El pasado sábado 4, desde Macarao, populosa barriada capitalina, la célebre princesa del “guaire”, con el mayor cinismo y desfachatez posible, llamó a “disfrutar” las “sabrosas” colas que bajo el sol o la lluvia, millones de venezolanos hacemos para poder comprar algunos productos de la cesta básica. Hay que tener el alma corroída, despreciar el sufrimiento humano y subestimar el dolor ajeno, para vomitar semejante expresión.
Estamos seguro que ha sido la única vez que visita y por breves minutos, a una de estas penosas filas para comprar comida, labor ingrata con la que han adornado el paisaje geográfico esta caravana de incompetentes y obcecados trogloditas, empeñados en imponer un modelo económico que ha fracasado donde quiera que se ha intentado aplicar. Con esta infeliz declaración, pretendió suavizar ese diario tormento, y de paso, justificar la escasez y la destrucción del aparato productivo, causa principal de las humillantes colas. Los primeros indignados con esta afrenta fueron los oficialistas, quienes no perdieron un segundo para exigirle “perdón de rodillas”, acusarla de oportunista e integrante de una casta privilegiada. La despidieron con una advertencia lapidaria: “con mi voto no cuentes por desubicada”. Fue por lana y salió trasquilada.
Esta burócrata, bautizada ese mismo sábado, por los indignados de Macarao, como la “Sifrina Roja”, ha estado enchufada al régimen desde sus inicios. Jamás ha entregado cuentas de los millones gastados en la demagógica oferta de limpiar el Guaire. Lleva varios años disfrutando las delicias del poder. Anda rodeada de escoltas para protegerse del hampa desbordada. Cuenta con jugosas entradas, gastos de representación y un séquito de secretarias y mensajeros que, además de aliviar sus “duras” faenas, le garantizan tener siempre la despensa bien surtida. Quedamos asombrados y seguimos escandalizados con el descaro de esta emblemática funcionaria. Su caradurismo tendrá una especial ubicación en la nutrida antología de la sinverguenzura criolla. La esperaremos en la bajadita el próximo 6 de diciembre. Ese día, una muchedumbre de ciudadanos cansados de vivir esta tragedia, abarrotaremos los centros electorales con gigantescas y sabrosas colas. Las disfrutaremos al máximo, sobre todo cuando estemos frente a la máquina de votación y pulsemos abajo y a la izquierda la tarjeta de la mano con el pulgar hacia arriba, la tarjeta de la MUD, la de la UNIDAD!!!
Buenos días y salgamos al encuentro con el descontento oficialista!
Fredy Rincón Noriega
fredyrinconn@hotmail.com
@ferinconccs
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