La semana pasada después del envío de mi nota
titulada, "Sociedad Diabólica", entre los mensajes recibidos hubo uno
que sacudió mi conciencia de forma especial. Lo dirigía un buen amigo mío,
critico de temas económico-políticos, filoso e inteligente y, para mi satisfacción, me comunicaba su
aprobación para luego asomarme a una encrucijada cuando afirma preguntando.
"Muy bien señalado el problema, ahora ¿Cómo lograr solucionarlo?"
Al terminar la lectura de tal mensaje, creo
haberme sentido como Lope de Vega cuando, queriendo emboscarlo, sus amigos
encabezados por su rival enamores quien pretendía humillarlo, lo retan a
componer un soneto en ese mismo momento. El poeta guarda silencio por unos
instantes e inicia su genial improvisación para darle vida a su famoso poema
de:
"Un soneto me manda hacer Violante"
Sin pretender asumir los ropajes de la
genialidad que exhibiera Lope de Vega, voy a tratar dar respuesta a tan
provocadora pregunta. Sin embargo, la interrogante planteada es mucho más
profunda y amplia de lo que mi nota señalaba, al solo tocar la punta del
iceberg de la grave problemática mexicana. Es decir, yo la entiendo cómo, ya
diagnosticada le enfermedad ¿Cuál sería el tratamiento que logre catapultar a
México a nuevos estadios de libertad, justicia y prosperidad?
Yo pienso que hay una clara avenida ante la
problemática citada y no hay que inventar ninguna mágica receta, puesto que ya
existe. El éxito y el fracaso siempre dejan claras huellas para luego
archivarse en la historia. Creo que un primer paso se debe dar llevando a cabo
una profunda revisión de la senda transitada por aquellos países que han sido
capaces de abandonar la miseria, para invadir estadios de prosperidad
incluyente. Debo advertir que tal introspección nos puede transportar a campos
minados recordando al filósofo que afirmara: "Aquel que haga un viaje
hacia su interior, vale más que lo hago bien armado."
A medida que avancemos en nuestro viaje, lo
primero que descubriremos es que, el ansiado ideal tan soñado por los mexicanos
y por el cual tantos millones de seres humanos entregaron sus vidas, la
democracia, no ha sido el instrumento celestial que pensamos nos llevaría a la
tierra prometida. De hecho, en América Latina ha llegado para agravar
ancestrales problemas y nos ha empujado a los brazos de un nuevo Cuasimodo, el
socialismo democrático. Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua son
los retoños de este monstro democrático. En la lista de espera de nuevas
víctimas nos encontramos a Chile, en donde el milagro chileno, cortesía de la
democracia, ha sido enviado a la sala de emergencia.
Ahora, si analizamos las tradicionalmente
naciones prósperas y desarrolladas; Inglaterra, EEUU, Canadá, Australia, Nueva
Zelanda y los países del norte de Europa, encontraremos un común denominador.
Todos ellos tienen sociedades civiles vigorosas que, no solo han permitido,
sino que han participado y promovido que en ellos reine la libertad, el orden y
la justicia. Todos ellos portan niveles de Libertad Económica admirables. La
democracia no ha sido un elemento que se liste en su menú, como el especial del
día. Son países monárquicos, parlamentarios o verdaderamente republicanos, y
utilizan una especial democracia, pero como una pieza más de su aceitada
maquinaria política, mas no como la poción del salvamento.
Ahora revisemos países que recientemente han
abordado el buque de la prosperidad, es decir, naciones que lo han logrado
durante los últimos 50 años: Hong Kong, Singapur, Japón, Corea del Sur, Chile,
Taiwán, Macao, China y algunos países árabes. En este apartado merece mención
especial Argentina, que ha seguido una marcha en reversa. Siendo uno de los
países prósperos y desarrollados a principios del siglo pasado, ahora se forma
entre los fracasados cortesía del populismo democrático.
Lo primero que encontraremos es que, al no
contar con sociedades civiles desarrolladas, su ruta hacia la prosperidad fue
estructurada, ejecutada y vigilada a
base de dos ingredientes. A) Autocracia política (buenos dictadores con buenas
ideas) B) Libertad económica.
Lee Kwan Yew fue el padre de Singapur para
catapultarlo, en estos momentos, a un Ingreso per Cápita de $95, 000 dólares.
El arquitecto de Japón fue Douglas MacArthur, para convertirlo en la segunda
economía del mundo. Taiwan fue obra del Generalísimo Chiang Kai-Shek. El
responsable del milagro de Hong Kong, sería su gobernador inglés, Sir Murray
McLehose y su política de Laissez-faire.
El arquitecto de China sería el admirado Den Xioping.
Entonces ¿Que nos queda? Pues países como
México que portan "democracias trogloditas" en mancuerna con una casi
nula libertad económica y, ante ello, un sistema político gansteril y
depredador protegido por un estado de derecho a imagen y semejanza de Al
Capone. Pero, pausa, la mayoría de los países de América Latina cumplen con uno
de los principios citados para sacudirse las cadenas, tienen tiranos
democráticos y amantes de los pobres. Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua,
Cuba. Pero la diferencia con los otros es la misma que distinguiría a un
analfabeta, punto menos que retrasado mental como Maduro, frente a un estadista
sabio y honrado como lo fue Lee Kwan Yew.
Entonces, México tiene dos alternativas.
A) Esperar que se desarrolle la sociedad
civil integrada por ciudadanos libres al timón de sus destinos, ciudadanos
informados y educados. Solo hay un pequeño problema. Ante la situación actual
del país; educación, cultura, mapas mentales, religión, historia, antropología
etc., tal vez a los mexicanos del siglo 22 les toque atestiguar la transformación
y a los que nos ha tocado la mala suerte de vivir esta época, pues nos jodemos
para seguir acudiendo al cine a consolarnos con películas como; "Ustedes
los ricos y nosotros los pobres".
B) Esperar el surgimiento de un buen tirano
estilo Den Xiaoping, el arquitecto de la China moderna, para poner en
marcha lo que no han ejecutado los
gobiernos revolucionarios ni la sociedad civil. Destruir la medusa de mil
cabezas representada por más de 5 millones de burócratas que, como los
vampiros, succionan la vida de la nación. Desmantelar los sindicatos mafiosos
que igualmente, como las garrapatas, se prenden con hambre incontrolable de
actividades fundamentales y estrangulan a la sociedad. Liberar la economía para
llevar al país de lugar #57, en el índice que se publica cada año, a formarse
entre los diez primeros en donde habita Chile. Por orden ejecutiva desmantelar
todos los congresos estatales, los consejos municipales y el congreso federal
invadido por eternos vividores, alcahuetes profesionales, damas con las nalgas
muy empinadas y faldas "pochis."
Esto solo sería el primer paso de muchos que
se deban dar en esta muy larga jornada. Aunque México tiene una tercera
alternativa. "No hagan olas y que la vida siga igual."
Ricardo Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
chero13704@gmail.com
@elchero
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