buscaban el apoyo explícito alemán; uno social demócrata (Irlanda), otro tecnócrata (Italia) y uno de transición (Grecia). Frente a ellos, países como Austria, Finlandia y Rumania apoyan la posición alemana. La discusión franco-alemana se ha planteado así entre austeridad y crecimiento, eludiendo la cuestión central que es la competividad frente al mundo. En la reciente Cumbre del G8 Obama requirió a Merkel ampliar los rescates a los países en dificultades y aumentar la asistencia a los bancos. Se trata de una versión para Europa de la política implementada por EEUU para evitar que la crisis de 2009 derivara para este país en una depresión o recesión prolongada. Pero Washington se muestra reacio -al igual que las potencias emergentes- a contribuir a los rescates que va a requerir Europa, más allá de ampliar el financiamiento de los programas del FMI.
Sin que la competitividad y la productividad entre en el debate, la ruptura del eje franco-alemán deja a Europa a merced del efecto dominó que pueden generar los pequeños países. La salida de Grecia del euro ha sido descontada por los mercados, pero sus efectos sobre España e Italia no lo han sido. Los bancos europeos que pueden verse en problemas por la deuda griega ya han realizado previsiones y recibido la asistencia necesaria para evitar su colapso. Pero no han previsto una crisis de España durante mayo y las diversas cumbres europeas -al igual que la del G8 reunida en Camp David- resultaron ineficaces para contener la incertidumbre sobre el futuro de Europa y sus efectos globales. En junio se reúne en México la Cumbre del G20, integrado por las 7 economías más desarrolladas, los 5 BRICS y varias economías medianas de diversas regiones del mundo. Hasta el momento no parece que esta Cumbre vaya a ser mucho más ejecutiva que las de mayo.
En conclusión, el debate europeo entre austeridad o crecimiento elude la cuestión central, que es la competividad y la productividad del continente frente al resto del mundo, al tiempo que las diversas Cumbres de la UE en mayo, al igual que la del G8, no lograron encauzar la crisis y difícilmente lo haga la del G20, prevista para junio en México.
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