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sábado, 25 de enero de 2014

JOSÉ MANUEL QUINTERO STRAUSS, EL DERROCAMIENTO DE PÉREZ JIMÉNEZ - 23 DE ENERO DE 1958 - LOS SUCESOS EN MÉRIDA-

A José Mendoza Angulo, líder  juvenil de la época

El 1º de enero del ’58 el coronel Hugo Trejo se había sublevado en Maracay. El gobierno controló la  situación, apresó al merideño y a los principales comprometidos.
La insurrección fue la reacción de los elementos castrenses al plebiscito que en diciembre de 1957 había reelegido -de manera fraudulenta- a Pérez Jiménez como presidente de la República por un período más. La crisis se agudizó con la participación efectiva del estudiantado y la huelga general convocada por la Junta Patriótica (Fabricio Ojeda) para el 21 de enero. Por aquellos días la  cadena radial Caracol de Colombia mantenía informados a los venezolanos, particularmente a los andinos, del desarrollo de los acontecimientos. En casa se estuvo escuchando hasta altas horas de la noche. Serían las 3 o 4 de la mañana cuando un vecino del barrio El Espejo, Antonio Rojas, tocó fuertemente la puerta de la casa paterna gritando !Cayó el gobierno!
La radio informaba que el dictador había huido con su familia y principales colaboradores a República Dominicana sin hacer entrega del gobierno y se estaba instalando una Junta Militar presidida por el Contralmirante Wolfgang Larrazábal (Jefe de la Marina) e integrada por los Coroneles Roberto Casanova, Abel Romero Villate y los comandantes de las FAC y el director  de la Escuela Militar Carlos Luis Araque y Pedro José Quevedo respectivamente, además de Edgar Sanabria en la Secretaría.
Motines callejeros y protestas en las filas militares determinaron en el día 24, la renuncia como miembros de la Junta de los Coroneles Romero Villate y Casanova (vencedores de la rebelión del 1º de enero) y la incorporación de los civiles Eugenio Mendoza y Blas Lamberti. El mismo día, un avión militar condujo a estos militares a la isla de Curazao.
Como la sede de la Seguridad Nacional (SN-policía política del régimen) estaba en la calle 21 c/Av.5, a una cuadra de mi casa, salimos casi inmediatamente a curiosear. Se veía gente de todas las edades celebrando un triunfo, manifestaciones y cornetas de vehículos, abrazos y lágrimas. Muy pronto la sede de la SN se vio rodeada por un numeroso grupo de personas que exigían la libertad de los presos políticos que ahí se encontraban. Se comentaba que el jefe de la misma, Leonardo Medardo Hidalgo y todos sus efectivos, estaban armados y la intención de la multitud era asaltar la sede y apresar  sus ocupantes. Comenzaron a voltear e incendiar una vieja camioneta Panel GMC color verde que pertenecía al cuerpo represivo del régimen depuesto y que estaba estacionada enfrente. En aquel momento desde una ventana de aquella casa dispararon. La gente se dispersó y el ejército, al mando del mayor Luis Alberto Vivas Ramírez rodeó el lugar, los agentes se rindieron y los últimos presos de la dictadura recobraron su libertad, entre ellos el director del Grupo Escolar “Rafael Antonio Godoy”, mi profesor Miguel Arias. Dos cuadras más abajo por la misma avenida, esquina de la calle 23 el pueblo comenzó a apedrear y romper los vidrios de la agencia Ford donde se exhibían dos vehículos último modelo que fueron incendiados y el local saqueado. Los gerentes de esa empresa Sres. Echeverría y Carrasquero no habían permitido –el día anterior- esconderse a los estudiantes que participaban en una manifestación en la plaza Bolívar y eran perseguidos por la policía. Recuerdo que un carrito, casi  de juguete, pero con motor y capacidad para una persona –que orgullosamente la empresa hacía alarde-  fue sacado por los jóvenes estudiantes y muchos de ellos lo manejaron por los alrededores de la Catedral. Tal como lo relaté en crónica pasada, muchos años después lo vi inutilizado en un taller mecánico por los lados del Teleférico.
La policía del Estado se disolvió a motu propio y su comandante Demetrio “Cheíto” Villegas y su adjunto Atilio Graterol, fueron detenidos preventivamente.  Una manifestación de mujeres que se dirigía a la residencia del gobernador Vicente Tálamo, situada en la prolongación de la Av. 2 (frente al antiguo Mérida Country Club, hoy Hotel Caribay), fue dispersada por las tropas que la custodiaban. A diferencia de la capital y otras ciudades del país, en Mérida no hubo saqueos a casas particulares ni a locales comerciales, excepto la ya mencionada agencia de autos.
Dos mítines importantes se realizaron aquel día. En horas de la mañana, uno en la plaza de Milla, hablaron Oscar Montes Domínguez, Jesús Moreno Rangel y Enrique Ciro Peña. En la tarde uno multitudinario en la plaza Bolívar. Llevaron la palabra: Rigoberto Henríquez Vera, Omar Eladio Quintero, Carlos Febres Pobeda y Pedro Rincón Gutiérrez, quienes horas antes habían constituido una Junta Cívica, integrada además por José Miguel Monagas, Augusto Rodríguez Aranguren y Luciano Noguera Mora. El Frente estudiantil lo conformaban Francisco Gavidia, Peñalver Gómez, Jorge Fco. Rad y José Mendoza.
El gobernador Tálamo había abandonado la ciudad vía terrestre hacia Trujillo, pero sus colaboradores permanecían en ésta; había tenido el talento de rodearse en su administración de merideños honestos y honorables como J.R. Febres Cordero, Emiro Duque Sánchez, Miguel Chalbaud, Francisco Fonseca, Mario José Valeri, Omar Santiago, Pablo Celis Briceño, Julio Gutiérrez Arellano y el intachable don Asdrúbal Baptista Archila, entre muchos otros. El gobierno del estado recayó en el comandante de la Guarnición local, José Terán Gaviria quien lo recibió del secretario general Dr. Antonio Justo Siva.
El 30 de enero, la Junta de Gobierno nombró gobernador al Dr. José Román Duque Sánchez quien designó a Omar Eladio Quintero, J.J. Rivas Belandria, Luis Elbano Zerpa, Roberto Albornoz Berti, Walter Oliver Luengo, Ricardo Molina, Enrique Briceño Paredes, Arturo Calderón Pino y Luis Alipio Burguera como sus principales colaboradores. Uno de sus primeros Decretos fue designar la Junta pro Cuatricentenario de la ciudad que organizaría los actos para el 9 de octubre de ese año.
El gobierno Municipal del entonces Dtto. Libertador lo presidió Pedro Pulido Hernández e integrado por Jesús Gómez Castro, Ezio Valeri Moreno, Alfredo Luján, Lucas Rincón Santos y Leopoldo Garrido.
El 4 de febrero el Ejecutivo Nacional designó nuevas autoridades universitarias. Pedro Rincón Gutiérrez rector; Ramón Vicente Casanova, vice-rector y Germán Briceño Ferrigni, Secretario. Sustituían a Joaquín Mármol Luzardo, Néstor Briceño Paredes y Mario Spinetti Dini, respectivamente.
En forma sucinta, estos fueron los hechos y los protagonistas de aquel 23 de enero de hace 56 años, cuyo “espíritu” se esfumó hace tiempo.
                                                                        chachaqst@hotmail.com

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miércoles, 9 de octubre de 2013

JOSÉ MANUEL QUINTERO STRAUSS, EL FUNDADOR JUAN RODRÍGUEZ SUÁREZ Y EL PRIMER GOBIERNO DE MÉRIDA


A 455 años de la fundación de Mérida, el diario “Pico Bolívar” en su interés de contribuir en el rescate de nuestra historia, presenta a sus lectores un trabajo biográfico sobre el presunto fundador de la ciudad y de los que conformaron su primer gobierno. Ha sido realizado –especialmente para la fecha- por el reconocido cronista merideño  Dr. José Manuel “Chachá” Quintero Strauss
El fundador

Uno de los más intrépidos capitanes españoles que vinieron a la conquista del Nuevo Mundo fue sin duda alguna Juan Rodríguez Suárez, nacido en Mérida de Extremadura sin saberse exactamente en que año (1522?). Estuvo en casi todas las conquistas de su tiempo y fue uno de los pobladores que, el año de 1549 descubrió y fundaron Tunja y Pamplona, en compañía de los capitanes Pedro de Ursúa y Velazco Ortún, según nos refiere el historiador merideño Vicente Dávila.  Su vida adquiere entornos más auténticos y precisos a partir de la fundación de Pamplona, donde se distinguió en todos los combates por la conquista de Nueva Granada (Colombia). Fue electo Alcalde Ordinario de aquella ciudad en enero de 1558 y a comienzos de marzo de aquel año le fue aprobada, por el Cabildo, su petición de organizar una expedición para la búsqueda de minas hacia lo que se conocía como provincia de las Sierras Nevadas. Tres meses después emprende la marcha.
De Pamplona llega a Cúcuta siguiendo a La Grita, Bailadores y Estanques para llegar el 30 de septiembre al poblado La Guazábara o El Realejo, donde funda un poblado el 9 de octubre en el sitio que hoy ocupa San Juan de Lagunillas. Nombró Alcaldes y Regidores y se hizo nombrar Capitán y Justicia Mayor. El 14 de octubre escribió al Cabildo de Pamplona dando cuenta de tal hecho. Pronto levantó campo donde había celebrado la ceremonia de la fundación y descubrió una alta meseta frente a la Sierra Nevada y en la punta de la misma, entre los ríos Albarregas y
Chama,  trasladó la ciudad el 1º de noviembre en lo que se llamó la Ranchería Vieja y actualmente Santiago de La Punta o simplemente La Parroquia.
Entre tanto, otro Capitán español –Juan de Maldonado- había conseguido la autorización de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá en la que se le facultaba arrestar  a Rodríguez Suárez por cuanto, sin licencia del Rey de España, había ido a poblar nuevos parajes prometiendo a sus hombres darles repartimientos de tierras e indios, lo cual le estaba prohibido. Valga destacar que Maldonado mantenía una antigua enemistad con Rodríguez Suárez. El origen de esta aversión tan profunda “un odio incontrolado y vehemente” estaba en sus disímiles personalidades y linaje. Ambos eran arrogantes y soberbios.
En cumplimiento de la orden, Maldonado sale de Pamplona a mediados de enero de 1559 con 71 hombres y la madrugada del 18 de febrero de aquel año, captura a Rodríguez Suárez en la Ranchería Vieja y lo envía a Pamplona donde se le inicia juicio. Los cargos fueron: extrema crueldad con los indios, a quienes “había flechado, mutilado o quemado vivos, acuchillado, saqueado y violado a sus mujeres” así como “haber maltratado e ultrajado e deshonrado a todos los soldados que vinieron con él, de palabra o de obra” según se desprende del expediente sobre el Proceso Judicial seguido al conquistador español.
Se  le condenaría a morir arrastrado a la cola de un caballo por las calles de Santa Fe de Bogotá para posteriormente ser descuartizado. Logra huir de la prisión en marzo de 1560, con la ayuda del Obispo de Bogotá, su paisano fray Juan de Barrios. Regresaría a Mérida en octubre de ese año de paso hacia Trujillo donde recibió protección de su amigo y coterráneo Diego García de Paredes, quien le nombra Teniente y Justicia Mayor del pueblo fundado por aquel. Sería el primer “asilo político de  América”. Durante este período el Capitán de la Capa Roja -como se le menciona por el manto que solía usar- fue cruel con los indios a quienes castigó sin contemplaciones. Pasó a Nueva Segovia de Barquisimeto y finalmente al valle de Caracas donde junto a Francisco de Fajardo enfrenta a Guaicaipuro y lo vence. Sin embargo el bravo cacique logra ultimar  a los dos menores hijos del español, quien al ir en búsqueda de venganza es emboscado y muerto por los caciques Terepaima y el propio Guaicaipuro “despojado de su vestido y dividido el cuerpo en pedazos lo repartieron entre todos, llevando cada cual su parte por señal o trofeo de la victoria” (José de Oviedo y Baños). La fecha de su muerte se estima hacia julio de 1561. Tuvo descendencia, aunque nunca llegó a casarse. Con la india Juana, ladina y cristiana –natural de Tunja- procreó cinco hijos (tres murieron párvulos); en Magdalena, india del valle de Tona (Pamplona) tuvo dos y con su esclava María otros dos.
Esta es una breve semblanza del capitán español que -sin caer en discusiones bizantinas- ni fue el descubridor de nuestra Sierra Nevada ni tampoco el fundador de la actual ciudad de Mérida. En cuanto a lo primero, consta en documentos de los primeros cronistas de Indias, que fueron los alemanes Ambrosio Alfínger, Jorge Spira, Nicolás Federmann y el español Alonso Pérez de Tolosa, quienes desde la antigua Gobernación de Venezuela fundada en 1527 teniendo a Coro como capital, descubrieron nuestra Sierra Nevada. Respecto a lo segundo, fue el Comendador Martín López de las huestes de Juan de Maldonado quien lo haría un 6 de mayo de 1559 denominándola Ranchería de San Juan de las Nieves, como bien lo confirma el académico e historiador Roberto Picón Parra en sus libros “Fundadores, primeros moradores y familias coloniales de Mérida (1558-1810)”

 

El primer Gobierno de Mérida

Aunque Rodríguez Suárez no fundara la actual ciudad de Mérida es justo reconocer que el primer gobierno de Mérida lo organizó éste en el sitio que hoy ocupa San Juan de Lagunillas, Municipio Sucre del estado Mérida. ¿Quiénes conformaron aquel primer Cabildo o Gobierno? Veamos.
El 9 de octubre de 1558 –tal día como hoy hace 455 años- el Capitán español nombró Regidores, Alcaldes Ordinarios y Oficiales Reales, y a su vez se hizo nombrar Capitán y Justicia Mayor de la ciudad.
Los Regidores fueron:
ALFONSO DE RUEDA: nació en Segovia, vino a América hacia 1554. En los repartimientos le correspondió el valle de Nuestra Señora (Acequias). Fue uno de los soldados que declaró en contra de Rodríguez Suárez en el Juicio y formó parte de la expedición que dio muerte al tirano Lope de Aguirre en Barquisimeto. Casó con Isabel Orozco y murió en Mérida en 1581.
ANTONIO CARLO DE SAN REMO: primer italiano en pisar tierra merideña y el primero en recibir indígenas como recompensa. Fue prisionero de Maldonado y despojado de sus indios. Se habría casado con Mari Ramos de Pamplona “a quien le quitaron el sustento” por venganza.  No hay mayores datos sobre su destino.
DIEGO DE LUNA: nació en Córdoba en 1527. Fue uno de los enviados a Pamplona para informar sobre la nueva fundación. Regresó el año siguiente recibiendo encomiendas e indios en tierras el páramo. Casó con Juana Ruiz con la que procreó ocho hijos entre ellos dos sacerdotes y una monja. Murió en Mérida en julio de 1581 y enterrado en la Iglesia Mayor.
PEDRO ESTEBAN BUENAVIDA: natural de Almendralejo, Provincia de Badajoz. Hombre de absoluta confianza de Rodríguez S. Enfrentó al tirano Lope de Aguirre. Murió hacia 1590. Había casado con Isabel Becerra Montano, sin descendencia.
ANDRÉS DE PERNÍA: nació en Madrid hacia 1526 y vino a América en 1547. Fue soldado “valiente y de los mejores hechos que hubo en la conquistas de estas tierras”. Traicionó a Rodríguez Suárez, siendo  uno de los 12 soldados que lo condujeron preso a  desde Mérida a Pamplona. Casó con Brígida de la Parra, quien a la muerte de éste en 1590, se convierte en monja.
ANDRÉS DE SAUCEDO: natural de Antequera en 1534. Por no haber recibido repartimientos, traicionó a Rodríguez S. aliándose a Juan de Maldonado. Casó con la hija del capitán Fco. Ruiz y Ana Morales (cuyo nombre no se ha podido averiguar). Hacia 1579 se estableció definitivamente en Trujillo.
JUAN ROMÁN: de los verdaderos y más leales amigos del fundador. Acompañó a Diego de Luna a Pamplona para llevar la noticia de la fundación de la ciudad donde Maldonado lo hace preso e hizo que lo guiara hasta la villa recién fundada.
Fue regidor en Trujillo (1569), donde casó con María Pacheco con descendencia.
Alcaldes Ordinarios: JUAN ANDRÉS VARELA, natural de Galicia hacia 1520. Alférez de los de a caballo, participó en la conquista del Perú. Capitán de Justicia Mayor de la ciudad  y fundador de Barinas (1577). Murió en Mérida en 1592. Dejó descendencia con la india Inés María y con Violante Arias de Valdés.
JUAN ESTEBAN VASCO: Alférez de los de a pié. Nació en Extremadura en 1529. Fue enviado a prisión y condenado junto al fundador. Logró escapar y participó activamente en la conquista de Nueva Granada. Casó con Beatriz Saldaña con descendencia.
Alguacil mayor: AGUSTÍN DE CÁCERES, nació en Segovia en 1533 y murió en batalla con los indios en 1585. Como informante del estado en asuntos de Altamira de Cáceres (Barinas) viajó varias veces a España. Uno de los que traicionaron al fundador.
Administrador (Factor): JUAN DE MORALES, nació en Extremadura en 1526 y murió en Mérida en 1578.  Fue uno de los que, junto con Pedro Bravo de Molina, derrotó al tirano Lope de Aguirre. Casó con María Ruiz de Quezada.
Contador: ANTONIO DE REINOSO, natural de Villa de Horcajo, al norte de Madrid (1532) y murió en Mérida en 1608. Fue Teniente y Justicia Mayor de la ciudad. Casó con Elena Arias de Valdés con sucesión.
Tesorero: PEDRO GARCÍA DE GAVIRIA, natural de Mondragón (Guipúzcoa -1531). Habiendo traicionado al fundador tuvo gran influencia sobre Maldonado. Fue Alcalde Ordinario de la ciudad. Con numerosa descendencia en María de Leyba y María Ruiz de Quezada.
Mayordomo: JUAN ALONSO, nativo de Extremadura y amigo íntimo de Rodríguez Suárez. De acuerdo a los pocos datos disponibles,  salió de Mérida hacia 1560 y probablemente se estableció en el pueblo de la Trinidad de los Musos (?) que había ayudado a fundar.
Procurador: JUAN MARTÍNEZ DE CÁRDENAS, nació en Torre del Campo (Jaén) en 1525. Llegó a América vía México hacia 1549. Después de la fundación, se declara enemigo acérrimo de Rodríguez S. Sin mayores datos sobre él.
Escribano: MARTÍN DE ZURBARÁN, nació en Bilbao en 1539. Fue quien asentó en el Libro del Cabildo de la ciudad, los Repartimientos y Apuntamientos generales que haría el fundador sobre los indios de la Provincia, que aún se conserva. Casó con Leonor Rangel. Murió en Mérida hacia 1589.

José Manuel Quintero Strauss 

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domingo, 2 de junio de 2013

JOSÉ MANUEL QUINTERO STRAUSS, SIMÓN BOLÍVAR EN MÉRIDA. A 200 AÑOS DE LA LLEGADA DEL LIBERTADOR

 “En una hermosa mañana de mayo, el mes de las flores por excelencia, la ciudad melancólica se alegra, sus desiertas calles se llenan de gente, las campanas se echan al vuelo, y en los balcones y ventanas de sus casas simiarábigas, brillan ardientes y seductores, entre dulces sonrisas, los negros ojos de recatadas doncellas, que esperan anhelantes el desfile de la vistosa comitiva, donde viene el guerrero afortunado, el caballero de la Torre de Plata y la Celeste espada. Es Bolívar que llega”.
Así describe Tulio Febres Cordero el arribo de Simón Bolívar a Mérida -hace exactamente 200 años- el 23 de mayo de 1813. Era la primera vez que veía nuestros parajes. Apenas residirían en la ciudad unos miles de habitantes y estaba devastada por el terremoto de 1812 en el que cerca de un millar de paisanos perecieron. Venía procedente de Cúcuta donde había salido el 14 de mayo y entraría triunfalmente a Caracas el 6 de agosto de aquel año luego de la heroica Campaña Admirable. Es de suponer que habría acampado en Ejido. Su ejército de vanguardia hizo huir al Cnel. Ramón Correa que era el Jefe Militar en la ciudad. El día anterior el gobernador realista Francisco de Ugarte hizo entrega del gobierno provincial a Cristóbal Hurtado de Mendoza, quien recibe a Bolívar en la Casa Consistorial, frente a la Plaza Mayor.
Allí el pueblo reunido le aclama Libertador, título que fue ratificado el 14 de octubre de aquel año por la Municipalidad de Caracas: “…superior a todos los que ha recibido el orgullo humano…más glorioso y satisfactorio que el cetro de todos los imperios de la tierra” expresó Bolívar, quien permanece en la ciudad por 18 días, donde habría de conocer a los sacerdotes patriotas Buenaventura Arias –dirigía la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida- y Enrique Manzaneda – sería Capellán de los ejércitos libertadores -, al célebre canónigo Uzcátegui,  a Vicente Campo Elías (militar español a favor de la República), al Coronel Paredes Angulo y tantos otros fervorosos merideños partidarios de la emancipación..
Se alojó en una casa ubicada en la Av. 3, c/calle 30 donde se colocó una placa en mármol para recordar aquel hecho. La placa desapareció al ser demolida aquella construcción (hoy día una venta de muebles). Habiendo algunas casas más acomodadas e importantes, es razonable que Bolívar haya optado por alojarse en la casa señalada, pues respondía a razones  de estrategia militar en virtud de que la ciudad –en aquel entonces- llegaba hasta la Iglesia de El Llano y ante cualquier eventualidad él y su ejército podían desenvolverse con mayor rapidez al estar prácticamente  a las afueras de la ciudad. El presidente del Cabildo lo era Ignacio de Rivas, padre del prócer Luis María Rivas Dávila. Mucho se ha dicho de lo que aportó Mérida a la causa independentista. Se afirma que fueron 500 hombres de los cuales sólo 15 regresaron, ochocientas caballerías, 16 cañones y 30.000 pesos oro. Con certeza, una hermana del canónigo Uzcátegui financió un cañón que llevaba inscrito el nombre de la donante. Páez, en su autobiografía, asegura la existencia de aquel cañón y don Tulio refiere su última ubicación en Estanques durante la guerra de la Federación. Hay evidencia de que Simona Corredor de Pico le regala una casa. Existe una placa recordatoria por la Av. 2 –entre calles 19 y 20-  donde se recuerda que su donación se concretó el 22 de junio de 1813. Se le denomina “La Casa de la Patria”. Asimismo María Rosario Nava ofrece su hijo enfermo a las tropas de Bolívar  y acompaña a aquel hasta Timotes (cargando su fusil) mientras sanaba su brazo. Ellas, conjuntamente con la intrépida criada Anastasia e Isabel Briceño de Fornéz, que inspiraron a don Tulio para sus crónicas “Un trabucazo a tiempo” y “Los cañones de la Patria”, conforman las llamadas Heroínas merideñas.
El 25 de mayo de 1813  Antonio Ignacio Rodríguez Picón – primer gobernante patriota de Mérida en 1810 - en sus Apuntamientos Diarios, escribe: “He presentado y entregado mis hijos Francisco, Jaime y Gabriel al General Bolívar, aclamado Libertador por este pueblo. Parece hombre extraordinario y hace pensar mucho con respecto al porvenir. Su elocuencia corre como un río”. Francisco lo acompañará hasta el Perú, Jaime muere como consecuencia de las heridas en la batalla de San Mateo y Gabriel quedó lisiado en la batalla de Los Horcones. Bolívar le escribiría a Rodríguez Picón el 25 de julio de 1813, después de esta batalla, informándole sobre el hijo herido, donde en una de sus párrafos señala: “Y tú, padre, que exhalas suspiros al perder el objeto más tierno, interrumpe tu llanto y recuerda que el amor a la patria es primero”. Esta estrofa, único poema conocido del Libertador, fue incluido en el Himno del Estado Mérida por su autor Antonio Febres Cordero en 1911.
Con el título de Libertador, abandona la ciudad el 10 de junio rumbo a Trujillo, dejando como gobernante a Rodríguez Picón.
Al despedirse Bolívar dirige una Proclama “A los valerosos merideños” donde presagiaba que “…la guerra será a muerte”; días después firmaría el célebre Decreto de Guerra a Muerte en Trujillo el 15 de junio de aquel año.
La segunda visita de Bolívar a Mérida fue el 1º de octubre de 1820, procedente de San Cristóbal. Había acampado cerca de Lagunillas según nos relata su secretario Pedro Briceño Méndez. Los realistas Miguel de la Torre y Juan Tello, jefes militares de la ciudad habían huido con sus ejércitos días antes. Se alojó en la casa del Cnel. Antonio Rangel, Av. 3 c/calle 24 donde funciona hoy día una tienda por departamentos. Existen allí, para beneplácito de los merideños, sendas palcas en bronce y mármol que nos recuerdan el hecho. Estuvo en compañía del Mariscal Sucre, miembro de su Estado Mayor. Hay una crónica del historiador merideño Eduardo Picón Lares donde relata el obsequio de Sucre de una caja en oro para rapé (tabaco de aspirar) a doña Magdalena, esposa del patriota Juan de Dios Méndez en cuya casa -por la calle 21- se había ofrecido un espléndido agasajo a Bolívar y su comitiva. Permaneció en la ciudad hasta el 4 de octubre. Debió haber partido ese día muy temprano, hacia Trujillo, pues llegó allá a las 7 de la noche. El Cnel. Miguel Cegarra fue dejado como Jefe político y el Gral. Juan Antonio Paredes Angulo como Jefe Militar.
La tercera visita de Bolívar a Mérida fue los días 25 y 26 de febrero de 1821 procedente de Bailadores. Cuatro días tarda en llegar a Trujillo, pues sale el 26 y llega allá el 1º de marzo; debió descansar en algunas poblaciones de nuestros páramos.
El escritor Raúl Chuecos Picón y el cronista e historiador Carlos Esteban Chalbaud Zerpa sostienen que Bolívar visitó Mérida una cuarta vez, el 17 de diciembre de 1820, poco después de firmar con Morillo el Tratado de Regularización de la Guerra. No dispongo de elementos suficientes para afirmar tal hecho. Dejemos estas indagaciones a los verdaderos historiadores.
Además de haberle conferido el título de LIBERTADOR, Mérida se enorgullece de haber erigido el primer monumento a Bolívar en el mundo: La Columna (1842) frente al batallón Justo Briceño, iniciativa del entonces Gobernador de la Provincia Gabriel Picón González y se bautizó en su honor la más alta montaña de nuestra orografía: el pico Bolívar.
Desde hace 200 años Simón Bolívar pertenece al patrimonio espiritual de la ciudad de los Caballeros de Mérida.
chachaqst@hotmail.com

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