LIMA - Los viejos liberales se dedican a "difundir el ideario de la
libertad" mediante ar- tículos, libros y conferencias, desde los
confortables salones de sus "think-tanks". Mientras tanto, los
estatistas de todo pelaje -mercantilistas, socialistas, populistas y meros
ladrones- se dedican a lo suyo: hacer campañas electorales mentirosas, ganar
elecciones (a veces con trampa), y ocupar gobiernos. Para agrandar cada día más
el Estado, aumentando la presión sobre la gente, el robo, el despilfarro, y la
buena vida (para ellos). Sus distintos partidos se las arreglan muy bien para estar
uno en el gobierno y los demás en la oposición, siempre. ¿Liberales? Ausentes
de la escena política.
Así es desde hace más de 60 años, cuando el genial Friedrich von Hayek
fundó la Sociedad Mont Pelerin en Suiza, aconsejando a los liberales no
ensuciarse los zapatos en campañas electorales, y predicar el libre mercado
"a los socialistas de todos los partidos". Hayek ganó en 1974 el
Nobel de Economía, pero de política no sabía ni la "P". El estatismo
no es sólo cuestión de ideas, es asunto de negocios turbios, y de frijoles. Si
a los socialistas les va muy bien con su pensamiento, ¿por qué habrían de
cambiarlo? ¿Sólo por estar equivocados? Ni se molestan en leer los ríos de
palabras de los liberales, que suelen ser de pura crítica acerba y quejosa. Por
eso la gente tampoco los lee; quiere algo más "positivo", propuestas
concretas, y los liberales lucen muy "negativos". ¡Se oponen a todo!
A fines de los '80, el economista John Williamson ideó una versión
recortada y torcida del liberalismo económico, aceptable para los estatistas,
los resumió en 10 "propuestas de política", y los escribió en una
servilleta de restaurant: ¡había nacido el "Consenso de Washington"!
Remedio para los problemas del Estado obeso, pero no las aflicciones de la
gente. Se transformó en el Evangelio del FMI y el Banco Mundial, que aplicaron
y aplican todos los gobiernos estatistas, excepto algunos como los de Cuba y
Venezuela, que "siguen en sus 13".
Este "Neo" Liberalismo, de nombre engañoso y contenido dudoso y
discutible, no es suficiente. El descontento cunde; y como los liberales
clásicos no aparecen por ninguna parte, y a la derecha económica le va de
maravillas con el status quo, entonces la gente vota por candidatos y ofertas
de izquierda. Para eso el liberalismo de salón ha inventado la teoría de la
izquierda "vegetariana", según la cual hay unos socialistas
"buenos", dispuestos "a hacer política fiscal y monetaria responsable".
TEORIA Y PRACTICA |
Este 19 de Marzo festejamos el Bicentenario de "La Pepa",
primera Constitución liberal de la Hispanosfera y del Perú, promulgada en Cádiz
el año 1812, aniversario que los liberales "oficiales" han olvidado,
y casi pasa por debajo de la mesa. ¿Quiénes somos? El Centro de Liberalismo Clásico,
el Diario digital "La Salida", y el Movimiento Perú Nuevo. Estamos en
la Web, en las redes sociales, y comenzamos a estar en la calle.
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