La renuncia del sumo pontífice es el acto
político más relevante de este inicio de siglo.
Renunciar a un liderazgo a una jefatura máxima
como jefe de gobierno del estado del Vaticano a la representación de la
actividad pastoral de millones de millones de seguidores de cristo y del
catolicismo tiene sus implicaciones
dentro y fuera del vaticano. Cualquiera que hoy exprese
opinión en lo interno o externo del Vaticano del suceso buscando respuesta en
lo inmediato y quizás nunca jamás se
pudiera o pudiese saber su causa verdadera.
Dirigir y conducir una institución debe tener una visión objetiva y política en
la compleja dinámica mundial.
Esta complejidad radica en el uso del método
elemental de la ARMONIA por su gran diversidad étnica filosófica y cultural.
Ver al PAPA en la actualidad entregando su
vida y la iglesia es digno de seres elevados en su conciencia objetiva, y
renunciar a esa jefatura tan distinguida
es un acto de gran significación espiritual valentía, ubicuidad y humildad.
Esta renuncia debe ser catalogada como una
acción ejemplar para aquellos que sabiendo de sus fracasos no recurren a estos
actos de orfandad, por ser unos seres que rayan en la inferioridad como es
nuestro caso nacional de Venezuela.
El mundo y sus circunstancias futuras
requieren de líderes que tendrán que decidir el futuro de la humanidad.
En este caso, quien sustituya a este hijo de
Dios le vienen días de exaltación, tristeza, consagración por quienes “Seguirán construyendo y evangelizando los
sobrevivientes del Futuro Hombre Universal” (Jesus I. Fernandez G) … Su renuncia supera con exaltación
la vida ordinaria.
HASTA PRONTO SU
SANTIDAD. DIOS LE BENDIGA. AMDG.
brumatenaz@gmail.com
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