Durante la presentación de su Memoria y Cuenta - que más que Cuenta fue
una perorata interminable y aburrida de sandeces - el fúihrer relató anécdotas
sobre su pasado como conspirador contra la democracia venezolana. Esas
revelaciones, por si mismas, servirían, en cualquier país serio, para la
apertura de un juiicio por traición a la patria con base en el principio de que
“a confesión de parte, relevo de pruebas”.
Entre las incontables barbaridades que dijo figura el anuncio de que
había decidido cerrar el Consulado venezolano en Miami. “Lo cerramos. No habrá
Consulado en Miami” Inmediatamente, dandose cuenta de “la pata que estaba
metiendo” morigeró el anuncio diciendo que se trataba del “cierre
administrativo” (figura que no existe en el derecho consular) de esa oficina consular mientras se analiza
el caso de la Consul declarada persona non-grata..
Días antes el conductor de la Cancillería habia advertido que “en su
momento” el régimen daría “una respuesta clara, firme y oportuna sobre ese
tema"
Normalmente, cuando un funcionario diplomático o consular es declarado
persona non-grata, lo que procede es la reciprocidad, es decir una medida
equivalente o en todo caso proporcionada. Es lo que podía esperarse de ese
anuncio. Pero la ignorancia del Derecho
Internacional, específicamente de la Convención de Viena sobre Derecho
Consular, o la soberbia que caracteriza
al gobierno, o posiblemente el deseo de recuperar los afectos de su jefe, el
conductor de la Cancillería se fue a un extremo sin precedentes. Como para
despejar dudas acerca de quien inspiró ese disparate, el fúher dijo que había
sido Maduro quien le había recomendado cerrar el consulado.
Evidentemente Venezuela tiene el derecho soberano de tomar una decisión
de esa naturaleza. Razón tiene el vocero del Departamento de Estado cuando dijo
que esa es una decisión soberana del régimen venezolano.
Pero la soberanía no puede invocarse para justificar desatinos ni
incurrir en insensateces. Si lo que pretende el gobierno es fustigar al gobierno
norteamericana, en realidad lo que ha hecho es auto-flagelarse. La mayoría de
las importaciones provenientes de los Estados Unidos se despachan precisamente
desde Miami. El cierre del Consulado deja en el limbo esas importaciones, en su
mayoría de productos alimenticios, sin la
posibilidad de cumplir los trámites consulares correspondientes. Además
significa dejar de percibir cuantiosas sumas por concepto de ingresos
consulares.
Por otra parte, los más de 160.000 venezolanos que viven en Florida y en los estados a los cuales se extiende la
jurisdicción del Consulado han quedado desamparados, sin la protección del
Estado venezolano e imposibilitados de realizar trámites consulares como son,
entre otros la obtención o renovación de pasaportes, la realización de actos
del registro civil, los trámites de registro electoral, los trámites ante
CADIVI (remesas de pensionados y jubilados. También ciudadanos norteamericanos
que deseen viajar a Venezuela por motivos de negocios o simplemente como turistas,
no podrán obtener la visa necesaria. Todas esas personas tendrán que acudir a
oficinas consulares distantes, con el agravante de que no tienen la competencia
necesaria para atender todos lo asuntos que lleva el Consulado en Miami.
Según el führer la medida del, gobierno norteamericano de expulsar a la
Cónsul venezolana “es injusta, atropellante, es inmoral la expulsión de la
señora cónsul que solo cumplía con su obligación".
Como su memoria es deliberadamente corta, cuando le conviene, echa en el
saco del olvido las medidas igualmente injustas y atropellantes que él mismo le
aplicó en el pasado a funcionarios norteamericanos en Venezuela como la
expulsión, el 11 de septiembre de 2008, del Embajador norteamericano Patrick
Duddy, a quien acusó de estar involucrado en un plan magnicida - "A partir
de este momento tiene 72 horas el embajador yanqui en Caracas para salir de
Venezuela” dijo entonces - y el retiro, el 8 de agosto de 2010, del placet ya
otorgado al Embajador designado Larry Palmer. Esto sin contar los epítetos
insultantes y soeces que acompañaron ese anuncio y los que en numerosas
ocasiones le ha dirigido al Presidente de los Estados Unidos.
¡Así¡, ¡así es que se gobierna! braman y aplauden los fundamentalistas y
fanáticos chavistas sin detenerse a pensar que la improvisación y la soberbia
con la cual se manejan las relaciones exteriores hunden al país cada vez mas en
el aislamiento y el desprestigio. La vida dentro de la comunidad internacional
exige un comportamiento sereno, serio, responsable y digno, libre de
arrogancias y desplantes innecesarios. Pero ya sabemos que bajo el actual
régimen eso, y muchas cosas más, equivalen a pedirle peras al olmo.
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