Hace medio siglo se quiso popularizar el slogan "venezolano siempre, comunista nunca". Hasta comprobados antirrojos sintieron molestia ante ese falso dilema dogmático que confundía nacionalidad con ideología.
Total rechazo civilista produce el "patria, socialismo o muerte", lema que cunde en actos militares y sectarios del PSUV, partido del régimen por ahora en el poder. Es una disyuntiva excluyente que impone la opción de venezolano sociocomunista sí, pero liberal socialcristiano, conservador, socialdemócrata y etcéteras, no. Y justifica una inminente guerra entre paisanos, hermanos, vecinos.
Una mayoría venezolana lo es por nacimiento, adopción o querencia y no olvida ni tiene por qué olvidar su origen o que sus padres y/o antepasados nacieron en otros países, practican diversas creencias religiosas y simpatizan con distintas tendencias ideológicas.
Simón Bolívar nació en colonia española, hizo Venezuela y murió expatriado en Colombia.
Andrés Bello pudo realizarse en Inglaterra y Chile. Nunca se les exigió olvidar Venezuela y jamás la olvidaron porque patria es familia, paisaje o suelo, idioma, olor, sonido y emoción al desnudo, sin uniformes.
En ningún escrito bolivariano ni en los textos de quienes forjaron la venezolanidad conceptual y concreta se discrimina entre venezolanos de primera, copartidarios de una tolda político-partidista, y otros de segunda clase, sometidos a vigilancia armada y patriotera sobre la buena fe de su nacionalidad. Y no hay tal señalamiento porque constitucional y emotivamente el patriotismo venezolano se ha sustentado en ideario, doctrinas, hechos y personajes de fusión étnica, religiosa, ideológica y cultural.
De seguir el actual intento por transformar en ley de identidad nacional la citada, marcial y sectaria consigna, se fundará una revolucionaria nación basada en la premisa "sólo los caribes son hombres", grito salvaje justificable si acaso en barbarie troglodita.
Pero todavía hay una Venezuela moderna, integral, integrada e integracionista que sabe cómo el nacionalismo a ultranza parió guetos en África y América del Norte, campos de prisión, tortura y exterminio en la corte de Mao, en la Europa fascista de los imperios nazi y soviético-estalinista con su satélite cubano, en los gorilatos de Centroamérica y Suramérica.
Y esa no ha sido nuestra historia básica. Mucho menos esencia de la venezolanidad.
alifrei@cantv.net
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