Las
encuestas hablaron en días recientes. Todas, desde las más confiables hasta las
más partidarias coincidieron en que en estos tiempos preelectorales el
candidato del Gobierno tiene mayor apoyo sobre el de la oposición. Esa es la
fotografía de estos tiempos. La realidad no es necesariamente la que percibe
una parte del país. Sorpresivamente y aunque las cifras económicas nos indican
una nación con un gran deterioro una parte mayoritaria del país considera que
el rumbo que ha tomado Venezuela con este presidente va bien. De allí que el
candidato oficialista esté en este momento por encima del otro. Pasarán los
días y otras mediciones vendrán y veremos.
Siendo
esto así lo que sorprende a cualquier analista es observar la gran obsesión que
tienen de los que van adelante por el que no es favorecido por ahora.
Entenderíamos que el gobierno nacional debería estar muy tranquilo. Están
holgados y por ello se deberían concentrar en gobernar y en la enfermedad de su
líder. Sin embargo, observamos una obsesión por Capriles.
No
hay espacio televisivo o de radio controlado por el Gobierno en el que no se
concentren a destruir al candidato de la oposición. Es definitivamente extraño.
Si todo está bien entonces por qué se preocupan tanto. Se llega hasta tal
obsesión que hasta los propios partidarios del Gobierno comienzan a sospechar.
En las viejas consejas electorales se decía que "ganador no se refiere a
perdedor". En términos coloquiales más de estos tiempos quiere decir eso
de que ¡águila no caza mosca!
Entonces,
deberían estar tranquilos, no perder tiempo y dedicarse a trabajar, resolver
los problemas del país. Dejar de mentir y exagerar como con esa afirmación de
que la culpa de criminalidad en un Estado es culpa del Gobernador o del
Alcalde. Como si no existieran gobernadores y alcaldes del Gobierno con
problemas similares. La lucha electoral es en desventaja, tienen mucho dinero y
recursos, el Gobierno sabe generar ilusiones y usan los recursos del Estado
como propios con total descaro. Para qué tener esa obsesión si están cómodos.
Sus excluidos son menos que los dicen estar incluyendo. Allí están las cifras a
su favor. Las primarias y tres millones de votos no son nada como diría Gardel.
Bajen el tono, no tienen problemas, todo está bien. Si un sector del país piensa
que las cosas están mal es solo percepción por lo visto.
Siendo
así las cosas tan favorables es que recomendaría que esos espacios dedicados a
la obsesión Capriles los usen para educar a nuestros niños y a la población en
general, aconsejar a los delincuentes, pedirle a Dios por la salud de los
venezolanos, hacer propaganda sobre higiene, sobre buenos modales, sobre
preservar el ambiente, recordar que hay que hervir el agua y no sé cuantas
tantas otras cosas positivas para la educación del venezolano. El sistema
nacional de medios públicos debe descansar del tema Capriles ya que con el
culto a la personalidad del Presidente tienen bastante. La obsesión es mala
conseja. ¿Por qué más bien no obsesionarse con lograr una mejor calidad de vida
para los venezolanos?
oscarhernándezbernalette@gmail.com
@bernalette1
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Ciertamente, Capriles Radonski -y todo lo que él representa para el retorno de la democracia en Venezuela- es una obsesión para los chavistas. Cabría ahora replicarles a los chavistas con aquel latiguillo de otrora.... "Capriles los tiene locos"... ¿No le parece a usted?
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