Pareciere ser el lema socialista. Acaban con todo lo que huela a capitalismo.
SADIM |
La lista es larga. Este gobierno ha venido sistemáticamente acabando con las estructuras económicas, culturales y políticas que configuran la trama de soporte de la sociedad. No lo niegan, hablan a los cuatro vientos acerca de la necesidad de acabar con todo lo que huela a capitalismo y dicen con un gran descaro: no lo hemos hecho todavía, pues los necesitamos. Así se expresaba hoy temprano el ex ministro de la educación Héctor Navarro.
Hace rato que la Unión de Republicas Socialistas –lo que fue- se alejó de esas teorías fracasadas y se llenó de hamburguesas, propiedad privada y libertad económica, pero aquí seguimos leyéndole al pueblo el librito de Marx, que sólo produjo retraso y pobreza en el grupo de naciones que tomaron ese camino. El bloque socialista se desintegró y hoy sus países se mueven en dirección contraria a la que seguimos nosotros, con algunas excepciones de países que persisten en sostener regímenes de estricto control central.
El control central de la producción ha demostrado su incapacidad para satisfacer a los pueblos. Piense en el caso Venezuela y lea sus consecuencias. Hoy importamos más la mitad de la comida que necesitamos y nos seguimos moviendo en la dirección de destruir las fuentes de producción. Baste que el gobierno decida ponerle la mano a algo para que deje de funcionar. Esta planificación central llena de desequilibrios, con precios retenidos en niveles imaginarios, no logra estabilizar la oferta de ningún rubro y nos tiene a los venezolanos usando nuestro tiempo para conseguir hasta las cosas más básicas. Cuba sigue así después de cincuenta años de revolución y escasamente ahora reconocen la necesidad de producir cambios en el sistema. Hasta los cubanos se modernizan y nosotros seguimos caminando en la dirección equivocada.
En China, que se nutrieron de los principios comunistas del libro rojo durante décadas, abandonaron su camino económico hace unos quince años atrás y han producido una mejora importante en la calidad de vida de sus ciudadanos, que hoy pasean el mundo de manera libre y disfrutan de un país que avanza a velocidades impresionantes. Hace rato que dejaron de repartir pobreza y aún dentro de un esquema de restricciones ideológicas, han logrado hacer convivir las estructuras de producción con el carácter social que debe perseguir una sociedad.
Lo único cierto es que los gobiernos que deciden repartir pobreza, no logran mejorar a nadie. Lo único que logran es empeorar a todos.
Las cuentas electorales no le cuadran al gobierno. No lo digo yo. Es evidente su accionar para tratar de comprar votos. Discurso calmado y misiones son las herramientas escogidas. Promesas de todos los colores y tamaños, para hacer un intento de vendernos de nuevo las esperanzas de convertir a nuestro país en la Venezuela bonita.
Las promesas de Chávez no se terminan de cumplir nunca. Todo estaría mejor, si no hiciera nada nuevo, pero no destruyera lo que toca.
vienegrande@yahoo.es
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