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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 25 de febrero de 2012

HÉCTOR JOSÉ SÁNCHEZ J: VARGAS, ALBACEA DE LA ANGUSTIA (3) TRANSCRIPCIÓN Y COMENTARIOS)

 “No era la hora de pensamiento. Era la hora de pasión. Tampoco fue la hora de acción. No es acción el simple braceo convulsivo. Un potro encabritado no realiza marcha alguna. Acción entraña ritmos complementarios, hacia un orden final. No era un fenómeno vital; era un fenómeno patológico de regresión y no un signo de aptitud para vivir. El compromiso de 1830 es un estatuto nuevo puesto al servicio de una organización vieja. Cuando no hay ni coetaneidad ni sinceridad entre el medio de acción y el pensamiento, la resultante es la pasión. El pensamiento era viejo; ya no era un pensamiento, era una premeditación; el año 48 sería un remordimiento.
Dos antípodas filosóficas estaban en presencia: la idea de Caudillo y el caudillo de ideas. En éste el nombre es lo de menos; se disuelve en la idea; es la encarnación de ella, no exterioriza valor, no alardea, no personaliza el mito de la hazaña; 1834 no es aun la hora en que Vargas arrastre multitudes, las ama y las esquiva, porque quiere salvarlas de la idolatría; es apóstol, no caudillo, en el sentido personal; no encarna la voluntad del dominio sino la voluntad de perfección.
La otra idea, la idea de Caudillo, se encarna en Páez, pero no es él quien la tremola; es una derivación natural de su mérito, de su valor, de sus heroicos trabajos; no puede enrostrársele el delito de ser famoso, de ser magnificado, de ser idolatrado. 
Quiere mandar y su derecho está escrito en los campos del sacrificio; es la bandera. Pero su abanderado es la forma civil de la voluntad de dominio.
Armados solamente de la Enciclopedia, los oligarcas no habrían podido hacer nada. El pueblo ya quería reivindicaciones: las sabía posibles creía ya en las posibilidades populares; Páez era su ejemplo; si él había ascendido, también ellos podrían ascender. Si Páez hubiera comprendido esto, su gloria habría sido igual a la de Bolívar.
Sólo los hombres de talento lo sabían, y supieron utilizarlo. Sin Páez, ellos no tendrían pueblo. El pueblo desconfiaba de ellos; eran ellos los  que pagaban con fichas o escapularios; ellos eran los godos; si por ellos hubiera sido, con España se habría quedado siempre el pueblo. El pueblo amó la Independencia en Boves, en Páez, surgidos de la nada, en Bolívar, que supo consustanciárseles, gritando: “españoles o criollos” y dormir con ellos en las siestas calientes y en las noches del páramo. Los oligarcas sabían todo eso; porque ellos eran la única conciencia compacta.
La voluntad de dominio no venía de 1828, ni aun de toda la guerra, venía de la hora en que la Conquista se convirtió en un mero sistema de aprovisionamiento al servicio de una Hegemonía europea, desde que la Conquista perdió su sentido filosófico de mundo nuevo. Cierto es que la guerra creó una casta militar que quiso para ella todas las ventajas de la Epopeya. Cierto es también que el cambio de frente en la política de Bolívar en 1828, inspirado ciertamente en el anhelo de salvar la idea de conjunto y prevenir a Colombia del caos, fue un error funesto, de resultados contraproducentes, que avivó los rencores regionales a la vez que separaba. En Bolívar, la política tenía una entraña de candor platónico. El concepto del Poder Moral, la idea del senado hereditario, revelan una fe solo encontrada en el campo de la abstracción. Pero esto es una prueba de que la voluntad de dominio de su sentido despiadado estaba lejos de su intención; su errónea actitud fue respaldada por la “necesidad” de dominio, pero supeditada ésta a la sincera voluntad de perfección.
En cambio, la trayectoria de la voluntad de dominio estaba viva en los herederos del señorío colonial. Ellos estaban utilizando los elementos de la revolución burguesa de Francia; esa Revolución burguesa se produjo contra el sistema de vida feudal; pues bien, ellos, con las armas de la Revolución burguesa, estaban produciendo una pre-revolución que no iba a producir una burguesía sino, por el contrario, un régimen feudal.”
hsanchezbr@hotmail.com

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