Con alguna frecuencia, en las tenidas de tarde-noche, escuche a mis
mayores decir a modo de sentencia inapelable: “todo malo es cobarde”, cuando
salía a relucir la espantada de algún
parroquiano descubierto en la comisión de una ruindad. Sentencia que calza
al pelo con la conducta de los autócratas. Se los ve arrogantes, mandones y
valentones mientras la correlación de fuerzas les son favorables. Silban en la
oscuridad para espantar el miedo. Denuncian conspiraciones y atentados
terroristas a troche y moche, pero no hacen presos a los conjurados. Intuyen
que en cualquier momento el pueblo podrá echarse a la calle o algún militar
“tirar una parada” y deberán abordar el medio de transporte más a mano, pero
con las alforjas repletas de dólares y dejando en “la estacada” a quien de los
suyos no esté “pilas” en el momento del abordaje. Porque el autócrata es leal
solo con su persona y las alforjas.
Maduro, el ilegítimo, sin mucho mando en solitario que digamos, no puede
ocultar su talante dictatorial y, desde luego, su conducta no difiere de
cuantos tiranos y tiranuelos han martirizado la sociedad latinoamericana. Vale
la pena preguntarse ¿Cuántos murieron con las botas puestas o quienes
afrontaron con dignidad la derrota?
El ilegítimo y su combo de forajidos han dado continuidad al legado
político-económico-social del difunto Bellaco en Jefe Hugo Chávez Frías. De
resultas tenemos el lodazal donde pretenden ahogar al país y la presencia de
“los terroristas” que los asedian y enloquecen. El galáctico eterno, como sus
feligreses gustan denominar a Chávez, fue el felón que puso en marcha el
macabro plan diseñado por los hermanos Castro para someter por hambre y todo
tipo de carencias al venezolano. Apegado
al listado de tareas de obligatorio cumplimiento confiscó fincas agropecuarias
en plena producción, plantas agroindustriales, empresas proveedoras de insumos
y centros de comercialización; hostigó las empresas productoras de útiles para
el aseo personal y la higiene colectiva; estranguló la industria farmacéutica,
quebró la industria del acero y el aluminio y arruinó la industria petrolera
por vía de exacciones financieras y el sobre empleo, para dar cumplimiento a
programas reñidos con sus objetivos que le restan capacidad para el
mantenimiento, así como para el aumento de la producción con el propósito de
equilibrar, en lo posible, el derrumbe de los precios.
Es sabido que la producción
descendió dramáticamente a niveles de angustia. Mermó el flujo de dólares y se
acabó la fiesta. Es menester importarlo casi todo, gasolina incluida. Lo que
tiene la busaca no alcanza para pagar a proveedores, cumplir los compromisos
con la banca internacional, financiar a gobiernos sanguijuela y colmar la gula
dineraria de altos y medianos mandos civiles y militares. Se presentó el monstruo
del desabastecimiento y copó las estanterías de auto-mercados, farmacias,
mercados populares, venta de neumáticos y repuestos para vehículos o cualquier
artefacto mecánico o eléctrico. Los centros de asistencia médica no disponen de
material médico-quirúrgico. Aquí nos detenemos porque el espacio no da para
más.
La carencia de casi todo dio vida a “los terroristas” que acosan a Maduro
y su banda de forajidos. Están a la vista de las autoridades y no los
aprehenden. Son un brazo de la “robolución”. El desabastecimiento lidera las
tropas en asedio integradas por columnas de bachaqueros, matraqueros y
buhoneros, con apoyo de informadores (campaneros) colocados en los centros de
distribución y ventas masivas al menudeo. Esos terroristas humillan al ciudadano
que hace colas con la esperanza de poder comprar desde un paquete de harina de
maíz hasta el medicamento indispensable para salvar la vida del padre, la
madre, de un hijo y hasta la propia.
Pero los ciudadanos no son terroristas y tienen a mano un instrumento
letal. El VOTO con su poder pulveriza dictaduras y el 06-12 explotará como
ojiva nuclear en Miraflores, exterminando el asiento del terrorismo
planificador y ejecutor de atentados criminales que no sólo cercenan la calidad
la vida del venezolano, sino que asesina con las armas que entregaron a la
bolidelincuencia y hasta de mengua en los centros asistenciales.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
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