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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

miércoles, 28 de marzo de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO: “ANTE LA LLEGADA DE LA SEMANA SANTA”

“En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa “San Marcos 6:4

Este tiempo de Cuaresma y la llegada de la Semana Santa nos invita a revisar nuestros caminos y corregir nuestro rumbo. Pensando en eso, hoy quiero hacer una corta reflexión acerca de la importancia de honrar a otros. Honrar quiere decir: Respetar a alguien. Enaltecer o premiar su mérito. Dar honor o celebridad. La Biblia nos ordena honrar a nuestros padres y a todas las personas que han sido colocadas en autoridad: en el gobierno, la familia y la iglesia.

Algunas personas creen que Dios no puede usarlos en su tierra, su familia o su casa. Creo que mal interpretamos el pasaje del epígrafe, porque si observamos mejor el contexto, nos daremos cuenta que el significado no está en el lugar o localidad, sino en la falta de honra como impedimento para hacer allí mayores milagros. Sí el lugar de origen fuera el problema, tendríamos que aceptar que para servir a Dios, habría que irnos a otro lugar o país.

Los ministros del Evangelio venezolanos, no podrían ejercer su ministerio en Venezuela, sino que todos los llamados por Dios tendríamos que mudarnos de país. Creo que a lo que Jesús se refería era que en Nazaret, no creían que alguien que había vivido allí y era carpintero, podría sanarlos. Ellos no lo honraban como Hijo de Dios, y por eso no creyeron en el poder del Espíritu Santo que reposaba sobre él. Debe haber honra para que exista un mover de prodigios de parte de Dios.

El Señor Jesús sanó a muchos en varios lugares; pero en Nazaret, donde había crecido, no pudo hacer muchos milagros, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Allí, en Nazaret, todos lo veían como el hijo de José, el carpintero, de quien podían esperar que les hiciera una silla o una mesa; pero no como el Hijo de Dios que les podía sanar y restaurar. Lo que nosotros vemos en otros, determina lo que podremos recibir de ellos. Advierto que Dios se mueve donde hay honra, primero a Dios y luego a sus autoridades delegadas o representativas.

 No donde hay juicio, crítica, murmuración y lamentos. El universo se mueve por reinos; aquellos que pretendemos vivir dentro del Reino de la Luz, el Reino de su amado Hijo; debemos aprender a caminar como ciudadanos de ese Reino, honrando a quienes representan al Señor. El lenguaje característico de ese Reino es la alabanza, el reconocimiento, la honra. El lenguaje del otro Reino es la queja, el menosprecio, la condenación y la murmuración.

Así pues, para que las personas en autoridad puedan fluir en la unción de Dios para el servicio a la comunidad, la protección del desvalido, el cuidado de los recursos y la decencia en el manejo de lo privado y de lo público, deberán contar con nuestro respeto y reconocimiento. Nosotros mismos, si queremos obedecer la orden de ir y hacer discípulos suyos a todas las naciones, usando la estrategia de comenzar en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra; solamente podremos fluir en esa unción del servicio a otros, en el lugar donde se nos respete y honre; ya sea en nuestra tierra, familia, casa, vecindario, trabajo o universidad.

Paguemos a todos lo que debamos: Al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debamos a nadie nada, sino el amarnos unos a otros. Honremos a las autoridades establecidas y obedezcamos a nuestros pastores de las iglesias, porque ellos velan por nosotros como quienes han de dar cuenta.

Amémonos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndonos los unos a los otros. Familias de todas las ciudades, pueblos y municipios honren a los hijos de la región, a los miembros de sus casas y abramos así un espacio para que Dios intervenga y obre en medio de nuestras circunstancias y las haga favorables. “Querido Dios: Ayúdanos a honrar a otros, procurando lo bueno para todos. Gracias. Amén” Abrazos, honra y reconocimiento para ti y los tuyos.

britozenair@gmail.com

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